Sus padres simbolizaban el elegante estilo de vida internacional de la Era del Jazz, pero Scottie dijo una vez: «Siempre fueron muy circunspectos conmigo. Yo no era consciente de todo lo que se bebía. . . . Me cuidaron muy bien y nunca me descuidaron.
«No considero que haya tenido una infancia muy difícil en absoluto. De hecho, la considero una infancia bastante maravillosa», dijo.
Nació en 1921 en St. Paul, Minnesota, el estado natal de su padre, se graduó en Vassar y viajó mucho, estableciéndose hace 13 años en Montgomery, la ciudad natal de su madre, Zelda Sayre, cuyo padre era miembro del Tribunal Supremo de Alabama.
Fitzgerald murió en Hollywood en 1940 mientras escribía «El último magnate». Zelda, bailarina, pintora y escritora que publicó un libro, «Save Me the Waltz», murió en un incendio en un sanatorio de Carolina del Norte en 1948. Había entrado y salido de hospitales psiquiátricos gran parte de su vida.
La carrera de Smith incluyó puestos de escritora en el Northern Virginia Sun y en el Washington Post. Activa demócrata, trabajó a mediados de la década de 1950 como redactora del compendio del Comité Nacional Demócrata.
En 1974 coescribió «The Romantic Egoists», un diario de recortes y fotografías de la vida de sus padres.
Dijo en una entrevista reciente que ser hija de uno de los autores más célebres de Estados Unidos le abrió muchas puertas, pero también tuvo sus inconvenientes.
«Siempre he dicho en broma que era el trabajo a tiempo parcial mejor pagado del mundo», dijo.
Smith dijo que se trasladó a Montgomery para ayudar a cuidar a la hermana mayor de su madre. «Vine, pensando que sólo la vería hasta su último descanso, y luego me enganché y me encantó este lugar y he estado aquí desde entonces», dijo.
Se casó dos veces. Ella y C. Grove Smith, su segundo marido, se divorciaron en 1980. Le sobreviven tres hijos de su matrimonio con Samuel J. Lanahan, que terminó en divorcio en 1967, y cinco nietos.