Definición médica de fiebre amarilla

Fiebre amarilla: Enfermedad sistémica aguda (en todo el cuerpo) causada por un virus llamado Flavivirus. En los casos graves, la infección vírica provoca fiebre alta, hemorragias en la piel y necrosis (muerte) de las células del riñón y el hígado. El daño causado al hígado por el virus provoca una ictericia grave que amarillea la piel. De ahí el «amarillo» de «fiebre amarilla».

La fiebre amarilla asoló en su día las ciudades portuarias de Estados Unidos. (Un espectador escribe: «Esta enfermedad era frecuente en el sur profundo, no sólo en los puertos marítimos. Mis abuelos vivieron una epidemia de fiebre amarilla en el centro de Mississippi alrededor de 1900, y estaban muy lejos de la costa»)

Hoy en día la fiebre amarilla es más común en las zonas tropicales de África y América. El virus de la fiebre amarilla se transmite en la mayoría de los casos por la picadura de un mosquito. En los entornos urbanos, la fiebre amarilla puede ser transmitida de persona a persona por el mosquito Aedes aegypti. En la selva, la fiebre amarilla se transmite de los monos a las personas por medio de los mosquitos que se reproducen en los agujeros de los árboles en los bosques tropicales. El diagnóstico de la fiebre amarilla se realiza mediante la observación o, si es necesario, mediante el cultivo del virus a partir de una muestra de sangre.

No hay cura para la fiebre amarilla, aunque se pueden probar medicamentos antivirales. Los analgésicos sin aspirina, el reposo y la rehidratación con líquidos disminuyen las molestias. La enfermedad suele pasar en pocas semanas.

La fiebre amarilla puede prevenirse mediante la vacunación. La vacuna contra la fiebre amarilla es una vacuna viral viva atenuada (debilitada). Se recomienda a las personas que viajan o viven en zonas tropicales de América y África donde se produce la fiebre amarilla. Al tratarse de una vacuna viva, no debe administrarse a bebés ni a personas con deficiencias del sistema inmunitario.

La vacuna se basa en una investigación médica clásica realizada por el Dr. Walter Reed. Cuando la fiebre amarilla estalló entre las tropas estadounidenses en Cuba en 1900, el Dr. Reed, miembro del Cuerpo Médico del Ejército, encabezó una comisión de médicos sobre la fiebre amarilla. Descubrieron que la fiebre era transmitida por el mosquito Aëdes aegypti, que se reproduce cerca de las casas (y también transmite el dengue). El equipo de Reed demostró posteriormente que el mosquito inyectaba un virus que causaba la temible enfermedad. Los ingenieros sanitarios erradicaron el mosquito y liberaron a Cuba de la fiebre amarilla en 1902 (el año de la muerte de Reed por apendicitis).

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La vacuna contra la fiebre amarilla también se basa en el trabajo de Max Theiler. El Dr. Theiler, procedente de Sudáfrica, trabajaba en la Fundación Rockefeller (actual Universidad Rockefeller) de Nueva York. En 1929 Theiler contrajo la fiebre amarilla (una experiencia no poco común entre quienes estudian la enfermedad) pero se recuperó y quedó inmune a ella. Al año siguiente, Theiler descubrió que la fiebre amarilla puede transmitirse a los ratones blancos, que son fáciles de manejar y se pueden conseguir por miles a bajo coste. Este fue un hallazgo crítico para la producción de la vacuna. En 1951, Max Theiler (1899-1972) fue galardonado con el Premio Nobel de Fisiología o Medicina «por sus descubrimientos sobre la fiebre amarilla y la forma de combatirla».

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