Qué causa los cálculos renales (y qué hacer)

La enfermedad de los cálculos ha asolado a la humanidad desde la antigüedad. Se han identificado cálculos renales en las momias egipcias. El juramento hipocrático describe su tratamiento: «No usaré el cuchillo, ni siquiera en verdad, en los enfermos de piedra, sino que daré lugar a los que son artesanos de la misma».

¿Quién tiene cálculos renales y por qué?

El riesgo de padecer cálculos renales a lo largo de la vida entre los adultos de EE.UU. es de aproximadamente un 9%, y parece que el calentamiento global puede estar aumentando ese riesgo. (A medida que el clima se calienta, los seres humanos son más propensos a deshidratarse, lo que aumenta el riesgo de formación de cálculos). Hay cuatro tipos principales de cálculos renales: oxalato de calcio/fosfato de calcio, ácido úrico, estruvita (fosfato de magnesio y amonio) y cistina.

Un factor de riesgo para todos los cálculos, independientemente del tipo, es la deshidratación. Cualquiera que sea propenso a los cálculos renales debe prestar atención a una buena hidratación. Un ensayo aleatorio ha demostrado que beber 2 litros de líquido al día reduce la probabilidad de reaparición de cálculos a la mitad aproximadamente. Las directrices de la Asociación Americana de Urología para el tratamiento médico de los cálculos renales recomiendan que los pacientes que forman cálculos renales deben procurar beber más de 2,5 litros de líquido al día.

Cualquier persona con síntomas de cálculos renales debe ser remitida a un urólogo. La evaluación inicial suele incluir análisis de sangre, orina y estudios de imagen. Las decisiones sobre las pruebas, y en última instancia el tratamiento, deben ser tomadas conjuntamente por el médico y el paciente. Veamos los factores de riesgo específicos y el tratamiento para cada uno de los principales tipos de cálculos.

Los cálculos de oxalato de calcio y de fosfato de calcio

Los cálculos de calcio son el tipo más común de cálculos renales, y pueden ser de oxalato de calcio o de fosfato de calcio. Como se ha mencionado, una buena hidratación es importante para prevenir los cálculos de calcio. Puede resultar sorprendente, pero los resultados de un ensayo clínico aleatorio muestran que las personas con cálculos renales de calcio no deben reducir el consumo de calcio en la dieta. De hecho, deben consumir la cantidad diaria recomendada de calcio (1.000 mg/día para las mujeres menores de 50 años y los hombres menores de 70, y 1.200 mg/día para las mujeres mayores de 50 años y los hombres mayores de 70). ¿Por qué? El calcio se une al oxalato en el intestino y evita su absorción a través del intestino, por lo que hay menos en la orina para formar cálculos. Lo ideal es que el calcio provenga de los alimentos. Hable con su médico antes de tomar suplementos de calcio, y aumentar la ingesta de líquidos podría ser beneficioso dependiendo de la cantidad de calcio que tome.

Los alimentos ricos en oxalatos (nueces, espinacas, patatas, té y chocolate) pueden aumentar la cantidad de oxalato en la orina. Consúmalos con moderación.

Los cálculos de fosfato de calcio son menos comunes que los de oxalato de calcio. Las causas incluyen el hiperparatiroidismo (cuando el cuerpo produce demasiada hormona paratiroidea), la acidosis tubular renal (una afección renal que provoca una acumulación de ácido en el cuerpo) y las infecciones del tracto urinario. Es importante saber si una de estas afecciones está detrás de la formación de cálculos de fosfato cálcico.

Una buena hidratación puede ayudar a prevenir la reaparición de cálculos de calcio. Además, los diuréticos tiazídicos, como la hidroclorotiazida, pueden ayudar al riñón a absorber más calcio, dejando menos cantidad en la orina, donde puede formar cálculos. El citrato de potasio es otro medicamento que puede unirse al calcio y ayudar a evitar que el oxalato de calcio y el fosfato de calcio presentes en la orina se conviertan en cálculos.

Los cálculos de ácido úrico

La mayoría de los pacientes con cálculos de ácido úrico no tienen demasiado ácido úrico. En cambio, su orina es demasiado ácida. Cuando esto ocurre, los niveles normales de ácido úrico se disuelven en la orina, donde pueden cristalizarse en forma de cálculos. Ajustar el pH de la orina, normalmente con citrato de potasio, reduce el riesgo de formación de cálculos de ácido úrico y también puede ayudar a disolver los existentes. También puede utilizarse bicarbonato sódico para alcalinizar la orina. Algunas personas con cálculos de ácido úrico producen grandes cantidades de ácido úrico. Para estos pacientes, comer menos proteínas animales puede ayudar, al igual que un fármaco llamado alopurinol.

Los cálculos de estruvita

Los cálculos de estruvita están compuestos por fosfato amónico de magnesio, y se forman en la orina alcalina. La causa más común de los cálculos de estruvita es una infección bacteriana que eleva el pH de la orina a neutro o alcalino. El ácido acetohidroxámico (AHA) puede reducir el pH de la orina y los niveles de amoníaco y ayudar a disolver los cálculos.

Los cálculos de cistina (el tipo menos común)

La cistinuria es una enfermedad genética. Da lugar a niveles elevados de cistina (un aminoácido) en la orina, que luego se convierte en cálculos renales. La mayoría de los cálculos de cistina pueden controlarse aumentando la hidratación y con medicamentos que cambian el pH de la orina. Si eso no es suficiente para controlar los cálculos, se puede añadir otro medicamento.

La conclusión

Todos los enfermos de cálculos renales deben recordar la frase: «La dilución es la solución a la contaminación». Una buena hidratación es una terapia segura y útil para todos los formadores de cálculos. Dicho esto, es importante tener una discusión a fondo con un urólogo sobre el enfoque correcto para la evaluación, el tratamiento y las estrategias para evitar la formación de nuevos cálculos.

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