Muchas personas se encuentran repitiendo los mismos patrones de relaciones poco saludables -a pesar de sus mejores intenciones.
Considere la codependencia-cuando dos personas con rasgos de personalidad disfuncionales se vuelven peores juntos. El enamoramiento se produce cuando no están claramente definidos los límites sobre dónde empieza uno y dónde termina su pareja.
Piense en la pareja más infeliz que haya conocido. (Esperemos que no formes parte de este dúo.) Te preguntarás por qué estas personas siguen juntas. Los adultos participan de buen grado en las relaciones de pareja. Y por muy malsanas que sean las relaciones, puede haber ganancias para ambas partes. Las razones más comunes para seguir juntos son los hijos, las finanzas, el tiempo invertido y el miedo a la vergüenza que puede suponer la separación. Pero el problema mayor es la creencia de que una o ambas personas creen que merecen ser maltratadas. (Para un artículo en profundidad sobre esta dinámica disfuncional, haga clic aquí.)
Signos de Codependencia
La definición tradicional de codependencia se ha centrado en el control, la crianza y el mantenimiento de las relaciones con individuos que son químicamente dependientes, o que tienen comportamientos indeseables, como el narcisismo. Un modelo clásico de codependencia es el del marido alcohólico y su esposa habilitadora.
Dupont y McGovern (1991) sostienen que los individuos codependientes «comparten la responsabilidad del comportamiento insano, principalmente al centrar sus vidas en el enfermo o en el mal comportamiento y al hacer que su propia autoestima y bienestar dependan del comportamiento del miembro insano de la familia.» (p. 316).
Le Poire (1992) suponía que la pareja funcional (o sana) nutre a la pareja afligida cuando ésta tiene un comportamiento indeseable. Este comportamiento es finalmente agradable para la pareja afligida, lo que sirve para reforzarlo. El miembro de la pareja que controla la mayor cantidad de recompensas (lo que construye su base de poder) se asume como el poderoso, mientras que el otro está en deuda con él (Beattie, 1987). Tomando prestada una frase de mi mentora clínica, Reevah Simon, «Siempre que hay un conflicto continuo, hay un acuerdo subyacente». En otras palabras, se necesitan dos para bailar un tango, y la pareja dependiente o servil puede no ser tan débil, pasiva o inocente como parece.
Las siguientes preguntas pueden servir de guía para determinar si su relación implica codependencia:
- ¿Su sentido del propósito implica hacer sacrificios extremos para satisfacer las necesidades de su pareja?
- ¿Le resulta difícil decir que no cuando su pareja le exige tiempo y energía?
- ¿Cubre los problemas de su pareja con drogas, alcohol o la ley?
- ¿Se preocupa constantemente por la opinión que los demás tienen de usted?
- ¿Se siente atrapado en su relación?
- ¿Se queda callado para evitar discusiones?
El desarrollo de la codependencia
Al nacer, somos intrínsecamente vulnerables y totalmente dependientes de nuestros cuidadores en cuanto a alimentación, seguridad y regulación. El apego y la vinculación de un bebé con uno o más cuidadores es fundamental para su supervivencia física y emocional. Este apego fundamental hace que el bebé dependa de las necesidades y vulnerabilidades del cuidador.
Crecer con un padre no fiable o no disponible significa asumir el papel de cuidador y/o facilitador. Un niño en esta situación antepone las necesidades del padre. Las familias disfuncionales no reconocen que existen problemas. En consecuencia, sus miembros reprimen las emociones y desatienden sus propias necesidades para centrarse en las del progenitor o progenitores no disponibles. Cuando el hijo «parentizado» se convierte en adulto, repite la misma dinámica en sus relaciones adultas.
El resentimiento se acumula cuando uno no reconoce sus propias necesidades y deseos. Una tendencia de comportamiento común es reaccionar de forma exagerada o arremeter cuando su pareja le decepciona. La falta de un locus de control interno implica la búsqueda de fuentes externas de validación y control. Puede que intentes controlar los comportamientos de tu pareja para sentirte bien. Es posible que actúes como un santurrón y mandón, y que le exijas a tu pareja cosas poco razonables. Y cuando te das cuenta de que no puedes controlar su estado de ánimo o sus acciones, te decepcionas y puedes caer en un estado de depresión.
Recuperación de la codependencia
El tratamiento de la codependencia suele implicar la exploración de los problemas de la primera infancia y su conexión con los actuales patrones de comportamiento disfuncional. Ponerse en contacto con los sentimientos profundamente arraigados de dolor, pérdida e ira le permitirá reconstruir una dinámica de relación adecuada.
La psicoterapia es muy recomendable, ya que estas características de la personalidad están arraigadas y son difíciles de cambiar por uno mismo. La elección del terapeuta adecuado puede marcar la diferencia en tu recuperación. Sabrás que estás en el buen camino cuando los siguientes rasgos formen parte de tu personalidad:
- Atiendes a tus propios deseos y desarrollas una conexión con tu mundo interior. Te ves a ti mismo como autosuficiente, inteligente y capaz.
- Dices adiós al comportamiento abusivo. La toma de conciencia, el cambio y el crecimiento son necesarios para que tú y tu pareja superéis los hábitos insanos de la relación. Se reconoce y se pone fin a las conductas de cuidado y habilitación.
- Respondes en lugar de reaccionar a tu pareja-y a los demás. Establecer límites claros y firmes significa que no reaccionas automáticamente a los pensamientos y sentimientos de los demás. Toleras las opiniones de los demás y no te pones a la defensiva cuando no estás de acuerdo. Reconoces que tu reacción es tu responsabilidad. Adoptas un sano escepticismo respecto a lo que los demás dicen de ti (bueno o malo), y tu autoestima no sube y baja como resultado. Dices que no, y aceptas escuchar que no.
Cuando te has recuperado de la codependencia, ya no te sientes obligado a permanecer en una relación insana y dolorosa. Sabes que no eres responsable de la felicidad de nadie excepto de la tuya propia, y puedes sentirte cómodo con la decisión de alejarte.