La empresa está expuesta a las fluctuaciones del mercadoEditar
Al salir a bolsa, las empresas son vulnerables a las amenazas de las especulaciones y las fluctuaciones del mercado. Durante la crisis financiera de 2008, varias empresas quebraron a causa de las fluctuaciones del mercado bursátil, lo que limitó gravemente su capital operativo hasta el punto de que no pudieron pagar a sus acreedores y se vieron obligadas a liquidar sus activos operativos.
Costes de la salida a bolsaEditar
Los costes de registro de la empresa también son muy elevados, lo que dificulta la salida a bolsa de determinadas pequeñas empresas. Además de los costes más elevados, los procesos de registro y gestión de una empresa son también muy complejos. Por ejemplo, en el Reino Unido, para gestionar una sociedad anónima, hay que elaborar un registro de los directores, los accionistas y los votos de los accionistas, así como todos los detalles de las finanzas de la empresa, que deben conservarse durante un mínimo de seis años. Junto con esto, también se necesita un registro contable exhaustivo, como las ventas y a quién se realizan (hasta que y a menos que se trate de un negocio minorista), las compras y a quién se suministran, las existencias y las deudas, todo ello debe facilitarse. Junto con todos estos gastos, también hay que pagar impuestos mientras una empresa cotiza en bolsa. Por ejemplo, en el Reino Unido una empresa tiene que pagar el impuesto de sociedades, que es del 20% si el beneficio anual es de 300.000 libras o menos, y del 21% si el beneficio es superior a 300.000 libras.
Presión para rendirEditar
La flotación pública también aumenta la presión sobre una empresa para que rinda. Cuando el público en general, como accionistas de la empresa, exige dividendos sin tener en cuenta las circunstancias económicas de la empresa, aumenta la presión sobre el rendimiento de la empresa. En segundo lugar, a veces las empresas presentan informes financieros falsos para vender acciones, lo que provoca más complicaciones en el mercado. En 2005, AIG tuvo que pagar una multa de 1.700 millones de dólares como resultado de una contabilidad incorrecta. Además, Lehman Brothers quebró en 2008 tras utilizar una pequeña empresa para manipular secretamente sus balances. Ambos casos ilustran que, como resultado de la presión para vender acciones, las empresas pueden manipular sus estados financieros y, posteriormente, enfrentarse a las consecuencias (la quiebra de Lehman Brothers en 2008, el rescate de AIG por parte del gobierno de EE.UU. en 2008).
Menor flotación públicaEditar
La menor flotación pública puede provocar la iliquidez de las acciones de las empresas debido a la baja participación del público. Es posible que no se puedan tramitar órdenes de compra o venta en una bolsa de valores respetada.