El hígado es posiblemente el órgano más resistente del cuerpo humano. Realiza funciones vitales esenciales como filtrar la sangre del sistema digestivo, desintoxicar los productos químicos y ayudar a metabolizar los medicamentos. Se estima que el hígado es responsable de más de 500 funciones esenciales, por lo que dar prioridad a la salud del hígado es esencial.
Como órgano interno más grande, el hígado ocupa una parte importante del cuadrante superior derecho del abdomen. Sin embargo, debido a las elecciones del estilo de vida humano y a los factores ambientales, este órgano de seis pulgadas puede empezar a reducirse tanto en masa como en tamaño. La razón más común por la que esto ocurre es debido a una condición llamada cirrosis. Esta pérdida repercute directamente en la capacidad del hígado para llevar a cabo las tareas necesarias, y suele provocar graves complicaciones de salud.
El hígado es único en su estructura biológica, ya que tiene la capacidad demostrada de regenerarse hasta alcanzar su tamaño y función plenos a partir de tan sólo un 25 por ciento de su masa original. Sin embargo, a las personas les conviene dar prioridad a la salud de su hígado en las primeras etapas de su vida, ya que los daños en este órgano pueden tener consecuencias mortales (y a veces irreversibles).
Cómo se repara el hígado
El número y el tamaño de las células hepáticas sanas se mantienen muy constantes y apenas se someten a la división celular por falta de necesidad. Sin embargo, esta dinámica cambia cuando se producen daños en el hígado. Debido a esta característica única, los hepatocitos del hígado pueden reproducirse rápidamente a un ritmo relativamente alto para restablecer la homeostasis. En el proceso de reparación, las células madre del hígado expresan enzimas y proteínas específicas que le ayudan a diferenciarse en un hepatocito (célula del hígado). Estas células madre que contienen proteínas permiten que grandes cantidades de hepatocitos (células hepáticas) sanos vuelvan a crecer dentro del órgano, ayudando finalmente a que el hígado vuelva a funcionar correctamente.
Aunque el cuerpo, y el hígado en concreto, experimentan procesos de curación instintivos, la elección humana afecta en gran medida a la capacidad del órgano para repararse a sí mismo. Por lo tanto, las decisiones tomadas por los individuos pueden, de hecho, «hacer o deshacer» el éxito de la regeneración del hígado.
Es importante señalar que, como concepto fundamental en Hill Functional Wellness, creemos que entender cómo funciona nuestro cuerpo nos guiará para cuidarlo mejor. Es fácil «aprovechar» el increíble poder de curación que está arraigado en nuestro ADN, y tomar decisiones de estilo de vida que pueden no ser las mejores para nosotros porque sabemos que esos procesos de curación ocurren. Pero la enfermedad surge cuando este tipo de cambios negativos ocurren demasiado rápido o durante un período de tiempo suficientemente largo.
Hacer elecciones saludables a diario ayuda a nuestro cuerpo a funcionar más eficientemente para aliviar la carga de estas capacidades de reparación y regeneración.
Cómo ayudar al hígado a regenerarse a un estado saludable
Con el enfoque correcto, la reparación del hígado es posible, pero comienza con una comprensión adecuada del punto de partida. A través de un exhaustivo análisis de sangre, el examen de varios niveles de nutrientes y sustancias químicas dentro del cuerpo proporciona una hoja de ruta para arreglar los problemas del hígado.
Por ejemplo, el examen de los niveles de enzimas hepáticas puede revelar problemas como la hemocromatosis, que se produce cuando hay demasiado hierro en el organismo. Las pruebas también son importantes porque los daños hepáticos suelen pasar desapercibidos. Enfermedades como la hepatitis pueden destruir la base y la función de un hígado mientras los individuos se sienten como si estuvieran perfectamente bien. La mayoría de las personas pueden perder cerca del 75-80% de su función hepática antes de notar un síntoma.
Entendiendo mejor la composición del hígado y del cuerpo como un todo, se puede poner en marcha un plan de tratamiento proactivo para apoyar y acelerar con éxito la salud del hígado y, cuando sea necesario, el proceso de regeneración.
Una Dieta Apoyada por el Hígado
La dieta es una importante elección de estilo de vida con la que muchos luchan – ¿qué es saludable y qué no lo es? Verter alimentos procesados llenos de ingredientes artificiales, conservantes y edulcorantes en su cuerpo supone una carga poco saludable para su hígado. Para ayudar a sanar el hígado, los alimentos ricos en nutrientes deben llenar la dieta de un individuo.
Piénselo de esta manera. Una de las principales tareas del hígado es «filtrar» las sustancias químicas y las moléculas extrañas, inutilizables o reconfigurables para desecharlas o reutilizarlas para un uso adecuado. Pero se necesita energía y recursos para realizar estas tareas. Por lo tanto, elegir alimentos que no incluyan este tipo de sustancias ayuda al hígado a priorizar sus funciones normales y saludables sin ser bombardeado con la tarea de desintoxicación.
Para ayudar a estimular la división celular saludable, el consumo de alimentos con alto contenido de antioxidantes y fibra ha demostrado aumentar directamente el bienestar de la función hepática. Se recomienda comenzar con una dieta basada en plantas o principalmente en plantas que incluya este tipo de alimentos:
- Pomelo
- Arándanos y arándanos rojos
- Uvas
- Coles de Bruselas
- Brócoli
- Frutos secos
- Pescados grasos (salmón, pez espada, Caballa)
- Remolacha
- Té
Un estilo de vida para el hígado
Además de la dieta, deben hacerse otras alteraciones en el estilo de vida para promover la reparación del hígado. Un área evidente que puede cambiar drásticamente el estado de salud del hígado es el consumo de alcohol. La cirrosis es la novena causa de muerte en Estados Unidos, y el consumo excesivo de alcohol es la causa de una gran parte de estos casos de cicatrización hepática. Reducir significativamente o eliminar por completo el consumo de alcohol ayudará a la regeneración del órgano.
Existen numerosas pruebas científicas que señalan que el ayuno es una herramienta que puede ayudar a la salud del hígado (y de otros órganos). Tanto si se trata de un programa de ayuno consistente e intermitente como de un ayuno menos frecuente y más prolongado (de 24 a 72 horas), esta estrategia puede ayudar a su cuerpo a priorizar el funcionamiento óptimo y a eliminar los desechos y subproductos insalubres con los que puede estar cargado a través de un mecanismo llamado autofagia.
Además, un estilo de vida sedentario puede dificultar la curación del hígado, ya que el ejercicio ayuda a mejorar la eficiencia del sistema cardiovascular y del sistema hepatobiliar, y evita la acumulación de grasa perjudicial alrededor del órgano. Por último, para optimizar la salud del hígado es necesario ser consciente del entorno laboral y vital del individuo. Pasar innumerables horas expuesto a productos químicos nocivos y/o metales tóxicos puede arruinar las funciones corporales y detener cualquier curación natural que se realice en el hígado.
En última instancia, con el fin de colaborar con los procesos de curación adecuados del hígado, una persona debe estar dispuesta a tomar decisiones positivas consistentes en su vida para asegurar que el cuerpo pueda normalizar las enzimas hepáticas y restaurar el órgano a su estado original y saludable.
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