Los opioides son una clase de fármacos utilizados para reducir el dolor. Los opioides incluyen algunos analgésicos con receta, el fentanilo sintético y la heroína. Todos los opioides tienen un efecto similar en el cerebro, reducen la intensidad de las señales de dolor que llegan al cerebro y afectan a las áreas cerebrales que controlan la emoción y la respiración. Dependiendo de la cantidad y la forma en que se tomen, si el cuerpo tiene más opioides de los que puede manejar, puede haber graves riesgos y efectos secundarios.
Ejemplos de opioides:
– Morfina (MS Contin®)
– Codeína
– Hidrocodona (Vicodin®, Norco®)
– Hidromorfona (Dilaudid®)
– Oxicodona (Percocet®, OxyContin®)
– Oximorfona (Opana®)
– Fentanilo (Duragesic®)
– Buprenorfina (Subutex®)
– Metadona
– Heroína
Los medicamentos de venta con receta han sido uno de los principales impulsores de la epidemia de opioides, pero las drogas ilícitas (heroína y fentanilo sintético) también están contribuyendo cada vez más a este problema. Además, Carolina del Norte y muchos otros estados están identificando fentanilo y análogos de los opioides en otros tipos de drogas ilícitas (como la cocaína, la metanfetamina y las píldoras falsificadas). Las personas que consumen estas sustancias pueden estar expuestas a los opioides sin saberlo y corren un alto riesgo de sufrir una sobredosis de opioides. Utilizar técnicas de reducción de daños para un uso más seguro y tener naloxona a mano puede ayudar a prevenir la sobredosis mortal de opioides.