Informe de investigación sobre inhalantes ¿Cuáles son las otras consecuencias médicas del abuso de inhalantes?

Los consumidores de inhalantes se arriesgan a sufrir una serie de otras consecuencias médicas devastadoras. Las sustancias químicas altamente concentradas de los disolventes o los aerosoles pueden inducir ritmos cardíacos irregulares y rápidos y provocar una insuficiencia cardíaca mortal a los pocos minutos de una sesión de inhalación prolongada. Este síndrome, conocido como «muerte súbita por inhalación», puede ser el resultado de una única sesión de consumo de inhalantes por parte de una persona joven por lo demás sana. La muerte súbita por inhalación se asocia especialmente con el abuso de butano, propano y sustancias químicas en aerosol. El abuso de inhalantes también puede causar la muerte por-

  • asfixia – por inhalaciones repetidas que conducen a altas concentraciones de humos inhalados, que desplazan el oxígeno disponible en los pulmones;
  • asfixia – por bloqueo de la entrada de aire en los pulmones al inhalar humos de una bolsa de plástico colocada sobre la cabeza;
  • convulsiones o ataques – por descargas eléctricas anormales en el cerebro;
  • coma – por el apagado del cerebro de todas las funciones excepto las más vitales;
  • asfixia – por inhalación de vómito tras el uso de inhalantes; o
  • lesiones mortales – por accidentes, incluidos los de tráfico, sufridos en estado de embriaguez.

Basado en estudios independientes realizados durante un período de 10 años en tres estados diferentes, el número de víctimas mortales relacionadas con los inhalantes en Estados Unidos es de aproximadamente 100-200 al año.

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Comparado con el cerebro de un individuo sin historial de abuso de inhalantes (A), el de un abusador crónico de tolueno (B) es más pequeño y ocupa menos espacio dentro del cráneo (el círculo blanco exterior en cada imagen). Cortesía de Neil Rosenberg, M.D., NIDA Research Report (NIH 05-3818).

Las investigaciones en animales y humanos demuestran que la mayoría de los inhalantes son extremadamente tóxicos. Tal vez el efecto tóxico más importante de la exposición crónica a los inhalantes sea el daño generalizado y duradero en el cerebro y otras partes del sistema nervioso. Por ejemplo, el abuso crónico de disolventes volátiles, como el tolueno o la naftalina (el ingrediente volátil de las bolas de naftalina), daña la vaina protectora que rodea ciertas fibras nerviosas del cerebro y del sistema nervioso periférico. Esta extensa destrucción de las fibras nerviosas es clínicamente similar a la observada en enfermedades neurológicas como la esclerosis múltiple.

Los efectos neurotóxicos del abuso prolongado de inhalantes incluyen síndromes neurológicos que reflejan daños en partes del cerebro implicadas en el control de la cognición, el movimiento, la visión y el oído. Las anomalías cognitivas pueden ir desde un deterioro leve hasta una demencia grave.

Los inhalantes también son muy tóxicos para otros órganos. La exposición crónica puede producir daños importantes en el corazón, los pulmones, el hígado y los riñones. Aunque algunos de los daños inducidos por los inhalantes en el sistema nervioso y en otros órganos pueden ser al menos parcialmente reversibles cuando se deja de abusar de los inhalantes, muchos de los síndromes causados por el abuso repetido o prolongado son irreversibles.

El abuso de inhalantes durante el embarazo también puede suponer un mayor riesgo de daños en el desarrollo de los bebés y los niños. Los estudios en animales diseñados para simular los patrones humanos de abuso de inhalantes sugieren que la exposición prenatal al tolueno puede dar lugar a una reducción del peso al nacer, a anormalidades esqueléticas ocasionales, a un retraso en el desarrollo neuroconductual y a una regulación alterada del metabolismo y de la composición corporal en los machos, así como de la ingesta de alimentos y del aumento de peso en ambos sexos. Varios informes de casos señalan anomalías en los recién nacidos de madres que abusan crónicamente de los disolventes, y hay pruebas de que el desarrollo de algunos de estos niños se ve afectado. Sin embargo, no se ha realizado ningún estudio prospectivo bien controlado sobre los efectos de la exposición prenatal a los inhalantes en los seres humanos, y no es posible relacionar la exposición prenatal a una sustancia química concreta con un defecto de nacimiento o un problema de desarrollo específico.

Por último, una encuesta realizada en 2008 a más de 13.000 estudiantes de secundaria ha identificado una asociación entre los trastornos de la alimentación (definidos como una respuesta positiva a una o más de las tres preguntas sobre la realización de conductas inapropiadas para controlar el peso durante los últimos 30 días) y el consumo de inhalantes entre los estudiantes de ambos sexos.

Peligros de las sustancias químicas encontradas en los inhalantes de uso común

nitrito de amilo, nitrito de butilo
(«poppers», «video head cleaner»)
síndrome de muerte súbita por inhalación, supresión de la función inmunológica, lesión de los glóbulos rojos (interfiere con el suministro de oxígeno a los tejidos vitales)

benceno
(que se encuentra en la gasolina)
lesión de la médula ósea, deterioro de la función inmunológica, aumento del riesgo de leucemia, toxicidad para el sistema reproductor

butano, propano
(presente en el líquido para encendedores y en los aerosoles para el cabello y la pintura)
síndrome de muerte súbita por inhalación a través de efectos cardíacos, lesiones graves por quemaduras (debido a la inflamabilidad)

freón
(utilizado como refrigerante y propulsor de aerosoles)
síndrome de muerte súbita por inhalación, obstrucción respiratoria y muerte (por enfriamiento repentino/ lesión por frío en las vías respiratorias), daño hepático

cloruro de metileno
(encontrado en diluyentes y removedores de pintura, desengrasantes)
reducción de la capacidad de transporte de oxígeno de la sangre, cambios en el músculo cardíaco y en los latidos del corazón

óxido nitroso («gas de la risa»), hexano
muerte por falta de oxígeno en el cerebro, alteración de la percepción y la coordinación motora, pérdida de sensibilidad, espasmos en las extremidades, desmayos causados por cambios en la presión sanguínea, depresión del funcionamiento del músculo cardíaco

tolueno
(que se encuentra en la gasolina, los diluyentes de pintura y los removedores, líquido corrector)
daños cerebrales (pérdida de masa de tejido cerebral, alteración de la cognición, trastornos de la marcha, pérdida de coordinación, pérdida de equilibrio, espasmos en las extremidades, pérdida de audición y de visión), daños en el hígado y en los riñones

tricloroetileno
(presente en quitamanchas, desengrasantes)
síndrome de muerte súbita por inhalación, cirrosis hepática, complicaciones reproductivas, daños en la audición y en la visión

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