Espesor de la pared del ventrículo izquierdo y presencia de hipertrofia asimétrica en jóvenes reclutas sanos del ejército

Introducción

La diferenciación entre la hipertrofia fisiológica del ventrículo izquierdo (VI) secundaria al ejercicio y la miocardiopatía hipertrófica (MCH) es un dilema clínico complejo y cada vez más frecuente.1 El sobrediagnóstico de la MCH puede llevar a la interrupción prematura de una carrera deportiva profesional, mientras que el infradiagnóstico puede poner a los individuos en riesgo de muerte súbita cardíaca durante un esfuerzo físico extenuante. En la actualidad, las formas fisiológicas y patológicas de la hipertrofia se diferencian mediante diversos algoritmos de diagnóstico y la ecocardiografía.2,3 Sin embargo, a menudo persiste la incertidumbre y los médicos recurren con frecuencia a la resonancia magnética cardiovascular (RMC) para resolver estos casos. Esta técnica ofrece una resolución espacial superior, una mejor visualización de la pared lateral y del ápice y no tiene límites en cuanto a las ventanas ecocardiográficas; sin embargo, se carece de un rango normal para las mediciones del grosor de la pared y con frecuencia se utiliza el punto de corte ecográfico de 13 mm.4

Perspectiva clínica en p 267

Tanto el patrón como el grado de engrosamiento de la pared son importantes para establecer el diagnóstico de MCH. Aunque los patrones concéntricos de engrosamiento de la pared se asocian más comúnmente con un aumento de la poscarga y un corazón atlético, la MCH se asocia tradicionalmente con aumentos regionales y asimétricos, más comúnmente en el septo ventricular. Según las recientes directrices de la American College of Cardiology Foundation/American Heart Association, la MCH suele reconocerse por un aumento regional del grosor de la pared del VI ≥15,0 mm, y las medidas de 13 y 14 mm se consideran limítrofes.5 Sin embargo, este engrosamiento asimétrico de la pared también se ha descrito tanto en la estenosis aórtica como en la hipertensión6-8, y nosotros postulamos que también podría desarrollarse en respuesta al entrenamiento físico extenuante.

Los objetivos de este estudio fueron, por lo tanto, investigar las mediciones del grosor de la pared de la RMC en un grupo de hombres jóvenes sanos y evaluar si el engrosamiento asimétrico de la pared podría desarrollarse como parte de la respuesta fisiológica al ejercicio.

Métodos

Estudio Reclutas

Los reclutas se inscribieron en el estudio LARGE Heart, como se describió anteriormente.7,9 En resumen, se estudiaron prospectivamente 541 reclutas jóvenes blancos consecutivos del ejército al ingresar en el Regimiento de Entrenamiento del Ejército Británico, en Lichfield, Reino Unido, entre julio de 2002 y abril de 2004. Se excluyeron los reclutas con un diagnóstico establecido de hipertensión, diabetes mellitus, cardiomiopatía y los que tomaban medicación regularmente. Los reclutas del ejército son examinados rutinariamente en busca de signos clínicos o antecedentes familiares de miocardiopatía o muerte súbita en una fase temprana y fueron remitidos a un especialista en cardiología cuando se sospechaba. El Comité de Investigación Clínica de los Servicios Médicos de Defensa concedió la aprobación ética y se obtuvo el consentimiento informado por escrito de todos los participantes. Este estudio se llevó a cabo de acuerdo con la Declaración de Helsinki.

Datos de partida

Se recogieron datos relativos a la historia clínica, el estado de tabaquismo, el uso de medicamentos y el consumo de alcohol. Se registraron la altura y el peso de los reclutas y se estimó la superficie corporal mediante la fórmula de Mosteller, superficie corporal=(/3600)½.

