The Who | Live At The Fillmore East 1968 – Reseña del CD

Live At Leads, el primer álbum oficial en vivo de los Who publicado en 1970, captura con precisión la ardiente química de la banda, precozmente ejecutada, aderezada con pura fanfarronería, sudor, valentía y temeridad para hacerla aún más atractiva. Considerado durante mucho tiempo como uno de los mejores álbumes en directo jamás editados, Live At Leeds tiene ahora un poco de competencia en una larga lista de lanzamientos en directo de los Who. Live At The Fillmore East 1968, grabado en abril de 1968 en el Fillmore East de Bill Graham en Nueva York, precedió a Tommy en un año y situó a los Who en el precipicio de una de las épocas más cruciales del rock, cuando los conciertos pasaron de ser fiestas de adolescentes burbujeantes con chicas prepúberes gritando a experiencias embriagadoras, que expandían la mente y cambiaban la vida.

El escenario se convirtió en un lugar donde las visiones auditivas se elaboraban y reunían, a menudo de forma espontánea y completamente sobre la marcha. Todo el mundo en la sala – miembros del público, promotores, managers, roadies, groupies, seguridad – miraban con ferviente expectación lo que podría ocurrir a continuación. Como decía un artículo reciente de Los Angeles Times, 1968 fue el «nacimiento del rock de estadio», y los Who estaban, según todos los indicios, en medio de la revolución. Ya habían pasado de la Smother Brothers Comedy Hour a Monterey. Las notorias payasadas de The Who les hicieron llamar la atención; su ascenso como banda con chuletas fundidas les dio alas.

Poned Live At The Fillmore East 1968 al lado de Live At Leeds, y notaréis diferencias inherentes en la forma en que la banda aborda el material. En el Fillmore, tanto «Summertime Blues» de Eddie Cochran como «Shakin’ All Over» de Johnny Kidd, sin duda las versiones más omnipotentes de los Who, son más desechables y sueltas que sus homólogas de Leeds. La adición de otras dos canciones de Cochran – «My Way» y «C’mon Everybody»- endulza el conjunto de raíces del Fillmore. Se podrían aplicar valoraciones similares a gran parte del material de esta edición, ya que el apetito de los Who por el candor ampuloso de cuatro en raya está en el corazón del canon de la banda.

The Who se mantiene en los límites de la tarifa más simple como «Little Billy», «I Can’t Explain», «I’m A Boy» y «Boris The Spider». En «Relax», la banda, en particular el guitarrista Pete Townshend, primero se estira e improvisa hasta el puente. En vez de utilizar la velocidad o los trucos hechizantes, Townshend emplea la textura y la retroalimentación sobre una sección rítmica retumbante de John Entwistle y Keith Moon para transmitir el mensaje. La aproximación de The Who a la improvisación libre no estaba tan impregnada de blues como la de Cream o Hendrix, ni era tan beatífica como la de Grateful Dead, pero sonaba lo suficientemente verdadera y profunda como para hacer que quisieras ingerir todos y cada uno de los matices.

Además, Townshend introduce «A Quick One, While He’s Away» como la «marca» de la banda y alude a cómo se presentarían los futuros discos de The Who. En ese momento, se hace evidente que el guitarrista ya estaba metido de lleno en la reconstrucción de Tommy, y que tenía muchas historias que contar. En Live At Leeds, se lanzaron trozos de Tommy en una versión de 15 minutos de «My Generation». La versión de 33 minutos en Live At The Fillmore East 1968 es más sucia, más cruda, sin el colchón de otras canciones para extenderla. Esta es la versión más visceral de los Who, que preparó el camino para los posteriores cambios de juego como Woodstock, Tommy y Live At Leeds. Las masas aprenderían lo que la gente que abarrotó el Fillmore East durante esas dos noches que siguieron al trágico asesinato de Martin Luther King, Jr. ya sabía: The Who eran una de las mejores bandas en directo del rock and roll.

~ Shawn Perry

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