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El futuro del mundo depende de que los seres humanos detengan, y con suerte reviertan, el daño que han causado a la Tierra con la extracción y el uso de combustibles fósiles. Los innovadores y los científicos se han esforzado durante décadas por encontrar formas de reducir las emisiones de los subproductos de estos combustibles.
Aún no lo hemos conseguido, aunque parte de esta misión para encontrar soluciones al cambio climático se centra en las energías renovables, como el etanol, un alcohol fabricado a partir de la biomasa. También es el ingrediente clave del Flex Fuel.
Los vehículos de combustible flexible (FFV) se han extendido por la industria del automóvil durante los últimos 20 años y ofrecen a los clientes una opción de combustible distinta a la gasolina tradicional. No es un coche híbrido o eléctrico, pero es algo, y cualquier cosa puede ayudar. Lee la guía de The Drive’s Garage sobre el Flex Fuel para saber qué es, cómo se usa, de dónde viene y sus aspectos positivos y negativos. Vamos a ello.
¿Qué es el Flex Fuel?
El Flex Fuel, también conocido como E85, es una mezcla de combustible hecha de gasolina y entre 51-83 por ciento de etanol. El E85 sólo puede utilizarse en vehículos Flex Fuel que hayan sido diseñados específicamente para utilizar este tipo de combustible.
¿Qué es el etanol?
El etanol es un alcohol de grano claro no potable que se obtiene de plantas con almidón y azúcar como el maíz, la caña de azúcar, el sorgo, la cebada y otras. En Estados Unidos, la mayor parte del etanol procede de la fermentación del maíz. El etanol se considera un combustible renovable porque se fabrica a partir de biomasa, o materia vegetal, en lugar de combustibles fósiles.
Casi toda la gasolina tiene algún nivel de contenido de etanol, y los tipos más utilizados en el surtidor contienen hasta un 10 por ciento de etanol.