El número de formas en que los acordes pueden ir juntos para producir sonidos nuevos e interesantes es casi infinito. Los músicos utilizan su intuición y experiencia para organizar los acordes de manera que la música avance. Esta noción de movimiento es importante para entender cómo componer e improvisar una pieza musical. Las progresiones de acordes son las que dan a una pieza musical su movimiento armónico.
Movimiento armónico
Por lo general, la interacción entre acordes en una pieza musical crea la sensación de movimiento y cambio. Algunas combinaciones de acordes suenan edificantes, otras suenan sombrías y algunas suenan como las olas del mar. Aunque estas armonías y la forma de interpretarlas son casi interminables, hay un principio muy simple en funcionamiento.
La mayoría de las piezas musicales tienden a establecer primero una sensación de estabilidad, apartarse de ella, crear tensión y luego volver a la sensación de estabilidad. Aunque algunas piezas musicales demuestran esto de forma más dramática que otras, a medida que entrena su oído será cada vez más consciente de ello.
Fórmulas de progresión
La forma en que los acordes se colocan uno tras otro en una pieza musical se denomina progresión de acordes. Los acordes de una progresión tienen diferentes funciones armónicas. Algunos acordes proporcionan la estabilidad, otros la salida, y otros proporcionan la tensión dinámica.
Se utilizan números romanos para indicar los acordes de una progresión. Los números se basan en el patrón de la escala diatónica. Por ejemplo, en la tonalidad de Do mayor una progresión I, IV, V7 (uno, cuatro, cinco) indica los acordes Cmaj, Fmaj y Gdom7. En la tonalidad de Fa, estos acordes serían Fmaj, Bbmaj y Cdom7.
El diagrama siguiente muestra las fórmulas de las progresiones de acordes más comunes en tonalidades mayores y menores.
Los números romanos en una fórmula de progresión de acordes significan la forma de tríada del acorde. Es armónicamente permisible extender estos acordes con tonos diatónicos adicionales para crear diferentes acordes. En otras palabras, puede añadir notas a estos acordes siempre que las notas formen parte de la escala diatónica. La función armónica del acorde no cambia.
Los números romanos se refieren a la posición de cada acorde en la escala diatónica. El siguiente diagrama muestra cómo se puede interpretar el grado de la escala de números romanos con diferentes acordes. Todos los ejemplos siguientes pueden interpretarse a partir de la misma fórmula de acordes.
Las fórmulas de los acordes se escriben en números romanos para representar la forma genérica de la progresión. A menudo, los músicos aprenden una pieza musical por su fórmula de progresión de acordes. Una de las razones es que es más fácil de recordar, ya que muchas canciones se basan en la misma fórmula. Otra razón es que es más fácil tocar una canción en diferentes tonos si se conoce la fórmula. Sin embargo, esto supone que sabes qué acordes componen cada tono.
No es raro que una conversación de ensayo sea así:
Cantante: «Oye, tengo esta nueva canción que quiero hacer. Es básicamente una progresión de seis-dos-cinco».
Pianista: «¿Qué tono te gusta?»
Cantante: «No lo sé. Quizás Sib.»
Ya ves que si eres pianista tienes que estar preparado para tocar la misma progresión en varias tonalidades.
Los acordes indicados por los números romanos también tienen nombre. Por ejemplo, el primer acorde de la escala es la tónica. El quinto acorde es la dominante. El siguiente diagrama muestra los nombres funcionales y el grado de la escala diatónica. Debajo hay notas de varias claves comunes que coinciden con la función y el grado.
A otras escalas cuyos patrones de escala difieren de la escala diatónica se les asignan grados de acordes según la agudeza o bemol de sus notas. Es decir, la escala diatónica crea una «regla» con la que se miden otras escalas. Por eso, el acorde resultante basado en la tercera nota de la escala de Do natural menor es bIIIm (Mibm) y no III como en la escala diatónica.
El gráfico siguiente muestra cómo se comparan las diferentes escalas. Debido a que las notas de las escalas están espaciadas de forma diferente, producen acordes diferentes.
Sustituciones de acordes
Para añadir variedad al movimiento puede sustituir acordes, tocar acordes dominantes en lugar de acordes menores, y viceversa. Toque acordes disminuidos en lugar de una dominante. Toca acordes con extensiones. En otras palabras, explore las diferentes formas en que puede enlazar los acordes para crear movimiento armónico.
Ejemplo:
Una de las progresiones más comunes en la música es el I, IV, V (uno, cuatro, cinco) y digamos que queremos explorar esta progresión en la tonalidad de Do mayor.
Como estamos en la tonalidad de Do mayor nuestro acorde de tónica será un acorde mayor con Do como raíz. Hay varios acordes que podríamos elegir pero para este ejemplo vamos a escoger Cmaj7.
A continuación, tenemos el IV (el acorde cuatro). También es un acorde mayor, pero como se deriva del cuarto grado de la escala de Do Mayor, su raíz debe ser Fa. Normalmente podríamos elegir Fmaj7, pero vamos a romper las reglas y experimentar. Hagamos un acorde Fm7b5 (F,Ab,B, Eb). F7 tiene un Mib y un Ab, que no pertenecen a la tonalidad de Do Mayor. Sin embargo, lo más importante es que estamos cambiando el acorde mayor por uno menor. Eso crea un sonido completamente diferente. Ahí es donde estamos doblando las reglas. Sin embargo, la regla más básica en teoría musical es que si suena bien, está permitido.
El acorde V puede actuar como un acorde dominante más fuerte si añadimos la 7ª nota del modo mixolidio. En este caso producimos un Gdom7 (G, B, D, F). Ahora tenemos una progresión I, IV7, V7. Podemos aderezar aún más esta progresión.
El V (acorde cinco) es el acorde que expresa más tensión en una progresión y si queremos añadir más tensión podemos alterar el acorde. Esto significa que podemos añadir notas que no pertenecen a la tonalidad, lo que casi siempre produce una armonía disonante que crea tensión.
Así, si afinamos el quinto y el noveno grado del acorde G7 terminamos con G7#5#9 (G, B, Eb, Bb). Nuestra fórmula final es: Imaj7, IVm7b5, V7#5#9. Observe cómo suena esto en comparación con el I, IV, V original.
Hay más sustituciones que se pueden hacer. Esto es sólo el principio. Experimenta y explora para crear diferentes movimientos armónicos. Deje que su oído decida lo que está bien y lo que no.