Función y regulación de la ciclooxigenasa-2 durante la inflamación

Las prostaglandinas se forman a partir del ácido araquidónico por la acción de la ciclooxigenasa (COX) y las posteriores sintetasas. Recientemente se ha descubierto que existen dos formas de COX estrechamente relacionadas, que ahora se conocen como COX-1 y COX-2. Aunque ambas isoformas de esta enzima convierten el araquidonato en prostaglandinas, existen diferencias significativas en su distribución en el organismo y en sus funciones en la salud y la enfermedad. La base de estas importantes diferencias radica en los genes de la COX-1 y la COX-2 y en la regulación de estos genes. La COX-1, la forma predominantemente constitutiva de la enzima, se expresa en todo el cuerpo y proporciona ciertas funciones homeostáticas, como el mantenimiento de la mucosa gástrica normal, la influencia en el flujo sanguíneo renal y la ayuda en la coagulación de la sangre al favorecer la agregación de las plaquetas. En cambio, la COX-2, la forma inducible, se expresa en respuesta a estímulos inflamatorios y otros estímulos fisiológicos y factores de crecimiento, y participa en la producción de las prostaglandinas que median en el dolor y favorecen el proceso inflamatorio. Todos los antiinflamatorios no esteroideos convencionales (AINE) inhiben de forma inespecífica tanto la COX-1 como la COX-2 a dosis antiinflamatorias estándar. Los efectos antiinflamatorios y analgésicos beneficiosos se producen a través de la inhibición de la COX-2, pero las toxicidades gastrointestinales y la diátesis hemorrágica leve se producen como resultado de la inhibición concurrente de la COX-1. Es importante que los médicos comprendan plenamente la base farmacológica de las acciones diferenciales de los AINE cuando los prescriban para el dolor y la inflamación. Esta comprensión también es importante para que los médicos puedan evaluar críticamente la base y los datos emergentes sobre los inhibidores específicos de la COX-2 y su papel potencial en la medicina clínica. Los agentes que inhiben la COX-2 sin afectar a la COX-1 representan un atractivo desarrollo terapéutico y podrían suponer un importante avance en el tratamiento de la artritis reumatoide y la osteoartritis, así como de otras diversas enfermedades.

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