La sacarosa es un disacárido formado por los monosacáridos glucosa y fructosa. Estos últimos monosacáridos son unidades básicas de los carbohidratos que contienen fuerzas intermoleculares debilitadas. Debido a esta débil unión, el agua tiene más facilidad para romper los hidratos de carbono que componen la sacarosa y disolverlos.
Contexto
Los sólidos que pueden disolverse en agua se consideran «solubles». Esta disolución tiene lugar cuando las moléculas del agua rompen las moléculas de dichos sólidos y estas moléculas se fusionan con el agua.
Energía
El agua, en general, es un gran disolvente por su capacidad de unirse a elementos que contienen una carga eléctrica. La fórmula molecular que compone la sacarosa, C12H22O11, contiene moléculas polares que emiten cargas eléctricas cuando se mezclan con moléculas de agua.
Reacción
Las moléculas polares o parcialmente cargadas del agua se encuentran con las moléculas polares de la sacarosa y se crea energía. Esta reacción hace que los enlaces de hidrógeno en el agua se rompan y se formen esencialmente ranuras abiertas para que las moléculas de sacarosa encajen.
Disolución
Una vez que se crean espacios abiertos dentro de las moléculas de agua, las moléculas de sacarosa se mueven hacia dentro y son rodeadas por las moléculas de agua. Es en este momento cuando las moléculas de agua se unen a las moléculas de sacarosa y se produce la disolución.
Beneficio
Los amantes de la comida son los que más se benefician de la solubilidad de la sacarosa en el agua. Los que buscan endulzar el sabor de sus alimentos suelen añadir sacarosa a bebidas como el café, el zumo y el té, que se componen principalmente de agua.