Sobrevivir en el espacio no es algo para lo que nuestros cuerpos estén diseñados, y podríamos suponer que lo mismo ocurre con cada uno de los organismos que se encuentran aquí en la Tierra.
La idea de que un organismo sea capaz de sobrevivir en el espacio es fascinante en sí misma, sobre todo por las duras condiciones que se encuentran en el espacio exterior.
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Sin embargo, para nuestra sorpresa, los astronautas han encontrado bacterias en la superficie exterior de la Estación Espacial Internacional. Esto plantea varias preguntas, entre ellas de dónde proceden estas bacterias y cómo es posible que un organismo sobreviva en el espacio.
Las investigaciones sobre el asunto revelaron que las bacterias se originan realmente en la Tierra. Éstas podrían haber sido transportadas al espacio en el equipo que se trajo o por los propios astronautas.
Para hacer las cosas aún más interesantes, la NASA anunció recientemente que el interior de la Estación Espacial Internacional también está cubierto de bacterias.
Las condiciones en el espacio pueden cambiar rápidamente de un extremo a otro. Tal vez el mejor ejemplo sea la propia estación espacial.
El lado de la estación espacial que da al Sol alcanza los 250 grados F, mientras que el lado que se aleja del Sol está a menos 250 grados F. Hablando de extremos…
Ahora, añada a esto el bombardeo constante de la radiación cósmica y la luz ultravioleta, y estará ante un escenario muy inhóspito.
Naturalmente, podríamos pensar que cualquier cosa en el exterior de la estación espacial moriría muy rápidamente. Pero estas bacterias han demostrado que es posible que los organismos sobrevivan en el espacio.
La NASA realizó estudios sobre las bacterias para averiguar cómo pueden sobrevivir en las duras condiciones del espacio. La respuesta está en la anatomía de ciertas bacterias, cuyas características únicas hacen posible que permanezcan en el vacío sin destruirse.
Por ejemplo, las esporas del Bacillus pumilus SAFR-032 pueden soportar la radiación ultravioleta, así como los tratamientos con peróxido de hidrógeno. Esto puede ayudar a la bacteria a sobrevivir en condiciones duras. Sin embargo, la bacteria acabará muriendo si no encuentra un espacio vital adecuado.
La agencia de noticias rusa TASS informó de que en anteriores misiones a la ISS, las bacterias se subieron a tablets y otros materiales y consiguieron infiltrarse en el exterior de la estación. Permanecieron allí durante tres años.
Otro ejemplo son los tardígrados, organismos diminutos que suelen vivir en el agua. Durante un examen de la ISS en 2014, los astronautas rusos encontraron tardígrados pegados en el exterior de la estación espacial. En un análisis posterior, los investigadores descubrieron que es posible que estos organismos protejan su ADN de la radiación de los rayos X.
Sí, las bacterias viven entre la tripulación en la ISS
La NASA confirmó que también hay varias especies diferentes de bacterias que viven a bordo de la ISS con los astronautas. De hecho, las condiciones dentro de la ISS favorecen a muchas de estas bacterias.
La NASA tiene un catálogo de todas las bacterias que viven en la ISS, y utilizan esta información para desarrollar precauciones de seguridad para futuros vuelos interplanetarios.
Los microbios que se encuentran en la ISS provienen de los humanos y son similares a los que se encuentran en los gimnasios, oficinas y hospitales de la Tierra. La ISS es un sistema cerrado y hermético, y está sometida a la radiación, a niveles elevados de dióxido de carbono y a la recirculación del aire, exactamente el tipo de entorno en el que las bacterias tienden a prosperar.
Las bacterias que se encuentran en el interior de la ISS son, entre otras, el Staphylococcus aureus (que suele encontrarse en la piel y en las fosas nasales) y el Enterobacter (asociado al tracto gastrointestinal humano). Aunque estos organismos pueden causar enfermedades en la Tierra, no está claro qué efecto, si es que tienen alguno, tendrían en los habitantes de la ISS.
El estudio de estos microbios es importante, porque los astronautas durante los vuelos espaciales tienen la inmunidad alterada y no tienen acceso a las sofisticadas intervenciones médicas disponibles en la Tierra.
Secuenciar el ADN de los microbios en el espacio, ¡una primicia en 2016!
Hasta ahora, la única forma de identificar una determinada bacteria o microorganismo en la estación espacial era traer el espécimen a la Tierra para su investigación. Esto puede causar un grave retraso, especialmente si un astronauta se pone enfermo.
Eso cambió en 2016 cuando la astronauta de la NASA Kate Rubins secuenció ADN microbiano en la ISS. Fue guiada desde la Tierra por la microbióloga de la NASA Sarah Wallace y su equipo en el Centro Espacial Johnson en Houston.
Los resultados demostraron ser precisos, y la capacidad de secuenciar el ADN en el espacio podría proporcionar muchas ventajas en el futuro.
¿Cómo se comportan las bacterias de forma diferente en el espacio?
La gravedad puede afectar al modo en que se comportan los organismos, incluidas las bacterias.
Cuando los investigadores analizaron las bacterias en la ISS, descubrieron que éstas tienden a multiplicarse en mayor número, y son más resistentes a los antibióticos, que cuando están en la Tierra.
Hay varias teorías sobre por qué estas bacterias presentan cambios fisiológicos en el espacio. Una de las principales hipótesis es que, sin gravedad, la tasa de actividad molecular dentro y fuera de la célula bacteriana es muy limitada.
Esto empuja a las bacterias a un tipo de modo de inanición, en el que exhiben características que son únicas para los entornos de baja gravedad. Sin embargo, no todos los tipos de bacterias responderán de la misma manera.
Para recoger datos más concretos sobre el comportamiento de las bacterias en el espacio, será necesario realizar una gama más amplia de experimentos en la estación espacial.
El futuro del manejo de las bacterias en el espacio
Como hemos comentado anteriormente, la NASA y otras agencias espaciales de todo el mundo se han mostrado intrigadas y preocupadas por la idea de que los microorganismos prosperen en y sobre la estación espacial.
Actualmente, se cree que estos microorganismos no suponen una amenaza para los astronautas que viven allí, ni para la estructura de la propia ISS, pero entender el crecimiento y la variedad de estos microorganismos es de gran importancia. También existe la posibilidad de que los microorganismos interfieran en los experimentos que se llevan a cabo en la ISS.
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Las agencias espaciales están llevando a cabo estudios de investigación activos para catalogar los microorganismos presentes en las estaciones espaciales y están monitoreando regularmente sus niveles.
Los humanos ya no son los únicos seres vivos en la ISS.