La normativa del ejército británico exige que todos los nuevos reclutas del ejército demuestren un nivel preestablecido de aptitud física en el momento de la inscripción. Esto incluye el levantamiento estático de una bolsa con peso (entre 15 y 40 kg), el transporte de dos portadores de agua de 20 kg a más de 150 m en 2 minutos y una carrera de 1,5 millas en <12 minutos y 45 s. Para los fines de este estudio, cada participante también se sometió a una evaluación independiente de la actividad física como se describió anteriormente.9,10 Esto enumeró los deportes realizados actualmente y en el pasado cercano; el período de participación (en años); las horas jugadas por semana; y el nivel de participación (ocio, o para la escuela o el condado). Para simplificar, se generó una puntuación de actividad física basada en 3 factores: el número de deportes practicados, si el recluta seguía practicando ese deporte y el nivel al que lo practicaba; esta puntuación se utilizó como medida principal de la actividad física.

Régimen de entrenamiento físico

Todos los reclutas se sometieron a un periodo idéntico de 12 semanas de entrenamiento intensivo de fuerza y resistencia. Esto supuso más de 40 horas de ejercicio físico a la semana con un gasto energético medio de >5000 calorías al día. Se realizó una mezcla de ejercicio aeróbico y anaeróbico, que incluía correr, nadar, hacer flexiones, abdominales y marchar con mochilas con peso (hasta 35 libras).

Evaluación por RMC del grosor de la pared del VI

La RMC se realizó tanto al inicio como después del régimen de entrenamiento físico utilizando un escáner móvil Siemens Sonata de 1,5 Tesla y aplicando los protocolos descritos anteriormente.11,12 Todas las imágenes se adquirieron utilizando una secuencia de precesión libre de estado estable.

El análisis de las imágenes fue realizado manualmente por un investigador (P.L.) ciego a otros datos del estudio, incluyendo si las exploraciones eran previas o posteriores al ejercicio, utilizando CMRtools (Cardiovascular Imaging Solutions, Londres, Reino Unido). El grosor máximo de la pared del VI se calculó al final de la diástole en cada uno de los 17 segmentos del miocardio, excluyendo las trabeculaciones del ventrículo derecho. Se realizaron tres mediciones y se utilizó la media de estos valores (Figura 1). Las lecturas basales se tomaron en vistas de eje corto justo por debajo del tracto de salida del VI, mientras que las mediciones de la cavidad media se realizaron utilizando imágenes de eje corto a nivel de los músculos papilares. Por último, las lecturas apicales y la del ápice verdadero se realizaron en vistas de 2 y 4 cámaras (Figura 1).

Figura 1. Método para medir el grosor de la pared en los niveles basal, medio de la cavidad, apical y en el ápice verdadero. Se tomaron tres mediciones de la región más gruesa de cada segmento y luego se promediaron. Se excluyeron las trabeculaciones del ventrículo derecho.

Se realizaron mediciones de la masa y el volumen del VI y se indexaron con respecto al área de la superficie corporal, tal y como se ha descrito y comunicado previamente.9,10 Posteriormente, se utilizaron para derivar la relación masa/volumen del VI (M/V) como el equivalente en la RMC del grosor relativo de la pared8 y la relación grosor/volumen de la pared (grosor máximo de la pared al final de la diástole dividido por el volumen al final de la diástole del VI indexado) como una medida del grosor de la pared en relación con el tamaño de la cavidad.13 Este último ha demostrado ser un discriminador útil entre el engrosamiento de la pared debido al ejercicio y el engrosamiento patológico relacionado con la cardiomiopatía o las condiciones asociadas con un aumento de la poscarga.13

Estudios de reproducibilidad

Se seleccionaron 20 reclutas al azar de la cohorte. Una vez establecida la metodología para las mediciones del grosor de la pared del VI, todas las exploraciones de estos reclutas fueron analizadas independientemente por 2 observadores entrenados (P.L. y S.P.) para proporcionar medidas de reproducibilidad interobservador. Para evaluar la variación intraobservador, P.L. repitió los análisis al menos 2 meses después para minimizar el sesgo de recuerdo.

Engrosamiento asimétrico de la pared

La prevalencia del engrosamiento asimétrico de la pared se definió como un grosor de la pared ventricular ≥13,0 mm que era >1,5× el grosor del segmento miocárdico opuesto. Su presencia se evaluó en cada recluta del ejército tanto antes como después del período de entrenamiento físico.

