Lecciones de sexo de Draco Malfoy…

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Hermione se miró en el espejo una vez más. Alisó las arrugas inexistentes de su vestido rojo de tirantes hasta la rodilla. Hizo girar un mechón de su pelo castaño con el dedo. Se estaba despojando de su cabello. Pasó al maquillaje. Una vez satisfecha con su maquillaje y su aspecto, cogió su bolso de mano y bajó a la sala común de los jefes, la que compartía con el jefe de estudios.

Hablando del jefe de estudios, miró a su alrededor y no lo vio por ninguna parte. Suspiró para sí misma, no pudo evitar sentir un poco de pesar. Ya debe haberse ido. ¿Por qué, te preguntarás, siente pesar? Pues porque Hermione Granger se había prendado del director. ¿Y quién, te preguntarás, es el director? El director no era otro que el mocoso mimado, el malvado extraordinario Draco Malfoy. Por mucho que le costara admitirlo, había estado enamorada del chico principal desde que se mudaron juntos al dormitorio de los jefes, es decir, unos dos meses antes.

Por muy hurón que fuera, era un hurón sexy, no podía negarlo. Sin embargo, su comportamiento frío siempre parecía derrumbarla.

Siempre sentía que la miraba fijamente durante la cena, pero cuando se daba la vuelta para dirigirse a él, estaba comiendo o hablando con sus amigos de Slytherin.

Nunca le decía una palabra más que para recordarle sus rondas. Nunca la miraba de nuevo, fuera cual fuera la ocasión, y eso la hacía sentir apartada. No es que él supiera de sus sentimientos de todos modos.

Él había madurado con los años y ya no hacía la vida del trío de oro una miseria. ‘También se ha rellenado muy bien’ le dijo una voz en el fondo de su mente.

Sin embargo, era cierto. Todavía tenía su tez pálida, pero tenía más color que antes.

Sus mechones rubios platino siempre estaban fuera y desordenados, haciéndole parecer increíblemente lindo.

Sus ojos grises y tormentosos seguían siendo fríos, pero tenían más alegría y calidez que antes.

Tenía unos rasgos aristocráticos y angulosos, que eran como la guinda del pastel.

Pero Hermione no podía ni empezar a describir su cuerpo. El cuerpo por el que la mitad de las chicas de Hogwarts se desmayaban. El cuerpo en el que se encontraba pensando en mitad de la noche, con las bragas empapadas.

Oh, Merlín, su cuerpo era nada menos que perfecto. Brazos perfectamente tonificados y musculosos. Un torso definido. Piernas formadas con una estructura fuerte, muslos bonitos y formados de quiditch. Y un culo apretado. No es que haya comprobado su culo ni nada por el estilo…

Hermione podía sentir que empezaba a encharcarse en sus bragas y que el calor empezaba a formarse en su núcleo. Salió de su aturdimiento y miró el reloj. ¡Oh, Dios! Llevaba diez minutos soñando con él. Tenía que llegar a la fiesta de Slughorn. Hermione salió corriendo de la sala común y se dirigió a la fiesta lo más rápido que pudo, bueno, lo más rápido que pudo con sus tacones.

Llegó a la fiesta y escudriñó la sala en busca de cierto rubio. Sus ojos ambarinos se encontraron con los grises. Sus ojos recorrieron su cuerpo desde la distancia y parpadeó lentamente una vez antes de dejar caer su mandíbula una fracción. Hermione no pudo evitar sentirse un poco… presumida. Se recompuso rápidamente y apartó la mirada, sin atreverse a mirarla de nuevo. Llevaba unos pantalones grises, que delineaban sus bien formadas piernas, una camisa blanca abotonada y un chaleco gris, que complementaba sus ojos. Sintió que su corazón se desplomaba un poco cuando él apartó la mirada, pero trató de disfrutar del resto de la fiesta del viernes por la noche.

Después de festejar y hablar con los demás invitados durante un rato, Hermione se aburrió. Volvió a escudriñar la sala, buscando unos ojos grises. Al no encontrarlos, frunció un poco el ceño. Sus ojos se posaron en la puerta, donde un destello de pelo rubio blanco desapareció detrás. Arrugó las cejas y se dirigió a la puerta, iba a seguirlo.

