Dolor miofascial: causas y tratamiento – Made for This Moment

Síndrome de dolor miofascial

El síndrome de dolor miofascial es una condición crónica que causa dolor en el sistema musculoesquelético. Este dolor se limita a una zona concreta. Por ejemplo, es posible que sólo sienta el dolor y la sensibilidad en el hombro derecho y el cuello. El dolor suele estar asociado a los puntos gatillo de los músculos. Estos puntos gatillo irradian dolor a la zona afectada cuando se aplica presión sobre ellos, y a veces de forma espontánea sin presión. A veces este dolor puede estar en lo que parece ser una parte del cuerpo no relacionada.

¿Cuáles son los síntomas del síndrome de dolor miofascial?

Los síntomas principales del síndrome de dolor miofascial son:

  • Dolor muscular localizado
  • Puntos gatillo que activan el dolor

Los síntomas más frecuentes pero potenciales incluyen:

  • Rigidez muscular
  • Fatiga
  • Dormir mal
  • Dolores de cabeza
  • Anomalías posturales como encorvamiento, redondeo de hombros o postura de la cabeza hacia delante (no alineada con la columna vertebral)

¿Cómo se diagnostica el síndrome de dolor miofascial?

No existe ninguna prueba de imagen o de laboratorio que pueda identificar el síndrome de dolor miofascial. En su lugar, el síndrome se diagnostica realizando un examen exhaustivo que puede incluir:

  • Pruebas de imagen y diagnóstico para descartar otras afecciones que puedan estar causando el dolor
  • Un examen físico en el que el médico aplica una presión suave para palpar las bandas musculares tensas que desencadenan el dolor o las contracciones musculares
  • Un examen visual para buscar anomalías posturales
  • Preguntas sobre cuándo, cómo y con qué frecuencia experimenta el dolor, y si hay cosas que parecen mejorarlo o empeorarlo; el médico también preguntará sobre actividades repetitivas o lesiones recientes que puedan ser factores

¿Cuál es la diferencia entre el síndrome de dolor miofascial y la fibromialgia?

El síndrome de dolor miofascial no debe confundirse con la fibromialgia, que tiene síntomas similares. La fibromialgia es una enfermedad crónica que provoca dolor y sensibilidad en todo el cuerpo -no sólo en zonas concretas- y no incluye puntos gatillo. Para más información, consulte la página de fibromialgia Made for This Moment.

Una persona puede tener tanto fibromialgia como síndrome de dolor miofascial. Eso hace que sea especialmente importante consultar con un especialista médico que pueda diagnosticar la diferencia y aplicar los tratamientos adecuados para cada afección.

¿Cuáles son los tratamientos para el dolor miofascial?

Muchos de los tratamientos para el síndrome de dolor miofascial se centran en los puntos gatillo. Estas opciones de tratamiento incluyen:

  • Láser frío, también conocido como terapia de luz de bajo nivel, en la que se expone el punto gatillo a una luz casi infrarroja
  • Aguja seca, en la que el médico inserta una aguja fina en el punto gatillo y alrededor del mismo
  • Aguja húmeda (también conocida como inyecciones en puntos gatillo), que es lo mismo que la punción seca, salvo que el médico inyecta simultáneamente un agente adormecedor o un esteroide
  • Estimulación eléctrica, que consiste en colocar un electrodo a través del músculo afectado por un punto gatillo para provocar contracciones rápidas
  • Masaje, que incluye la liberación de presión rítmica pasiva, rítmica activa y de puntos gatillo
  • Estiramientos, que a veces se realizan junto con otras terapias, como la punción seca y los ultrasonidos
  • Estimulación nerviosa eléctrica transcutánea, que consiste en enviar señales eléctricas de bajo voltaje desde un pequeño dispositivo a la zona dolorida a través de almohadillas adheridas a la piel
  • Ultrasonidos, que utilizan ondas sonoras para penetrar en los tejidos blandos

Otras opciones de tratamiento incluyen:

  • Cambios en la dieta para reducir la inflamación y evitar los ingredientes que parecen desencadenar el dolor
  • Calor
  • Modificación del comportamiento (ejercicio, postura, configuración del puesto de trabajo, yoga, meditación, hábitos de sueño, etc.)
  • Fisioterapia, incluyendo pasos para realinear la postura, según sea necesario
  • Acupuntura
  • Fármacos antiinflamatorios no esteroideos como ibuprofeno y naproxeno
  • Parche de lidocaína
  • Relajantes musculares
  • Esteroides
  • Duloxetina

Los investigadores están estudiando la eficacia de los anticonvulsivos antidepresivos y toxina botulínica tipo A (Botox).

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