Dos nuevos estudios sugieren que la cerveza y las bebidas energéticas tienen un impacto en el corazón que podría dar problemas a quienes tienen problemas cardiovasculares.
El más sorprendente de los estudios, publicado en la revista European Heart Journal, descubrió que beber mucha cerveza en un periodo corto de tiempo puede alterar el ritmo del corazón, lo que se conoce como arritmia cardíaca. Cuanto más se bebe, mayor es el riesgo de arritmia.
Investigadores del Hospital Universitario de Múnich hicieron el hallazgo aventurándose en el famoso Oktoberfest de la ciudad en 2015, y monitorizando los corazones de 3000 voluntarios que habían consumido hasta 3g de alcohol por kilo de sangre.
Esa es una cantidad considerable de cerveza: según el doctor Stefan Brunner, uno de los responsables del estudio, a una persona delgada que no hubiera comido y que metabolizara lentamente el alcohol le harían falta unos seis litros de cerveza para alcanzar los 3g/kg. Una persona más corpulenta que hubiera comido y que metabolizara el alcohol rápidamente podría necesitar 10 litros (que no es una cantidad escandalosa en el Oktoberfest, seamos sinceros).
Los investigadores encontraron arritmias cardíacas en el 30,5 por ciento de los participantes; el tipo más común de arritmia detectada fue la taquicardia sinusal, en la que el corazón late a un ritmo superior al normal.
Se sabe que este tipo de arritmias puede provocar una afección más grave llamada fibrilación auricular, un ritmo cardíaco irregular que no sólo es incómodo, sino que puede provocar una insuficiencia cardíaca y un accidente cerebrovascular.
El Dr. Brunner y su equipo sospechan que las arritmias provocadas por las sesiones del Oktoberfest probablemente desaparecieron una vez que los participantes estuvieron sobrios.
Sin embargo, la investigación plantea la posibilidad de que, en personas con problemas cardíacos ya existentes, una arritmia desencadenada por el alcohol podría tener efectos preocupantes a largo plazo.
Cómo afectan las bebidas energéticas a su corazón
El otro estudio, publicado en el Journal of the American Heart Association, tuvo un resultado menos sorprendente: las bebidas energéticas pueden cambiar la presión cardíaca y sanguínea de un modo que las bebidas con cafeína normales no parecen hacerlo.
Investigadores estadounidenses dieron a un pequeño grupo de participantes 32 onzas (casi un litro) de una bebida energética comercial que contenía 108g de azúcar (¡!), 320mg de cafeína y varios otros compuestos. Otro grupo recibió una bebida de control que contenía 320 mg de cafeína, 40 ml de zumo de lima y 140 ml de jarabe de cereza en agua carbonatada. A mitad del estudio, los grupos cambiaron de bebida.
(Para su información, 320mg de cafeína es la cantidad que contienen unas cuatro tazas de café instantáneo. La cafeína se considera segura en dosis de 400 mg o menos.)
Dos horas después del consumo, la actividad cardíaca del grupo de bebidas energéticas se vio alterada de una manera que podría ser potencialmente peligrosa. Y aunque ambas bebidas elevaron la presión arterial de los participantes, al cabo de seis horas sólo la del grupo de las bebidas energéticas no había vuelto a la normalidad.
La investigadora Emily A. Fletcher, farmacéutica del Centro Médico David Grant de la USAF en California, especuló con que los ingredientes sin cafeína de las bebidas energéticas -azúcar, hierbas estimulantes y Dios sabe qué más- podrían ser la causa de los efectos.
Aunque señaló que se trataba de un estudio pequeño y que se necesita más investigación, aconsejó que las personas con presión arterial alta o problemas cardíacos existentes probablemente quieran evitar las bebidas energéticas.
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