La memoria autobiográfica contiene la información que tienes sobre ti mismo. Incluye varios dominios:
- la autodescripción (la fuente de una gran parte de su sentido de identidad), que contiene información como:
- si te gustan o no los helados
- cuál es tu color favorito
- qué piensas de un partido político
- memoria emocional, que no sólo contiene nuestros recuerdos de experiencias emocionales, sino que también nos ayuda a controlar nuestros estados de ánimo. Si nos detenemos en los recuerdos adecuados, podemos mantener un estado de ánimo. Al evocar recuerdos que implican una emoción contrastante, podemos cambiar un estado de ánimo.
- Memoria de eventos
Su memoria de eventos
Este es el mayor componente de la memoria autobiográfica, que contiene tres dominios separados pero relacionados:
- Memoria de acontecimientos concretos que le han sucedido
- Memoria de acontecimientos generales, que le indica la amplia secuencia de acciones en acontecimientos como ir a un restaurante o ir al dentista
- Un resumen en maceta de su vida, que le permite responder a preguntas como: «¿A qué colegio fue?»¿Dónde trabajaste el año pasado?».
Puede pensarse que están conectadas jerárquicamente:
Recordar eventos específicos
La memoria de eventos suele introducirse a través del nivel de eventos generales, aunque la información que buscamos suele estar en el nivel de eventos específicos. Así, si intenta recuperar el recuerdo de haber ido a ver la película Titanic, probablemente empezará accediendo al evento general «ir al cine»
Los eventos específicos, con el paso del tiempo, se fusionan en un evento general: todas las ocasiones en las que ha ido al dentista, por ejemplo, se han difuminado en un «guión» genérico, que encapsula las experiencias y acciones clave que son típicas del evento de ir al dentista. Una vez que el acontecimiento específico se ha consolidado en el guión, es probable que sólo se recuerden específicamente los acontecimientos distintivos. Es decir, acontecimientos en los que ocurrió algo inusual/interesante/humoroso.
El poder de estos guiones es tal que la gente a menudo «recuerda» detalles de un acontecimiento específico que nunca ocurrió, simplemente porque son típicos del guión para ese acontecimiento.
Nuestra memoria para los acontecimientos refleja lo que esperamos que ocurra.
Tal vez sea por esto que los acontecimientos inesperados y los nuevos acontecimientos (experiencias de primera vez) se recuerdan mejor. Si no tiene un guión existente para el evento, o si el evento es lo suficientemente atípico como para no encajar fácilmente en un guión existente, entonces no puede moldear la experiencia según sus expectativas.
Cuanto más distintivo sea un evento -más rompe con su guión para ese tipo de evento- mejor será su memoria para ese evento en particular. (Los fallos en el recuerdo de sucesos triviales, como dónde se ha puesto algo o si se ha hecho algo, son un reflejo del hecho de que prestamos poca atención a las acciones rutinarias que, por así decirlo, ya tienen un guión).
Por lo tanto, para recordar un suceso, hay que buscar detalles distintivos.
¿Qué es una buena pista para recordar sucesos?
Una de las áreas de investigación más interesantes en el estudio de la memoria de sucesos es un pequeño conjunto de estudios de diarios. En uno de estos estudios, un psicólogo holandés llamado Willem Wagenaar registró los acontecimientos de su día cada día durante seis años, anotando:
- quién estaba involucrado
- cuál era el evento
- dónde ocurrió
- cuándo ocurrió
Investigadores de la Universidad de Duke y de la Universidad de Ámsterdam están llevando a cabo un experimento sobre la memoria autobiográfica en Internet, que básicamente pone a prueba tu memoria para eventos personales: te dan una palabra y tienes que responder con el primer evento personal que te venga a la mente. ¿Quién puede resistirse? Para participar, diríjase a http://memory.uva.nl/testpanel/gc/en/
Wagenaar esperaba descubrir cuáles de estos diferentes trozos de información eran las mejores pistas de recuperación. Al concluir su estudio, informó de que el «qué» era el mejor indicio, seguido del «quién» y el «dónde». El cuándo era el menos eficaz (¿ha intentado alguna vez recordar un acontecimiento basándose en su fecha aproximada?).
Sin embargo, no hay nada particularmente especial en estos tipos de información. Posteriormente, Wagenaar volvió a analizar sus datos y descubrió que la mayor parte de la diferencia en la capacidad de memorización de estos indicios se debía a su relativa distinción. Así, la naturaleza del acontecimiento suele ser el aspecto más distintivo del mismo, y las personas implicadas y el lugar suelen ser elementos de información más distintivos que la fecha o la hora de ocurrencia.
Para recordar un acontecimiento específico, necesitamos una clave, una característica única que nos permita distinguir fácilmente ese acontecimiento de otros similares.