Qilin, Wade-Giles ch’i-lin, en la mitología china, el unicornio cuya rara aparición suele coincidir con el inminente nacimiento o muerte de un sabio o gobernante ilustre. (El nombre es una combinación de los dos caracteres qi, «macho», y lin, «hembra»). Un qilin tiene un solo cuerno en la frente, el vientre amarillo, la espalda multicolor, el cuerpo de un ciervo y la cola de un buey. De carácter amable, nunca camina sobre la hierba verde ni come vegetación viva.
Se dice que el primer qilin apareció en el jardín del legendario Huangdi (Emperador Amarillo) en 2697 a.C. Unos tres siglos más tarde se informó de la aparición de una pareja de qilin en la capital del emperador Yao. Ambos sucesos dieron testimonio de la naturaleza benévola de los gobernantes.
El advenimiento de un gran sabio se dio a conocer cuando un qilin se le apareció a la madre embarazada de Confucio (siglo VI a.C.). El qilin vomitó entonces una tablilla de jade con una inscripción que predecía la futura grandeza del niño por nacer. La muerte de Confucio se presagió cuando un qilin fue herido por un cuadriguero.
En 1414 se trajo a China por primera vez una jirafa viva y se presentó como qilin al emperador Ming Yongle. El viejo y rudo guerrero, al ver que la adulación era intencionada, comentó secamente que ciertamente no era un sabio y que el animal no era un qilin. En japonés, una jirafa se llama kirin, pero los caracteres son los de qilin.