«¿Te vas tan pronto, querida?» Dijo el profesor Slughorn, bloqueando la puerta.

«sí señor, ya me voy. Estoy muy cansada» mintió, fingiendo un bostezo.

«oh, de acuerdo entonces. Espero que hayas disfrutado de la fiesta. Ahora date prisa y duerme un poco» dijo él con una sonrisa.

Hermione asintió y se apresuró a salir de la habitación. Miró a su alrededor y caminó por el pasillo, tratando de encontrarlo. Vio un atisbo de pelo rubio doblar la esquina y se dirigió en silencio de puntillas hacia él. Cuando llegó, no había nadie. Dejó escapar un suspiro exasperado al no poder verle.

Reconoció el pasillo en el que se encontraba y supo que la sala común de los jefes estaba a un minuto de distancia. Se encogió de hombros y comenzó a caminar hacia ella. Cuando llegó, procedió a caminar hacia el baño que compartían, para refrescarse.

Hermione se congeló en su camino cuando escuchó ruidos apagados provenientes del baño. Juntó las cejas en señal de confusión y apretó la oreja contra la puerta. Podía oír los ruidos, pero seguían siendo amortiguados, no podía distinguir qué eran. Hermione se dio cuenta de que había un encantamiento muffliato colocado en la puerta y se apartó. Murmuró el contrahechizo sin varita y el hechizo se desvaneció. Se oían gemidos eróticos procedentes del cuarto de baño y ella se estremeció por completo.

Usando otro hechizo sin varita, desbloqueó la puerta en silencio. Se asomó y la visión que se encontró, oh, muchacho, fue un espectáculo para la vista. De pie, con los ojos cerrados por la concentración, sudando y jadeando, estaba nada menos que Draco Malfoy, masturbándose. Sus ojos se abrieron de par en par y la sensación de dolor en su interior regresó con toda su fuerza. Cada fibra de su ser le decía que se fuera mientras pudiera y olvidara todo el episodio. Recorrió su cuerpo con la mirada y se detuvo en su impresionante virilidad. Todos los pensamientos se desvanecieron y ella se lamió los labios inconscientemente, con los ojos oscurecidos por la lujuria.

«¡Granger!» gritó. Hermione se estremeció por completo debido a su voz, a su forma tan gruesa y sexy. Pero entonces Hermione se quedó congelada en el sitio, ¿la había visto? Lo miró, pero en lugar de mirarla a ella, sus ojos seguían cerrados por la concentración y se le vino encima la mano. Los ojos de Hermione se abrieron de par en par. ¿Acaba de…? Lo hizo, la llamó por su nombre mientras venía.

Sus ojos se abrieron de par en par y trató de retroceder cuando, de repente, ¡la puerta crujió! Su cabeza se dirigió a la puerta y sus ojos se abrieron de par en par. «Mierda» fue la primera palabra que dijo. Se quedó de pie, clavada en el sitio. Pudo distinguir todas las emociones en sus ojos grises plateados. Miedo, sorpresa, nerviosismo, vergüenza y un poco de… ¿lujuria? Sus ojos se movieron hacia abajo y se detuvieron en su miembro. Él debió darse cuenta de la dirección de la mirada de la bruja e intentó subirse la cremallera del pantalón. Pero antes de que su mente la hiciera entrar en razón, Hermione entró en el cuarto de baño y se pavoneó hacia él.

Agarró la muñeca de su mano que intentaba frenéticamente subir la cremallera. La cabeza de él se levantó hacia ella. «¿Qué demonios estás haciendo…?», empezó él. Hermione se llevó la mano cubierta de semen a la boca y lamió uno de sus dedos. Se le cortó la respiración y la observó con incredulidad mientras se llevaba uno de sus dedos a la boca caliente. Sintió que su polla se agitaba mientras la veía lamer su dedo seductoramente.

‘Sabe delicioso’ fue su primer pensamiento.

‘¿Está pasando esto realmente? ¿Está Hermione realmente lamiendo mi semen de mi dedo o es sólo otra fantasía?» fue su primer pensamiento.

Manteniendo el contacto visual, Hermione utilizó su dedo y acarició su, ahora erecta, polla. Los ojos de Draco se abrieron de par en par y casi se cayó. Se agarró a los hombros de Hermione para mantener el equilibrio. Hermione sonrió ante su reacción y volvió a acariciar su pene. Él gimió, conteniendo un gemido. Lentamente, se puso de rodillas.