Estadísticas

Las mediciones del grosor de la pared se presentaron como media±SD. El límite superior del 95% de la normalidad para cada segmento se calculó como la media±2 DE. Las diferencias entre los espesores de pared en las distintas regiones del ventrículo se evaluaron mediante la prueba de la t pareada de Student y un ANOVA que acomodaba el recluta como factor aleatorio. Las diferencias en las características del recluta entre aquellos con y sin engrosamiento asimétrico de la pared se buscaron mediante la prueba t de muestras no apareadas. Se utilizaron pruebas t emparejadas para comparar los datos previos y posteriores al entrenamiento. El rango normal del 95% para las diferencias entre las medidas repetidas del grosor de la pared del VI (los límites de acuerdo) se estimó multiplicando la DE de la media de las diferencias por 1,96. Se calcularon los coeficientes de correlación intraclase con intervalos de confianza del 95% para la variación intra e interobservador. Los datos se analizaron con el software SPSS versión 17.0 (SPSS Inc, Chicago, IL). Una P<0,05 de dos caras se consideró estadísticamente significativa.

Resultados

Estudio Reclutas

Se obtuvieron estudios de RMC en 541 hombres reclutas del ejército (edad, 20±2 años) antes del programa de entrenamiento físico y se repitieron después en 309 reclutas (edad, 20±2 años). Las características iniciales de estos dos grupos fueron similares (Tabla 1). Ninguno de los reclutas tenía antecedentes de hipertensión o enfermedad cardiovascular y no se sospechaba clínicamente que tuviera una miocardiopatía subyacente. Ciento sesenta y cinco reclutas (40%) eran fumadores actuales, 47 (11%) eran exfumadores y ninguno estaba medicado.

Tabla 1. Características iniciales del reclutamiento de toda la cohorte (n=541) y entre los que completaron el régimen de ejercicio físico (n=309)

Toda la cohorte Cohorte que completó el régimen de ejercicio
Número 541 309
Edad, y 20±2 20±2
Altura, m 1.78±0.06 1.78±0.06
Peso, kg 72±10* 73±10
Consumo de alcohol, U/semana 6 (1-14)† 6 (0-14)†
Tensión arterial sistólica, mm Hg 123±12* 122±18*
Presión arterial diastólica, mm Hg 66±8 70±11
Índice de masa corporal, kg/m2 23±3 23±3
Estado de fumador
Nunca ha fumado 201 (49%) 99 (41%)
Ex-fumadores 47 (11%) 120 (49%)
Fumadores actuales 165 (40%) 24 (10%)
Puntuación de la actividad física 4.6±3,6* 6,8±5,3*

Los valores representan la media±SD.

*Media geométrica±SD aproximada.

†Media (rango intercuartil).

Reproducibilidad

Entre los 20 reclutas seleccionados, se realizaron 340 mediciones pareadas del grosor de la pared del VI por P.L., mostrando excelentes medidas de reproducibilidad intraobservador, sin sesgos fijos o proporcionales y estrechos límites de acuerdo ±0,99 mm. Esto fue así en todos los niveles del ventrículo (base, cavidad media y ápice; Tabla 2). En general, el valor del coeficiente de correlación intraclase para estas mediciones fue de 0,98. La concordancia interobservador fue igualmente buena, con una diferencia media de 0,07 mm, límites de concordancia de ±1,03 mm y un valor del coeficiente de correlación intraclase de 0,99 (tabla 2).

Tabla 2. Intra- y entre observadores (paneles superior y central) para las mediciones del grosor de la pared del VI

Reproducibilidad entre observadores Reproducibilidad entre observadores
Media Diferencia SD de la diferencia 95% Límites de acuerdo ICC Diferencia media SD de la diferencia 95% Límites de acuerdo ICC
En general -0.02 0,50 -1,00 a 0,98 0,98 0,07 0,53 -0,96 a 1,10 0.99
Segmentos basales 0,02 0,58 -1,12 a 1,16 0,92 0.05 0,46 -0,86 a 0,95 0,98
Segmentos de la cavidad media -0,02 0,38 -0,77 a 0,73 0.96 0,14 0,52 -0,88 a 1,15 0,96
Segmentos típicos -0,04 0,53 -1,09 a 0,99 0.97 0,02 0,60 -1,16 a 1,20 0,98

ICC indica coeficiente de correlación intraclase; y VI, ventrículo izquierdo.

