Si tiene al menos una amiga embarazada o ha estado embarazada usted misma, es probable que haya escuchado (o expresado) al menos unas cuantas quejas sobre el embarazo. Cuanto más crece la barriga, más probable es que escuches cómo está dificultando la vida diaria, cómo no pueden esperar a que el bebé esté ya ahí, o lo molesto que es escuchar comentarios constantes de que parece que estás a punto de reventar.
¿Pero qué pasa con las que tenemos una pequeña barriga de embarazada?
No soy una entusiasta del fitness ni he dejado el chocolate pero, si me pones en una habitación con otras mujeres que van a dar a luz más o menos al mismo tiempo (piensa: clase de parto), aparentemente tiendo a tener la barriga más pequeña de todas. Para que conste, con ambos embarazos he estado dentro del rango de aumento de peso recomendado para mi IMC. Y tanto Birdy como (por lo que se desprende de las ecografías) Bamm-Bamm están incluso un poco por encima de la estatura media, aunque en el lado ligero.
No me malinterpretes, ciertamente hay más ventajas que inconvenientes en tener una barriga pequeña de embarazada:
Puede ser agradable poder ocultar el embarazo durante (casi) todos los dos primeros trimestres si quiero.
También es bastante conveniente que no necesite comprar un abrigo de maternidad, ya que todavía puedo cerrar el mío normal a pesar de estar en el noveno mes de embarazo.
O, para el caso, que todavía puedo usar mis pantalones de chándal favoritos por la casa.
Aunque no soy inmune a dolencias tan comunes en el embarazo como los dolores de espalda y el ardor de estómago, soy más ligera de pies de lo que probablemente sería en caso contrario.
Y, hablando de pies, ciertamente no tengo problemas para ver los míos y atarme las zapatillas no es nada difícil.
Dicho esto, hay un inconveniente importante en esto de la pequeña barriga de embarazada.
¿Adivinas cuál puede ser?
Lo que realmente ha empezado a afectarme a lo largo de ambos embarazos son los comentarios de la gente, especialmente de otras mujeres que están o han estado embarazadas, sobre el pequeño tamaño de mi barriga. Los comentarios sobre cómo ni siquiera parezco embarazada, lo diminuta que es la barriga o cómo no parece que vaya a dar a luz en una determinada cantidad de semanas o meses pueden ser halagadores, pero sólo hasta cierto punto.
Después de meses de escuchar comentarios como estos, al final empiezas a preguntarte si todo va bien con el embarazo y si el bebé realmente está creciendo bien. Como si no hubiera ya suficientes cosas con las que obsesionarse durante el embarazo.
Si hay un momento de la vida en el que es probable, usando un dicho letón, que vuele un elefante por una mosca, es cuando estoy esperando. Y todos esos comentarios sobre la barriga pequeña, por muy bien intencionados que sean, no ayudan en absoluto.
Por suerte, ni mi ginecólogo ni mi comadrona -las dos personas cuyas opiniones realmente importan- han hecho un solo comentario sobre mi pequeña barriga de embarazada.