Draco se quedó con la boca abierta. ¿Estaba ella…? Le dieron la razón cuando ella recorrió con su lengua su longitud. Él jadeó en voz alta y se estremeció. Un rubor empezaba a subir a sus mejillas y sus ojos estaban oscuros de lujuria.

Pasó la lengua por la punta de la polla, saboreando su pre-semen y se alegró cuando se estremeció. Hermione lo miró inocentemente antes de llevarse la punta de su longitud a la boca. Siseó y dejó escapar un gemido involuntario.

Ella fue subiendo por su polla, desde la punta hasta la empuñadura, haciendo una garganta profunda. Draco gimió al sentir que su polla golpeaba el fondo de su garganta. Le agarró el pelo, intentando no hacerle daño. Ella le dio una chupada despiadada y él gimió con fuerza, arqueando la espalda contra la pared. Sus magras caderas se empujaron en la boca de ella involuntariamente.

Draco sintió que ya se impulsaba hacia el borde. Hermione chupó con fuerza, instándole a correrse. «Hermione», advirtió, muy consciente de que la había llamado por su nombre de pila. «Me voy a correr. Quita la boca si no quieres…» se interrumpió cuando ella empezó a jugar con sus testículos y a chuparle la polla al mismo tiempo. Draco gritó de éxtasis y se corrió en su boca, fuerte y rápido. Hermione tragó con facilidad y sacó la boca de su polla. Se levantó y se cepilló cuando de repente Draco la empujó contra la pared de enfrente.

Colocó sus manos a ambos lados de su cabeza, enjaulándola. «¿Por qué ha sido eso?», le preguntó. Hermione se encogió contra la pared. «No lo sé», susurró ella.

«¿Por qué me has chupado la polla?», le preguntó él. Se acercó a ella hasta que su cuerpo quedó al ras del suyo. Le lamió la parte exterior de la oreja y ella gimió. Él se rió seductoramente.

«He preguntado, ¿para qué era eso, cariño?», le susurró al oído. Frotó su nariz contra el cuello de ella, aspirando su celestial aroma.

«Realmente no lo sé», susurró ella, con las bragas cada vez más mojadas. Intentó con todas sus fuerzas detenerlo pero no funcionaba.

«¿Entonces por qué lo hiciste?» le preguntó él con voz ronca. Envolvió el lóbulo de su oreja en su boca y ella dejó escapar un gemido.

«porque… Te oí decir mi nombre cuando te viniste» dijo ella, sin atreverse a contar su enamoramiento de él. Él se quedó helado y a ella le preocupó que arremetiera contra ella o que fingiera que no lo hacía. Pero lo que hizo a continuación le sorprendió por completo.

«Es verdad. Estoy loco por ti Hermione» le susurró al oído. La miró a los cálidos ojos marrones y apretó sus labios contra los de ella, besándola apasionadamente. Los ojos de ella se abrieron de par en par, pero poco a poco empezó a devolverle el beso. Él le mordió el labio, pidiéndole una entrada. Ella se abrió y él introdujo inmediatamente su lengua, explorando cada centímetro de ella. Ella entrelazó lentamente su lengua con la de él y comenzaron una apasionada lucha por el dominio.

Hermione dejó que sus manos se maravillaran de su cuerpo y comenzó a quitarle lentamente el chaleco. Rompió el beso y la miró a los ojos. «¿Estás segura de que quieres hacer esto? Quiero decir…» comenzó pero Hermione lo cortó efectivamente picoteando sus labios. «Yo también estoy loca por ti nena» le susurró al oído. Él gruñó y le sonrió. «Llevemos esto a mi habitación» dijo. Hermione asintió y él la levantó.

Caminaron hasta su dormitorio y él la tumbó en su cama. Ambos se quitaron los zapatos (y los calcetines, para Draco). Hermione se bajó de la cama y lo besó con hambre. Le arrancó el chaleco y empezó a desabrocharle la camisa. Le arrancó la camisa con impaciencia y se quedó boquiabierta ante el espectáculo que le esperaba. Su cuerpo era realmente digno de ser babeado. Acarició la V alrededor de sus caderas y él gimió. Rápidamente le bajó la cremallera del vestido y éste cayó al suelo, dejándola en ropa interior.

