Los traumatismos del oído y del hueso temporal (conducto auditivo, tímpano, huesos del oído medio, oído interno) pueden dar lugar a diferentes tipos de lesiones. Estos son algunos:
Hematoma auricular
Un hematoma auricular se produce cuando se acumula una bolsa de sangre bajo la piel del oído externo. Esto hace que el oído externo parezca hinchado. La bolsa de sangre se siente blanda, como un globo de agua. Si se diagnostica a tiempo, el tratamiento suele consistir en abrir la bolsa y drenar la sangre. A menudo se coloca un apósito para evitar que la sangre se vuelva a acumular.
Perforación de la membrana timpánica (rotura del tímpano)
El tímpano puede romperse cuando objetos extraños lo perforan a través del canal auditivo, con rápidos cambios de presión en el oído o con un traumatismo por objeto contundente en el hueso temporal. Muchas roturas traumáticas del tímpano se curan solas sin necesidad de cirugía. Otras pueden predisponer a la infección y requieren un tratamiento con gotas o pastillas antibióticas para el oído. Algunas perforaciones no se curan solas o pueden provocar la formación de un colesteatoma. En estos casos, un otorrinolaringólogo puede recomendar la cirugía.
Fractura del hueso temporal
El hueso temporal es uno de los muchos huesos que componen el cráneo. En los traumatismos craneoencefálicos, este hueso puede fracturarse y se diagnostica mediante un TAC. Las fracturas del hueso temporal pueden provocar complicaciones como pérdida de audición, mareos, parálisis facial o pérdida de líquido cefalorraquídeo (LCR). La pérdida de audición asociada puede deberse a la acumulación de sangre detrás del tímpano, a la rotura del tímpano, a la dislocación de los huesos auditivos del oído medio o a la fractura a través del oído interno. Las tres primeras causas de pérdida de audición dan lugar a una pérdida de audición conductiva, mientras que la fractura del oído interno provoca una pérdida de audición neurosensorial.
La parálisis facial puede producirse cuando el nervio facial se corta o se inflama debido a una lesión en la cabeza. Si la parálisis facial se produce inmediatamente con la fractura del hueso temporal, a veces la cirugía puede ser útil para reparar un nervio cortado. Esta decisión suele basarse en la anatomía específica que se observa en el TAC del paciente. Si la parálisis facial se produce de forma retardada (horas o días después de la lesión), a menudo el nervio está hinchado y no se ha cortado del todo, y se recomienda un tratamiento conservador sin cirugía.
La fuga de LCR puede producirse tras la fractura del hueso temporal, ya que el «techo de la oreja» comparte el mismo hueso que el «suelo del cerebro». Esto puede manifestarse como un goteo de líquido claro y delgado desde la oreja o por la nariz. Muchas fugas de LCR se curan solas. Algunos pacientes requieren un drenaje lumbar, que es un tubo que descomprime el LCR a través de la espalda. Con menor frecuencia, los pacientes pueden requerir una intervención quirúrgica para reparar la fuga de LCR.
Dislocación asicular
La dislocación asicular se produce cuando los tres huesos auditivos del oído medio (martillo, yunque y estribo) dejan de estar en continuidad. Esto da lugar a una pérdida de audición conductiva. Puede producirse tras un traumatismo romo o penetrante en el oído. En algunos pacientes, se puede realizar una cirugía para reconstruir los huesos auditivos. En otros pacientes, se puede considerar el uso de un audífono.