Por Ronald Piana
25 de septiembre de 2018
David J. Sugarbaker, MD
DAVID J. SUGARBAKER, MD, fue un cirujano torácico reconocido internacionalmente que se especializó en el tratamiento del mesotelioma y los cánceres torácicos complejos. Ser reconocido como el primero en un hallazgo o procedimiento médico es un raro honor; el Dr. Sugarbaker recibió ese honor dos veces, siendo el primero en desarrollar una terapia multimodal para el mesotelioma y el primero en completar un trasplante de pulmón en Massachusetts. El doctor Sugarbaker murió el 29 de agosto de 2018. Tenía 65 años.
La influencia de un padre
DR. SUGARBAKER nació el 5 de agosto de 1953, 1 de los 10 hijos que vivían en un huerto de manzanas en las afueras de Jefferson City, Missouri. Su padre era cirujano oncológico y su madre, enfermera. Su padre, que había trabajado en el Instituto Nacional del Cáncer, dirigía su propia pequeña clínica oncológica.
Cuando el Dr. Sugarbaker tenía 13 años, empezó a trabajar en el laboratorio de investigación que su padre había construido en el garaje de la familia. «Mi trabajo consistía en atender a las ratas y mantener las líneas tumorales», recordaba en 2014, cuando ejercía como 94º presidente de la Asociación Americana de Cirujanos Torácicos. Además de su trabajo en el laboratorio, el Dr. Sugarbaker también asistió a su padre durante las operaciones y haciendo visitas de seguimiento a los pacientes postoperados. Estas enriquecedoras experiencias médicas a una edad temprana influyeron profundamente en su visión de la vida y en su decisión de convertirse en cirujano de cáncer torácico.
Camino para convertirse en cirujano
En 1975, el Dr. Sugarbaker ingresó en la Facultad de Medicina de la Universidad de Cornell, recibiendo su título de médico en 1979 y casándose con su novia de toda la vida, Linda, poco antes de comenzar su internado de cirugía. Hizo su residencia quirúrgica en el Brigham and Women’s Hospital de Boston, tras lo cual se trasladó a Canadá, donde realizó una residencia en cirugía cardiotorácica en el Toronto General Hospital, donde fue jefe de residentes. Mientras conservaba su puesto en el Toronto General, más tarde se convertiría también en residente de cirugía cardíaca pediátrica en el Hospital para Niños Enfermos de Toronto.
Tras completar su formación de residencia, el Dr. Sugarbaker regresó a los Estados Unidos, donde fue nombrado jefe del Brigham and Women’s Hospital. Fue allí donde se fijó su trayectoria profesional, ya que se centró principalmente en el mesotelioma pleural, la enfermedad por la que cimentaría su legado. En 1989, fundó y creó la primera división de cirugía torácica no cardíaca de Estados Unidos. Bajo su dirección, la división de cirugía torácica creció rápidamente, pasando de 1 a unos 13 cirujanos que realizaban más de 3.000 casos difíciles al año.
La carrera en la cirugía innovadora florece
Un año después, el Dr. Sugarbaker dirigió un equipo de cirujanos para realizar el primer trasplante de pulmón de la historia en el estado de Massachusetts. Este sería un momento increíblemente vibrante en su carrera. Además de su puesto en el Brigham and Women’s Hospital, el Dr. Sugarbaker se convirtió en profesor de cirugía en la Facultad de Medicina de Harvard, donde fundó el Programa Internacional de Mesotelioma; su objetivo central era encontrar una cura. No es de extrañar que, bajo el liderazgo del Dr. Sugarbaker, este programa también se convirtiera en el mayor de su clase en la nación, atrayendo a pacientes de todo el mundo.
En 2014, el Dr. Sugarbaker siguió una oportunidad al Centro Médico de Texas, donde fundó la nueva División de Cirugía Torácica General, el Instituto del Pulmón, que integra los tratamientos médicos y quirúrgicos para las enfermedades torácicas benignas y malignas no cardíacas. Durante este período de gran actividad, también fundó el Centro de Tratamiento del Mesotelioma.
El Dr. Sugarbaker perfeccionó sus técnicas quirúrgicas a lo largo del tiempo y éstas fueron emuladas en todo el mundo. También desarrolló métodos para realizar quimioterapia calentada intraoperatoria y realizó novedosos ensayos clínicos para establecer los agentes intraoperatorios adecuados que debían utilizarse.
En 2013, recibió la Medalla Henry D. Chadwick, el más alto honor otorgado por la Sección Pulmonar de Massachusetts de la Rama Médica y Científica de la Asociación Pulmonar Americana del Noreste por sus contribuciones meritorias en el estudio y el tratamiento de las enfermedades torácicas.
Homenaje Colegial
Al fallecer el DR. SUGARBAKER, los recuerdos del gran médico se multiplicaron. Entre ellos, el del Dr. Jacques Fontaine, cirujano torácico que se formó con el Dr. Sugarbaker: «Su legado perdurará a través de los logros de todos los destacados cirujanos torácicos que ha formado. Es el mentor de los mentores. Su visión, enfoque y dedicación al avance del tratamiento del mesotelioma han influido en toda una generación de cirujanos torácicos.» Al Dr. Sugarbaker le sobreviven su esposa y sus seis hijos, y varios hermanos, entre ellos el Dr. Paul Sugarbaker, de Washington, DC, que también es un cirujano líder en el tratamiento del mesotelioma. ■