«hermosa», suspiró. «tal como lo había imaginado» dijo, la lujuria nublando su mente. Hermione sintió que el corazón le saltaba a la garganta cuando él dijo que fantaseaba con ella. Le desabrochó rápidamente el botón del pantalón, sin necesidad de hacer la cremallera. Los pantalones cayeron al suelo y los bóxers les siguieron. Hermione rodeó su longitud con la mano y él gimió. Desabrochó rápidamente el cierre de su sujetador y se lo quitó. Su respiración se entrecortó y exhaló ruidosamente. Hermione se sonrojó y no le miró a los ojos. Enganchó los dedos alrededor de sus bragas y las bajó.

La miró con hambre, con la lujuria presente en sus ojos. Dejó que su dedo acariciara su resbaladiza abertura. Estaba tan mojada. Para él, pensó excitado. Introdujo un dedo en ella y sonrió cuando ella jadeó. Añadió otro dedo y empezó a meterlo y sacarlo. Ella gimió mientras él utilizaba sus expertos dedos para darle placer. Justo cuando estaba a punto de correrse, él sacó los dedos. Ella gimió de frustración, pero él se limitó a tirarla sobre la cama.

Los hizo girar para que él estuviera encima de ella. Se posicionó en su abertura y justo cuando ella iba a decir algo, empujó hacia adentro. Hermione soltó un grito de agonía y los ojos de Draco se abrieron de par en par.

«¿Eres virgen?», le preguntó. Draco no quería herirla, estaba a punto de retirarse cuando ella habló.

«sí» dijo ella, avergonzada. Se sonrojó y apartó la mirada de Draco, mordiéndose los labios mientras el dolor seguía ardiendo en su interior.

«Oye, no te avergüences. Me alegro de ser tu primera. Esperaba serlo durante mucho tiempo», admitió. Apretó un beso en su garganta.

«¿De verdad? Pero no parecía que te gustara», dijo ella.

«Sólo tenía miedo de ser rechazado», suspiró él. Mordisqueó su cuello, dejando mordiscos de amor. Hermione gimió cuando el dolor disminuyó y fue sustituido por el placer.

«Draco, empieza a empujar» le ordenó.

Draco sonrió y empezó con suaves empujones, sin querer herirla. Pero ella se impacientó poco a poco.

«Draco, empuja más rápido. Más fuerte y más rápido» le ordenó ella.

Draco cedió alegremente a sus peticiones y empezó a empujarla con fuerza. Ella gimió y jadeó mientras él gemía mientras sus paredes internas masajeaban su polla. Aumentó el ritmo hasta que casi la penetró de golpe. Los dos estaban siendo empujados al límite y rápidamente. «Draco, estoy tan cerca», gimió ella.

«Yo también, amor», dijo él con los dientes apretados. «Vamos a corrernos juntos» dijo él.

Con un grito del nombre de Draco, Hermione se corrió alrededor de su polla. Sintiendo como sus paredes se apretaban alrededor de él cuando se corrió, Draco se corrió también con un grito de éxtasis, llenándola con su semen. Se sacó de ella y se desplomó a su lado, jadeante y cansado. Tiró de las mantas sobre los dos y la acercó a su cuerpo.

«Ha sido increíble» dijo ella sin aliento.

«Estoy de acuerdo» Draco suspiró, cansado.

«Deberíamos hacer esto más a menudo» dijo ella con malicia.

«Estoy de acuerdo» se rió. Draco se mordió el labio, debatiendo si preguntarle o no. «Hermione, ¿quieres ser mi novia?» le preguntó nervioso.

Hermione sonrió ampliamente. «Sí», respondió ella.

«la próxima vez puedes hacerme la paja» sonrió.

«estoy de acuerdo» dijo ella, abriendo un párpado encapuchado. «Sé que voy a tener un sueño tranquilo esta noche» dijo ella.

«¿Por qué?» preguntó él.

«Porque mi fantasía se ha hecho realidad y ya no me perseguirá» dijo ella.

Draco sonrió, estuvo de acuerdo. «Buenas noches ‘mione» bostezó

«Buenas noches mi hurón»

Felicidades a @Dramione_4_lyf

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