Datos de referencia

Espesor de la pared del VI

Hubo una variación significativa en el espesor de la pared en los 17 segmentos del miocardio (figura 2; tabla 3). El grosor de la pared del VI disminuyó gradualmente en la progresión desde la base hasta el ápice (base, 10,3±1,0 mm; cavidad media, 10,2±0,9 mm; apical, 7,3±1,0 mm; ápice 2,3±0,6 mm; P<0,001). En los niveles basal y medio de la cavidad, el grosor medio de la pared fue mayor en el septo que en la pared lateral (11,0±1,4 mm frente a 10,1±1,3 mm; P<0,001). Ciento veinticinco reclutas (23%) tenían un grosor de pared ≥13,0 mm, que se observaba con mayor frecuencia en el septo (87%). Cuarenta y seis (9%) tenían un grosor de pared máximo ≥14,0 mm y en 14 reclutas (3%) era ≥15,0 mm. En general, en 4 de los 17 segmentos del VI, el límite superior del 95% del grosor normal de la pared superaba los 13,0 mm. El límite superior del 95% de la normalidad para el inferoseptum medio fue de 14,1 mm (tabla 3). El 2% de la cohorte (12 de los 541 reclutas) cumplía los criterios de engrosamiento asimétrico de la pared incluso antes del régimen de entrenamiento físico (Figura 3).

Tabla 3. Noventa-Cinco por ciento del límite superior del grosor normal de la pared para los 17 segmentos del ventrículo izquierdo medidos antes del entrenamiento físico

Espesor de la pared del ventrículo izquierdo Espesor en los 17 segmentos miocárdicos mm
95% Límite superior 95% Límite superior
Basal anterior (1) 12.1 Inferoseptal medio (9) 14,1
Anteroseptal basal (2) 14.0 Medio inferior (10) 12,6
Basal inferoseptal (3) 12.9 Medio inferolateral (11) 12,3
Basal inferior (4) 12,8 Medio anterolateral (12) 11.9
Basal inferolateral (5) 13,4 Apical anterior (13) 12.5
Basal anterolateral (6) 12,5 Apical septal (14) 9.2
Medio anterior (7) 11,5 Apical inferior (15) 9,2
Medio anteroseptal (8) 13.3 Apical lateral (16) 9,5
Ápice (17) 3,6

Figura 2. Mediciones del grosor de la pared en cada uno de los 17 segmentos del miocardio en una cohorte de jóvenes reclutas sanos del ejército (media±SD).

Figura 3. Imágenes de procesión sin estado estable de eje corto en fin de diástole. A, mediciones previas al entrenamiento que muestran una relación normal entre el septo y la pared lateral y el grosor de la pared del ventrículo izquierdo. B, mediciones posteriores al entrenamiento que muestran un engrosamiento asimétrico de la pared en el mismo recluta. C, Ejemplo de engrosamiento asimétrico de la pared tras el entrenamiento en otro recluta.

Respuesta al entrenamiento físico

Tras el entrenamiento, la prevalencia del engrosamiento asimétrico de la pared aumentó hasta estar presente en el 10% de la cohorte (31 de 309 reclutas), afectando con mayor frecuencia al inferoseptum de la cavidad media (74%) (Figura 3). En estos reclutas, el grosor máximo de la pared aumentó de 12,7±1,1 mm antes del entrenamiento a 14,1±0,9 mm después del mismo (P<0,001), pero a diferencia del resto de la cohorte, la masa del VI indexada y los volúmenes telediastólicos no cambiaron (P=0,71 y P=0,61, respectivamente; Tablas 4 y 5). La V/M tampoco cambió con el ejercicio en este subgrupo ni en el conjunto de la cohorte. Aunque hubo un pequeño aumento en la relación grosor/volumen de la pared en los reclutas que desarrollaron un engrosamiento asimétrico de la pared, esta relación se mantuvo normal en todos los casos (<0,15 mm-m2-mL-1), lo que sugiere una respuesta de remodelación inducida por el ejercicio (Tablas 4 y 5).13 Sólo se dispuso de electrocardiogramas en 3 de los 31 reclutas, pero tampoco fueron sugestivos de MCH.

