El ácido fólico también está presente en esta verdura, y que resulta esencial para la producción de glóbulos rojos. Además, es un nutriente esencial durante el embarazo, ya que es necesario para el correcto desarrollo del feto. Solo 150 gramos de espárragos proporcionarán la ingesta diaria total recomendada de ácido fólico para la mayoría de los adultos. En el caso de las mujeres embarazadas, es recomendable que ingieran 400 mcg de ácido fólico al día.
Y las propiedades de los espárragos no terminan aquí: son conocidos desde hace mucho tiempo por sus propiedades diuréticas y efectos antiinflamatorios, por lo que puede aliviar las afecciones inflamatorias. Existe alguna evidencia de que los espárragos pueden ayudar a aliviar algunos de los síntomas de la resaca (apostamos a que esto no lo esperabas) debido al contenido de fibra vegetal y flavonoides (compuestos vegetales).
Los espárragos cocidos también pueden ser útiles en caso de padecer afecciones gastrointestinales como la colitis ulcerosa, ya que ayudan a regular el sistema digestivo, reduciendo así la inflamación y promoviendo su reparación. Los espárragos son una variedad de vegetales que pueden actuar como prebióticos, estimulando las bacterias ‘buenas’ en el sistema digestivo.
Respecto a cómo cocinarlos, si optas por preparar espárragos trigueros puedes hacerlos a la plancha (una opción muy healthy) que además te enseñamos a preparar aquí. Si quieres algo más ‘currado’, siempre puedes añadirlos a un risotto con parmesano, saltearlos con setas y poquito de ajo, o incluso envolverlos en hojaldre y hacerlos al horno si te apetece un snack o entrante original. Si optas por cocinar con espárragos blancos, puedes prepararlos gratinados, a la flamenca o pasados por la plancha y con trocitos de jamón.