Revisado el 3/09/2010
La menta (Mentha piperita) se utiliza para aliviar la indigestión y las náuseas, y para el tratamiento del síndrome del intestino irritable, la diverticulitis y otras dolencias intestinales crónicas. No conozco ninguna razón por la que las mujeres no deban tomarla durante el embarazo; a muchas les resulta muy útil para las náuseas matutinas.
Para estar segura, volví a consultar a mi colega Tieraona Low Dog, M.D., una experta reconocida internacionalmente en los campos de la medicina integrativa, los suplementos dietéticos y la salud de la mujer. La Dra. Low Dog me dice que no hay ninguna razón por la que las mujeres embarazadas no deban tomar té de menta para calmar las náuseas matutinas o el malestar estomacal, y que tomar dos o tres tazas al día está bien. Sin embargo, señaló que el té de menta puede empeorar la acidez de estómago, un problema que muchas mujeres experimentan más adelante en el embarazo. Cuando compres té de menta, busca productos que contengan hojas de menta 100% puras. Para preparar el té, recomienda dejar reposar una bolsita de té de menta en una taza de agua caliente de tres a cinco minutos. Aunque el té de menta es seguro para los adultos, nunca se lo des a los bebés o a los niños pequeños. El mentol que contiene puede provocar una sensación de asfixia en este grupo de edad.
Independientemente de que esté o no embarazada, el té de menta puede empeorar el síndrome de reflujo gastroesofágico (ERGE) y puede favorecer el flujo de bilis de la vesícula biliar y agravar los síntomas de los cálculos biliares. Las cápsulas de aceite de menta con recubrimiento entérico pueden utilizarse para aliviar los síntomas del síndrome del intestino irritable. El recubrimiento entérico resiste el ataque de los ácidos estomacales, por lo que las cápsulas pasan intactas a los intestinos y liberan allí su contenido.
Al igual que ocurre con el ajo, nuestra familiaridad con la menta piperita hace que no la tomemos en serio como medicamento, pero en realidad es uno de los remedios más potentes y eficaces para las dolencias gastrointestinales. Además, no es tóxico.
Andrew Weil, M.D.