Tabla 4. Comparación de los reclutas que tuvieron y no tuvieron engrosamiento asimétrico de la pared después del entrenamiento del ejército

Características iniciales Reclutas con Engrosamiento asimétrico de la pared después del ejercicio (n=31) Reclutas sin engrosamiento asimétrico de la pared (n=277) Valor P
Edad, y 20±3 20±2 0.57
Presión arterial sistólica, mm Hg 122±10 122±19 0.98
Presión arterial diastólica, mm Hg 73±6 69±11 0,07
Índice de masa corporal, kg/m2 24.0±2,5 22,9±2,5 0,02
Consumo de alcohol, U 4,4±6,7 3.4±5,6 0,38
Tabaco (paquetes de años) 1,5±2,8 1,1±2,0 0.38
Puntuación de la actividad física 6,1±4,4 6,9±5,4 0,49

Tabla 5. Características basales mostradas a los índices de RMC tanto antes como después del ejercicio

Índices de RMC Pre-entrenamiento Post-entrenamiento Valor P Pre-entrenamiento Pos-entrenamiento Valor P Valor P*
Volumen diastólico final, mL 160.4±26.1 158.9±25.2 0.61 156.0±26.6 160.0±27.1 <0.01 0.84
Volumen diastólico final indexado, mL/m2 82,6±10,7 81,7±9,6 0.60 82,7±11,2 84,8±11,4 <0,01 0,16
Masa LV, g 171,2±19,7 171,9±19.2 0,75 165,8±25,2 170,0±24,5 <0,01 0,68
Índice de masa del VL, g/m2 87.7±6.5 88.1±6.5 0.71 87.8±10.3 90.0±10.1 <0.01 0.15
Masa/volumen, g/mL 1,07±0,12 1,09±0,14 0,56 1,07±0,13 1,07±0.13 0,84 0,56
Espesor máximo de la pared, mm 12,7±1,1 14,1±0,9 <0.01 12,2±1,2 12,3±1,1 0,13 <0,01
Espesor de la pared lateral, mm 9,4±0.7 9.0±0.5 0.01 9.2±0.8 9.2±0.8 0.11 0.39
Relación grosor de la pared/volumen diastólico, mm⋅m2⋅mL-1 0,08±0,02 0,09±0,02 <0,01 0,08±0,01 0,08±0.02 0,07 <0,01

CMR indica resonancia magnética cardiovascular; y VI, ventrículo izquierdo.

*Valores P que comparan los valores después del ejercicio en los reclutas con engrosamiento asimétrico de la pared con los valores después del ejercicio en el resto de la cohorte.

No hubo diferencias en las características basales de los reclutas que desarrollaron y no desarrollaron engrosamiento asimétrico de la pared, con la excepción del índice de masa corporal, que fue marginalmente mayor en los primeros (24±3 frente a 23±3 kg/m; P=0,02; Tablas 4 y 5). Sólo 3 de los reclutas con engrosamiento asimétrico de la pared después del ejercicio lo tenían al inicio y en cada uno de ellos el grado de engrosamiento regional de la pared aumentó aún más después del entrenamiento.

Discusión

En una cohorte de jóvenes reclutas del ejército, hemos demostrado una variación regional significativa en el grosor de la pared del VI y que más de una quinta parte de nuestros reclutas tenían un grosor de la pared igual o superior a 13,0 mm, cuando se midió mediante RMC. Además, la prevalencia del engrosamiento asimétrico de la pared aumentó en respuesta al programa de entrenamiento físico, lo que sugiere que en aproximadamente una décima parte de los individuos, esto se desarrolla como parte de la respuesta fisiológica al ejercicio. Estas observaciones tienen importantes implicaciones para el diagnóstico de la MCH en hombres jóvenes y en forma.

Mediciones del grosor de la pared

Hemos demostrado una excelente reproducibilidad inter e intraobservador en nuestras mediciones del grosor de la pared para todas las regiones del miocardio, con límites de concordancia de 1 mm.

