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Haití, sacudida por el «Año Cero»

A las 16:53 horas del 12 de enero de 2010, un terremoto de 7,3 grados de magnitud sacudió el centro de Haití, transformando la capital, Puerto Príncipe, y las ciudades de los alrededores en escombros. Las palabras «Haití, año cero» no tardaron en aparecer en las portadas de todo el mundo. En ese momento, aproximadamente 3,5 millones de haitianos vivían en las zonas más afectadas. Entre 250.000 y 300.000 personas perdieron la vida en el terremoto, y otras 300.000 se contaron entre los heridos. La catástrofe arrasó el 80% de la capital haitiana, con un impacto similar en las ciudades cercanas como Léogâne.

  • Se destruyeron 100.000 viviendas, así como infraestructuras esenciales (escuelas, hospitales, el puerto de Puerto Príncipe, etc.).).

  • 500.000 PERSONAS DESPLAZADAS POR EL DESASTRE

Dada la magnitud de la destrucción, con un 15% de la población de Haití afectada, los agentes humanitarios tuvieron inicialmente dificultades para coordinar plenamente la respuesta. Sin embargo, en los seis meses siguientes al terremoto, un millón de las personas más vulnerables de Haití se beneficiaron de la ayuda alimentaria de emergencia y del restablecimiento del acceso a los servicios básicos.

La respuesta de ACTED a la emergencia de 2010

ACTED, presente en Haití desde 2004, pudo movilizar rápidamente un equipo de 250 personas para intervenir en cada una de las regiones afectadas por el terremoto. En las primeras semanas, los equipos de ACTED respondieron a la emergencia inmediata con raciones de alimentos, agua potable y artículos de primera necesidad que incluían: colchones, mosquiteras, kits de cocina, kits de higiene y láminas de plástico para los refugios de emergencia.

El terremoto también creó las condiciones perfectas para la propagación de enfermedades transmitidas por el agua. Por ello, ACTED trabajó rápidamente para abordar los problemas de higiene y acceso al agua con el fin de mejorar las condiciones sanitarias. Los que perdieron sus casas no tuvieron más remedio que refugiarse en uno de los muchos campamentos que surgieron tras la catástrofe. Estos campamentos crearon sus propios problemas sanitarios, por lo que ACTED construyó 850 letrinas, más de 400 duchas y 40 cisternas en los principales campamentos del país para abastecer de agua a más de 20.000 personas. El trabajo de la organización para difundir las mejores prácticas de higiene entre quienes viven en los campamentos también ayudó a prevenir epidemias. En Leogane y Puerto Príncipe, ACTED también participó en la gestión de los campamentos de desplazados internos y construyó refugios semipermanentes de madera para ofrecer unas condiciones de vida dignas a quienes lo habían perdido todo.

A lo largo de la intervención, ACTED garantizó la participación de los haitianos en las actividades para aprovechar al máximo las habilidades y la experiencia disponibles, al tiempo que creaba oportunidades de trabajo a corto plazo para las personas cuyos medios de vida se habían visto afectados por el terremoto. Más de 4.000 personas participaron en programas de trabajo comunitario remunerado para rehabilitar infraestructuras destruidas, como carreteras o canales de riego. En la ciudad de Léogâne, los equipos de ACTED trabajaron para restablecer un suministro sostenible de agua potable mediante la perforación de pozos y la rehabilitación de las redes de suministro de agua en las zonas afectadas por el terremoto. Año tras año, los proyectos han evolucionado hacia acciones de desarrollo.

Diez años después, ¿cuáles son los logros y los retos para una mejor gestión del riesgo de desastres en Haití?

Haití ha sido testigo de la agitación sociopolítica y la parálisis desde mediados de 2018, lo que complica cualquier evaluación real del impacto de diez años de asistencia.

Los resultados parecen muy variados: Debido a la magnitud de la catástrofe, pero también a la complejidad y fragilidad del contexto haitiano, la reconstrucción ha resultado larga y difícil y la ayuda internacional ha sido menos eficaz de lo esperado. Además, la epidemia de cólera que estalló a finales de 2010 y el huracán Matthew en diciembre de 2016, crearon condiciones extremadamente difíciles para el Estado haitiano. En 2020, aunque el cólera está a punto de ser erradicado, la situación humanitaria sigue siendo muy preocupante, con 3,6 millones de personas en situación de inseguridad alimentaria aguda.

En 2019, según el Índice de Riesgo Climático Global, en los últimos 20 años, Haití estuvo entre los cinco países que más sufrieron los fenómenos meteorológicos extremos. Esta cifra es indicativa de la vulnerabilidad del país, sobre todo porque es probable que el número de estos eventos aumente como consecuencia de la crisis climática. Los acontecimientos de los últimos diez años han demostrado que Haití tiene una escasa capacidad de resistencia a su actual nivel de exposición a los fenómenos meteorológicos extremos, por lo que carece claramente de medios para hacer frente a acontecimientos que superen el alcance de los presenciados en la última década.

Sin embargo, ACTED sigue integrando componentes de reducción del riesgo de catástrofes en sus proyectos, como en Grand’ Anse, en el sur de Haití, donde la organización está construyendo 500 casas resistentes a terremotos y ciclones. ACTED también lleva a cabo talleres para informar a los líderes de la comunidad sobre los riesgos de desastre e identificar las necesidades prioritarias en términos de rehabilitación de infraestructuras. El objetivo de la organización es responder a los retos actuales y, al mismo tiempo, reforzar la resiliencia de las poblaciones a largo plazo.

Índice de Riesgo Climático Global 2019, ¿Quién sufre más los fenómenos meteorológicos extremos?, German Watch, 2019

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