La crisis económica de Turquía en cámara lenta

ISTANBUL/WASHINGTON, DC – Los recientes problemas económicos y financieros de Turquía no deberían sorprender a nadie. La triple crisis del país (monetaria, bancaria y de deuda soberana) lleva años desarrollándose. Si esta agitación económica incitará a la agitación política es ahora una cuestión ampliamente debatida.

La alta inflación prolongada y los déficits cada vez mayores acechaban a la economía turca incluso antes de que se produjera la pandemia del COVID-19. Durante más de una década, las expectativas de inflación han superado el objetivo del 5% en más de la mitad. Y la lira turca se ha depreciado frente al dólar estadounidense desde finales de 2017, con un descenso del 20% en agosto de 2018. La acomodación agresiva de las políticas durante la pandemia, una combinación insostenible de políticas que se basó en un crecimiento excesivo del crédito y la venta de las reservas de divisas del banco central para compensar el impacto de las salidas de capital generaron más vulnerabilidades. En noviembre, el presidente Recep Tayyip Erdoğan nombró un nuevo ministro de finanzas y gobernador del banco central. Posteriormente, el marco de política monetaria del país experimentó una normalización largamente esperada (con una subida de tipos acumulada de 675 puntos básicos en dos meses), y la lira recuperó el 10% de su valor perdido a finales de año.

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