En consonancia con estudios anteriores,14 se observó una variación regional significativa en estas mediciones con un adelgazamiento progresivo de la pared del VI al pasar de la base al ápex, y al comparar la pared lateral con el septo. Sin embargo, el límite superior del 95% del grosor normal de la pared fue >13,0 mm en 4 de los 17 segmentos del VI. Esto contrasta fuertemente con estudios ecocardiográficos anteriores. De hecho, incluso entre los deportistas de élite, sólo se han descrito grosores de pared ≥13 mm en el 1% al 2%.2,15,16 Es probable que esto refleje la mayor sensibilidad de la RMC a los aumentos regionales del grosor de la pared que la ecocardiografía, lo que se ha demostrado en varios estudios anteriores que examinan diferentes condiciones cardíacas.8,17 Sin embargo, la naturaleza de nuestra cohorte también puede haber contribuido. Dados los requisitos de ingreso en el ejército británico, es probable que nuestra población tuviera un alto nivel de aptitud física inicial, por lo que es probable que muchos de los reclutas tuvieran un corazón atlético incluso antes del entrenamiento y, por lo tanto, aumentaran las mediciones del grosor de la pared. Teniendo en cuenta esta preocupación, nuestro rango normal no debe considerarse representativo de la población en su conjunto y se necesitan más estudios para definir dicho rango en individuos más sedentarios. No obstante, nuestros resultados indican que, dada la variación regional, es poco probable que un punto de corte universal sea apropiado para todos los segmentos del miocardio y que se observan con bastante frecuencia mediciones del grosor de la pared de la RMC de 13 a 15 mm en hombres jóvenes deportistas a los que no es infrecuente examinar para detectar la MCH.

Engrosamiento asimétrico de la pared

Antes del entrenamiento, el engrosamiento asimétrico de la pared estaba presente en el 2%, pero aumentó drásticamente hasta el 10% después del período de ejercicio físico intenso. En estos reclutas, el grosor máximo de la pared aumentó de 12,7 a 14,1 mm y no se observó fuera del septo. Sin embargo, a diferencia del resto de la cohorte y de las descripciones anteriores de remodelación inducida por el ejercicio, no hubo cambios en la masa o los volúmenes del VI indexados, lo que subraya que esta respuesta representa una forma inusual de adaptación.

La explicación de por qué algunos reclutas desarrollaron un engrosamiento asimétrico de la pared sigue sin estar clara. No había otros marcadores clínicos en estos reclutas que indicaran un diagnóstico de MCH. Ningún recluta tenía síntomas, antecedentes familiares o signos físicos que sugirieran una miocardiopatía, y en los pocos reclutas de los que se disponía de electrocardiogramas, éstos también estaban dentro de los límites normales. Además, la relación grosor de la pared/volumen diastólico, que se considera un discriminador útil entre el engrosamiento de la pared debido al ejercicio y el relacionado con un aumento de la poscarga o una miocardiopatía,13 fue normal en todos nuestros reclutas. Por lo tanto, parece poco probable que el ejercicio estuviera simplemente desenmascarando una miocardiopatía subyacente en estos reclutas, sobre todo teniendo en cuenta la frecuencia con la que se observó la asimetría. Lo más probable es que, en ciertos individuos, el engrosamiento asimétrico de la pared parezca ocurrir como parte de la respuesta fisiológica normal al ejercicio, aunque con diferencias clave respecto a los patrones de adaptación previamente reportados. Sobre la base de estos resultados, recomendamos precaución en el diagnóstico de la MCH sobre la base de aumentos límite en los espesores regionales de la pared (13-15 mm), en particular en hombres jóvenes y físicamente aptos.

Relación masa/volumen diastólico del VI

Como se informó anteriormente, hemos confirmado en una gran cohorte de reclutas del ejército que la masa del VI aumenta con el ejercicio; sin embargo, nuestro análisis de la relación masa/volumen del VI (M/V) en este estudio añade más información. Es importante destacar que hemos demostrado que la M/V no cambió después del ejercicio, lo que indica que el aumento de la masa se equilibra con los cambios en el volumen ventricular. Además, la relación grosor de la pared/volumen permaneció normal en todos los sujetos, lo que respalda el papel de estos 2 parámetros como discriminadores útiles entre la hipertrofia inducida por el ejercicio y otras formas de hipertrofia.

