Como se han dado cuenta algunas ciudades costeras desafortunadas, deshacerse de una ballena varada es más complejo que simplemente devolverla al océano como un pez dorado gigante, tirado por un desagüe igualmente masivo.
¿Primero a tener en cuenta? Si la gigantesca bestia va a explotar. Aunque huele a pescado (lo siento, lo siento), es totalmente cierto – las ballenas varadas pueden – y lo hacen – explotar. (Aunque no muchas de ellas explotan sin un poco de ayuda.)
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Así que tomemos un momento para pellizcarnos la nariz y discutir esas condiciones. ¿Qué en la Tierra -o al menos, qué en una ballena- podría hacer que un cadáver de mamífero podrido explotara?
Un mal caso de gases. Despues de que la ballena muere, los gases (mas especificamente, el metano) se acumulan en el estomago y otros organos. Lo que suele ocurrir a continuacion es que la piel comienza a desintegrarse, momento en el que la ballena se desinfla lentamente a medida que el gas se filtra.
Pero ocasionalmente -muy ocasionalmente-, la piel de la ballena (que es bastante dura) se sigue estirando para acomodar el gas hasta que alcanza el punto de ruptura.
Una advertencia: Mantente alejado de las ballenas muertas, y no solo porque supuestamente huelen como «un tarro de grasa de tocino que dejas al sol durante días» . Al pinchar y empujar a la ballena llena de metano, le estás dando una razón de sobra para explotar antes de que tenga la oportunidad de desinflarse de forma natural. Hazte un favor y presenta tus respetos desde la distancia.
Si esto te pone un poco nervioso sobre tu propia vida explosiva después de la muerte, tienes una buena razón: los humanos también producen metano y otros gases después de la muerte. Pero nuestro único riesgo de explosión proviene de un ataúd, demasiado cerrado, que no permitiría ninguna circulación. Demasiada acumulación de gas, y tienes un ataúd que explota en tus manos – y posiblemente tu pelo, ropa y zapatos.
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