¿Qué es la epicondilitis lateral y medial?
La epicondilitis lateral, o «codo de tenista», es una inflamación de los tendones que unen los músculos del antebrazo en la parte exterior del codo. La epicondilitis medial, o «codo de golfista», es una inflamación de los tendones que unen los músculos del antebrazo a la parte interior del hueso del codo.
¿Qué causa estas lesiones?
Tanto el codo de tenista como el codo de golfista suelen ser el resultado de agarrar y levantar objetos de forma repetitiva y con fuerza. Estas afecciones pueden ser causadas por otros deportes además del golf y el tenis, así como por actividades laborales que implican un uso intenso de los músculos de la muñeca y el antebrazo (como los movimientos de fontaneros, pintores, carpinteros y carniceros).
¿Cuáles son los síntomas del codo de tenista?
Los signos y síntomas comunes del codo de tenista incluyen:
- Dolor o ardor en la parte externa del codo
- Fuerza de agarre débil (como sostener una raqueta, girar una llave inglesa o agitar las manos)
El dolor puede ser leve al principio y empeorar gradualmente con el tiempo. A menudo no hay una lesión específica asociada al inicio de los síntomas.
¿Cuáles son los síntomas del codo de golfista?
El dolor del codo de golfista puede aparecer de forma repentina o gradual. Se caracteriza por:
- Dolor y sensibilidad en la cara interna del codo
- Rigidez en el codo
- Debilidad en las manos y las muñecas
- Sensación de entumecimiento u hormigueo que se irradia a uno o más dedos
¿Cómo se diagnostican el codo de tenista y el codo de golfista?
Tanto el codo de tenista como el codo de golfista son diagnosticados por su médico mediante un examen físico. Su médico puede aplicar presión en la zona afectada o pedirle que mueva el codo, la muñeca y los dedos de diversas maneras. Una radiografía puede ayudar a descartar otras posibles causas de dolor en el codo, como una fractura o artritis.
¿Cómo se tratan el codo de tenista y el codo de golfista?
La gran mayoría (80-95 por ciento) de los pacientes con estas lesiones tienen éxito con el tratamiento no quirúrgico, como el reposo, los medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (aspirina o ibuprofeno), la revisión del equipo deportivo para garantizar un ajuste adecuado, la fisioterapia, las inyecciones de esteroides o una ortesis de antebrazo. Si los síntomas no responden después de seis a doce meses de tratamientos no quirúrgicos, el médico puede recomendar la cirugía.