Huérfano de nacimiento, Charley Parkhurst se vistió por primera vez de hombre para escapar de un orfanato en Massachusetts. En 1851, se trasladó a California siguiendo las oportunidades que se abrieron con la fiebre del oro y pronto se ganó la reputación de ser uno de los conductores de diligencias más seguros y rápidos, manejando con facilidad las riendas de un equipo de seis personas. Según una fuente que repasa la carrera de Parkhurst «…en más de veinte años ningún salteador de caminos se había atrevido a asaltar una diligencia con Charley Parkhurst en la caja, pues los dos primeros que lo intentaron habían muerto a tiros». No era ajeno a las lesiones, ya que recibió el apodo de «Charley el Tuerto» tras perder el ojo izquierdo mientras herraba un caballo. Con el tiempo, el reumatismo empezó a pasarle factura física y la expansión del ferrocarril le arrebató cada vez más el negocio por tierra. El antiguo conductor de diligencias, que ya había superado los 60 años de edad, se dedicó a la tala de árboles, a la cría de ganado y a transportar ocasionalmente mercancías para los vecinos. El descubrimiento, tras su muerte, de que Parkhurst era mujer de nacimiento sorprendió a todos los que le conocían, especialmente a su socio. Un monumento conmemorativo en Soquel Village (California) señala el lugar donde se cree que fue la primera mujer en votar en unas elecciones presidenciales estadounidenses (aunque nadie lo sabía entonces) el 3 de noviembre de 1868, 52 años antes de que el Movimiento por el Sufragio Femenino produjera la 19ª Enmienda. Está enterrado en Watsonville, California.