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Discusión

Las investigaciones muestran que al 71% de las personas les gustaría hablar de la medicina complementaria con sus médicos de cabecera.1 Es importante que los médicos de cabecera sepan si una determinada terapia alternativa será beneficiosa. En un estudio,1 el 85% de los médicos de cabecera encuestados pensaron que no tenían suficiente información y conocimiento sobre la efectividad y seguridad de las diferentes terapias complementarias.

Se realizó una búsqueda bibliográfica desde 1976 hasta 2006 en la Base de Datos Cochrane de Revisiones Sistemáticas (Cochrane Database of Systematic Reviews), en el Registro Cochrane de Ensayos Controlados (Cochrane Controlled Trials Register) y en MEDLINE (utilizando PubMed) para ear candling, ear candles, y utilizando los términos MeSH ear and complementary therapy y ear and alternative medicine. También se realizó una búsqueda general en Internet. Nuestra búsqueda reveló pocas referencias en la literatura científica y ningún otro informe de casos en revistas revisadas por pares. No se pudo encontrar ninguna información fiable sobre el número de personas que utilizan las velas del oído. Un proveedor con el que nos pusimos en contacto en el Reino Unido vendía entre 100 y 200 velas para los oídos cada mes, y hay muchos proveedores que se anuncian en Internet.

Los defensores de las velas para los oídos ofrecen dos teorías principales sobre su funcionamiento. Una hipótesis es la del «efecto chimenea»: la vela encendida crea un vacío que extrae la cera del oído junto con los residuos y las bacterias.5 La otra teoría afirma que en el momento de la colocación de las velas no se extrae la cera del oído, sino que la cera se calienta, se funde y sale del oído en los días siguientes.

Un estudio6 puso a prueba la primera teoría creando un canal auditivo artificial y midiendo la presión dentro del canal auditivo mediante un timpanómetro durante la colocación de las velas. Este experimento demostró que no se creaba una presión negativa durante la aplicación de las velas. También se descubrió que se depositaba un polvo en la membrana timpánica artificial mientras se realizaban las velas del oído. Cuando se analizó el polvo mediante cromatografía de gases y espectrometría de masas, se comprobó que estaba constituido por múltiples alcanos que se encuentran en la cera de las velas, pero no en la cera de los oídos.6

Un experimento7 realizado para Health Canada con el fin de examinar la segunda teoría midió la temperatura del aire a 10 mm de la base de la vela mientras ésta ardía. La temperatura más alta alcanzada fue de 22º C, muy por debajo de la temperatura corporal central.

Un pequeño ensayo clínico6 demostró la implicación de estos experimentos. Se realizaron velas en los oídos, la mitad con cera y la otra mitad sin ella. Se tomaron fotografías otoendoscópicas antes y después de las velas del oído. Estas fotografías mostraron que no se eliminaba cera de los oídos con cera impactada, y que la cera de las velas se depositaba en los oídos sin cera.

Se han notificado efectos adversos con la aplicación de velas en los oídos. En Estados Unidos, se encuestó a los miembros de la Academia de Otorrinolaringología-Cirugía de Cabeza y Cuello del Noroeste sobre el uso de velas en los oídos por parte de sus pacientes y sobre si habían visto alguna complicación por su uso. De los 122 encuestados, 40 estaban al tanto de su uso por parte de sus pacientes, y 21 habían tratado lesiones del oído asociadas a las velas del oído (Tabla 16).6 Las velas del oído deben estar absolutamente contraindicadas en pacientes con membranas timpánicas perforadas, ojales, o que hayan tenido una cirugía reciente.8

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