Limitaciones del estudio

La ventaja de concentrarse en una cohorte joven de adultos es que podemos asegurar que condiciones como la hipertensión, la enfermedad arterial coronaria o la diabetes mellitus no habrán influido en nuestros resultados. Sin embargo, como se ha discutido, es probable que nuestra cohorte tenga un nivel de acondicionamiento físico más alto al inicio que la población general, lo que hace improbable que nuestro rango de referencia sea más ampliamente aplicable. Por lo tanto, es necesario realizar más trabajos para establecer un verdadero intervalo normal para el grosor de la pared en ambos sexos e, idealmente, en toda una gama de edades y etnias.

Dawson et al18 han publicado recientemente mediciones del grosor de la pared en 20 casos, de edades comprendidas entre los 20 y los 30 años (10 hombres) que parecen ser ligeramente inferiores a las nuestras (por ejemplo, anterolateral basal, 9,0±2,5 frente a 10,0±1,3 mm). Una vez más, esto puede reflejar los altos niveles basales de aptitud física de nuestros reclutas del ejército o simplemente el bajo número de su cohorte.

No se realizaron electrocardiogramas de forma rutinaria en nuestra cohorte, lo cual es una limitación cuando se intenta diferenciar la hipertrofia debida al ejercicio y la relacionada con la MCH. No obstante, creemos que, dados los resultados de la relación grosor/volumen de la pared y el cribado al que se someten los reclutas del ejército antes de su reclutamiento, podemos estar satisfechos de que el engrosamiento asimétrico de la pared se observó como parte de una respuesta de remodelación fisiológica al ejercicio y no como una manifestación de miocardiopatía.

Conclusión

En una población de hombres jóvenes reclutas del ejército, hemos demostrado una variación regional significativa en el grosor de la pared del VI y que es frecuente que éste supere el punto de corte tradicional normal de 13,0 mm. Además, hemos aportado pruebas de que el engrosamiento asimétrico de la pared se produce como una respuesta común al ejercicio. Estas observaciones indican que en individuos jóvenes y atléticos a los que se les está investigando por MCH, no se debe hacer un diagnóstico simplemente sobre la base de un aumento de la RMC en el grosor de la pared regional.

Agradecimientos

Agradecemos a los voluntarios de reclutamiento del ejército en Lichfield, la hospitalidad y la cooperación del personal del Regimiento de Entrenamiento del Ejército de Lichfield, particularmente al personal de la Estación de Recepción Médica, al personal del Comedor de Oficiales y al oficial al mando. También agradecemos a Alliance Medical Limited, que proporcionó el escáner CMR móvil, y reconocemos especialmente el duro trabajo de los técnicos de escaneo.

Fuentes de financiación

El estudio LARGE Heart fue financiado principalmente por una subvención de proyecto de la Fundación Británica del Corazón (PG/02/021) y una subvención educativa incondicional de Aventis UK. La financiación del componente musculoesquelético de este estudio fue proporcionada por Research into Ageing, National Osteoporosis Society, Wishbone Orthopaedic Trust, Dupuy y el Fares Haddad Research Fund. El Dr. Payne (PG/02/021) fue financiado por la Fundación Británica del Corazón, que también proporciona financiación básica al Centro de Genética Cardiovascular. La financiación de LARGE Heart también provino de una beca de investigación de la Asociación Médica Británica concedida al Dr. Payne (Premio Edith Walsh, Geoffrey Holt e Ivy Powell 2002). El Dr. Dweck cuenta con el apoyo de una beca de formación de doctorado clínico de la British Heart Foundation (FS/10/026). El Dr. Humphries es titular de una cátedra de la British Heart Foundation y está financiado por la beca PG08/008 de la BHF.

Disclosures

None.

Footnotes

*Los doctores Lee y Dweck han contribuido a este trabajo a partes iguales y son co-primeros autores.

Correspondencia a Marc Dweck, MD, Centre for Cardiovascular Science, University of Edinburgh, Little France Crescent, Edinburgh, Reino Unido. Correo electrónico

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