Alena Ozerova/Con el objetivo de comprender el vínculo tan antiguo e incomparable entre madre e hijo, los investigadores responsables del nuevo estudio publicado en el Journal of Social Cognitive and Affective Neuroscience, utilizaron imágenes cerebrales para poner a prueba a los adolescentes y a sus madres sobre las vías neuronales de la empatía. Se pidió a los participantes que se pusieran hipotéticamente en una situación angustiosa y que luego imaginaran a un miembro de la familia en la misma situación.
Las madres experimentaron un «alto solapamiento del yo», es decir, cuando imaginaron a sus hijos en situaciones angustiosas, sus cerebros mostraron reacciones casi idénticas a la angustia en la que se imaginaron a sí mismas. Los resultados demostraron lo que las madres llevan diciendo desde hace tiempo: «Nunca entenderás cuánto te quiero hasta que tengas tu propio hijo».
Sin embargo, se encontraron algunas excepciones. Por ejemplo, se descubrió que una madre narcisista no tenía la misma reacción. Los narcisistas tienen una dificultad extrema para percibir a los demás como personas, empatizar con ellos o sentir apego, por lo que tiene sentido que las personas que no sienten empatía no muestren las mismas vías neuronales que las que sí lo hacen. En otras palabras, imaginar a otra persona en una situación angustiosa no les resulta especialmente molesto. (Aquí se explica cómo saber si tienes padres narcisistas.)
En relación con el resultado, los autores del estudio explican que la empatía que las madres mentalmente sanas experimentan por sus hijos es un deseo innato de «dar sentido y responder a los sentimientos y comportamientos de sus hijos a lo largo de la vida. Este sesgo enfático materno tiene profundas bases evolutivas a nivel neural para ser selectiva y protectora de su propia descendencia, de modo que la empatía de las madres promueve resultados positivos en el desarrollo, como la estabilidad del estado de ánimo y la reactividad regulada al estrés en los jóvenes en desarrollo».
Lo que puede ser más sorprendente es que los investigadores también descubrieron que los adolescentes experimentaban empatía por sus madres, dependiendo de la fuerza de sus relaciones. De hecho, cuanto más estrecho es el vínculo entre la madre y sus parientes, mayor es la capacidad de empatía de los adolescentes. Sigue leyendo para saber cómo criar a un niño empático.