Se abre el telón para esta particular casa del reality. Mientras la ola de calor del verano sigue haciendo estragos, la matriarca de la familia Kardashian, Kris Jenner, ha vendido inesperadamente su residencia principal en Hidden Hills, California, repleta de estrellas, por exactamente 15 millones de dólares en un acuerdo fuera del mercado, todo en efectivo. La transacción se cerró la semana pasada, según los registros de la propiedad, aunque la casa nunca se puso a la venta públicamente en el mercado.
En una extraña coincidencia -o tal vez no- el comprador de la finca de Jenner es la licenciada en Harvard y heredera alemana Katharina Harf, la hija menor del gurú de los cosméticos Peter Harf, actual presidente y consejero delegado del gigante de la belleza Coty, Inc. El año pasado, Coty saltó a los titulares internacionales cuando adquirió la marca Kylie Jenner por 600 millones de dólares en efectivo; posteriormente, Forbes informó de que Kris Jenner se embolsó 60 millones de dólares solo por esa operación.
Jenner compró la moderna mansión de estilo granja hace unos tres años por algo menos de 10 millones de dólares, y posteriormente contrató a los aclamados diseñadores Tommy y Kathy Clements y a Waldo Fernández para que le dieran un sofisticado cambio de imagen; el reluciente producto resultante se publicó en Architectural Digest el año pasado. Incluso con las costosas renovaciones del interior, parece claro que la siempre astuta mujer de negocios y autodenominada «momager» se fue con una considerable ganancia en este negocio.
Situada casi justo enfrente de la casa de Kim Kardashian West y Kanye West, mucho más grande, la antigua casa de Jenner ofrece una puerta principal de cristal que se abre a un vestíbulo cavernoso compensado por salones y comedores formales, el primero con una chimenea y el segundo con un juego de comedor hecho a medida, un costoso cuadro de Yoshitomo Nara y una credenza vintage que antes era propiedad de Ellen DeGeneres.
Más allá de eso, los suelos de nogal conducen a una elegante cocina de chef con placas de mármol italiano que se abre a la sala de estar, equipada durante el reinado de Jenner con una rara escultura de oveja de Lalanne. También en la planta baja se encuentra la suite principal, escondida en su propia ala aislada, que cuenta con un vestidor y un enorme baño con mármol suficiente para llenar una cantera de tamaño medio.
En la planta superior, hay una segunda sala familiar con un bar, varias suites de invitados y un gimnasio. La propiedad también cuenta con una piscina, una zona de jardín con césped y una cocina al aire libre con una hoguera.
Como veterana conocedora de los bienes raíces de lujo, Jenner sigue manteniendo una cartera de trabajo pesado que incluye una escapada al desierto de 12 millones de dólares en La Quinta, California, así como tres condominios multimillonarios en Calabasas, al menos dos de ellos ocupados por miembros de la familia. También es propietaria de otra mansión en Hidden Hills que se hizo famosa en «Keeping up with the Kardashians» y que antes compartía con su ex esposa Caitlyn Jenner. En la actualidad, esa casa está ocupada por Rob Kardashian y su nieta Dream Kardashian.