La mayoría de nosotros sufrimos dolor de espalda cada cierto tiempo. Malas posturas a la hora de dormir, las tantas horas que pasamos delante del ordenador y el estrés son vehículos estupendos para que aparezcan molestias en la zona lumbar, a veces tan intensas que nos vemos obligados a acudir a un fisioterapeuta.
A pesar de que es incómodo, no hay por qué preocuparse en exceso. De hecho, el dolor a menudo desaparece por sí solo en unas seis semanas. A veces, sin embargo, puede ser una señal de advertencia de que hay algo que no funciona bien, incluso de que sufrimos alguna enfermedad mortal. «Por eso cuando vas al médico por una dolencia lumbar, te hace preguntas aleatorias que parecen no tener nada que ver con la espalda», asegura Donnica Moore, experta en salud, a ‘Prevention’.
Además de naúseas, vómitos y dolor agudo en el abdomen, los enfermos de apendicitis pueden experimentar también molestias en las lumbares
Por supuesto, no es la regla general. Dicho esto, Moore advierte que no está de más saber qué ocurre en nuestro cuerpo.
1) Aneurisma aórtico
Un aneurisma de la aorta es un ensanchamiento anormal de la arteria aorta. Se produce cuando parte de una pared de la arteria se debilita, permitiendo que se ensanche anormalmente o se desvíe hacia el exterior. Según la American Heart Association, estas protuberancias pueden aparecer en cualquier lugar, pero los aneurismas aórticos se refieren a los que se desarrollan a lo largo de la aorta, que es el vaso más grande en el cuerpo, pues se extiende desde el corazón a través del pecho hasta el abdomen.
La mayoría de los aneurismas aórticos se producen el la zona abdominal, aunque también pueden ser torácicos. En cualquier caso, cuando se produce puede causar dolor de espalda. «Es severo y aparece de repente», dice Moore. Un aneurisma aórtico roto es una emergencia médica, ya que puede conducir a un sangrado interno que produzca la muerte.
Son más comunes entre los hombres mayores de 60 años que fuman o tienen colesterol alto. Pero cualquier persona que tenga dolor extremo en el vientre o la espalda, y no desaparece, debe buscar atención médica inmediata.
2) Apendicitis
Menos de la mitad de las personas con apendicitis (inflamación del apéndice) tiene los síntomas tradicionales de náuseas, vómitos y dolor agudo en la zona inferior derecha del abdomen. Unas molestias a las que se añade el dolor en la parte baja de la espalda. La razón: aunque el apéndice por lo general reside en el abdomen, alrededor del 15% de las personas tienen su apéndice en la espalda cerca de un riñón, debido a una peculiaridad anatómica. Así que cuando este órgano se inflama o se rompe, pueden quejarse de dolor de espalda baja en lugar de dolor de estómago.
Si sospechas que tienes apendicitis, debes buscar atención médica urgente. Un apéndice infectado puede romperse menos de 24 horas después de que los síntomas comiencen, y si se infecta es probable que cause la muerte. Es probable que necesite cirugía, y retrasarla puede llevar a complicaciones, incluyendo operaciones repetidas y una recuperación más larga.
La mayoría de los aneurismas aórticos se producen en el abdomen, y pueden causar un dolor de espalda «severo» y que «aparece de repente»
3) Osteoporosis
Si has tenido un golpe hace poco o sufres osteoporosis, cualquier dolor de espalda garantiza una visita a su médico para una revisión. Es posible que tengas una fractura de la columna vertebral, lo que puede conducir a pérdida de estatura, postura encorvada e incluso problemas respiratorios y digestivos. Es posible que necesites un corsé ortopédico, medicamentos para el dolor, rehabilitación y en algunos casos incluso hasta cirugía para sanar adecuadamente.
4) Artritis
Mientras que cualquier parte de la espalda puede verse afectada por la artritis, la parte baja de la espalda es especialmente vulnerable porque es la que soporta más peso del cuerpo, de acuerdo con la Arthritis Foundation. Hay muchos tipos de artritis que pueden dar lugar a dolor, rigidez e hinchazón, pero la osteoartritis (OA) es la más común, y es la que se produce tras la rotura del cartílago que amortigua los extremos de los huesos.
Si usted padeces artritis, hay muchos tratamientos que pueden ayudar. Los analgésicos, los antiinflamatorios, la terapia de calor y frío, la fisioterapia e incluso los cambios dietéticos son útiles.
5) Cálculos renales
Las buenas noticias sobre los cálculos renales, que se producen cuando los productos químicos en la orina se vuelven demasiado concentrados, es que tienden a desaparecer del cuerpo sin causar ningún daño interno. Las malas noticias: las personas que han tenido una piedra del riñón lo describen como el peor dolor que han experimentado en toda su vida.
Por lo general, es una sensación aguda y punzante que se desarrolla en la parte inferior de la espalda o de la caja torácica, y luego desciende hasta el área genital. El dolor tiende a ser intermitente; después de un período inicial de molestia intensa, podemos sentirnos mejor en las horas siguientes, hasta la aparición de otro ataque. Otros síntomas pueden incluir sangre en la orina, náuseas, vómitos y fiebre.