Cocinar en recipientes de barro tiene una larga historia, que se remonta al menos a la antigua época romana, y sigue siendo una forma favorita de cocinar hoy en día. La vasija de barro cubierta crea un entorno que permite que el calor y la humedad circulen, lo que da como resultado un plato cocinado de forma uniforme, tierno y jugoso.
La vasija de barro tradicional es una que no está vidriada y tiene una base profunda junto con una tapa profunda. También hay algunas variedades específicas, como la cazuela española, un recipiente de barro redondo y esmaltado, así como el tagine, la olla de barro marroquí con tapa cónica. Estas ollas de barro pueden estar esmaltadas, parcialmente esmaltadas o sin esmaltar. Dependiendo de si tiene esmalte o no, se determinará cómo debe cuidarse y limpiarse.
La ventaja de un esmalte es que es más fácil de usar y limpiar y no necesita ser condimentado. Perderá algunos de los beneficios que ofrece la olla de barro: la capacidad de absorber agua y hacer circular el vapor, lo que hace que la carne esté húmeda y tierna, así como que el pan sea suave por dentro y tenga una corteza crujiente. La arcilla sin esmaltar también es alcalina, equilibrando el pH de los alimentos, añadiendo un poco de dulzura a los ingredientes ácidos, como los tomates.
Cómo sazonar su olla de barro
Si su olla de barro no está esmaltada, necesita remojarla y sazonarla. Sumergir la olla de barro en agua durante al menos 15 minutos y hasta dos horas aportará humedad a la superficie interior porosa, permitiendo que los alimentos se cocinen al vapor para que no se sequen. Sazonar la olla reforzará la superficie y evitará que se agriete, haciéndola más duradera para un uso prolongado.
Después de remojar la olla en agua, hay que secarla, frotar las superficies interiores no esmaltadas con un diente de ajo y luego recubrir el interior con aceite vegetal o de oliva. A continuación, debe llenarse con agua hasta 3/4 de su capacidad y calentarse a baja temperatura, ya sea en la cocina o en el horno, durante dos o tres horas.
Uso de la olla de barro
Antes de cada vez que vaya a cocinar con la olla de barro, debe sumergirla en agua (sólo si no está esmaltada). Sumérjala en agua fría -tanto la base como la tapa- durante 15 minutos. El agua penetrará en la superficie porosa y ayudará al proceso de cocción al vapor. Simplemente séquela con palmaditas y llénela con los ingredientes de su receta.
Las ollas de barro son sensibles a los cambios de temperatura y se agrietan fácilmente, por lo que es importante que no exponga la olla a diferencias de temperatura extremas. Nunca ponga la olla de barro en un horno precalentado: siempre debe ir a un horno frío para que esté en un ambiente donde la temperatura aumente gradualmente. Si se cocina en la estufa, es necesario aumentar el calor del quemador lentamente (el uso de un difusor es útil).
Hay diferentes ollas de barro diseñadas para ser utilizadas de diferentes maneras, así que asegúrese de leer las instrucciones de su olla de barro antes de usarla. Algunas están hechas para la estufa y pueden manejar un calor más alto y directo, mientras que otras son sólo para el horno.
Limpieza de su olla de barro
Como el barro es poroso, es importante seguir ciertos pasos al limpiar la olla. No utilice jabón o detergente para limpiarla, ya que el jabón se impregnará en los poros de la arcilla y se filtrará en su comida la próxima vez que la utilice. En su lugar, utilice agua caliente y un cepillo duro para limpiar la olla. Puede utilizar bicarbonato de sodio o sal como limpiador con una esponja para fregar.
Para las manchas más difíciles, utilice una almohadilla de acero inoxidable muy gruesa sin enjugar, o deje la olla en remojo toda la noche llena de agua y de una a cuatro cucharadas de bicarbonato de sodio. Un remojo de bicarbonato de sodio también ayudará a eliminar los olores y a refrescar la olla después de cocinar alimentos picantes.
Cómo guardar su olla de barro
Guarde su olla de barro con la tapa invertida, encajada dentro del fondo con una toalla de papel en medio para que pueda respirar. Asegúrese de que esté completamente seca antes de guardarla. Durante los períodos de almacenamiento prolongado, puede formarse moho. Para eliminar el moho, aplica una pasta con partes iguales de bicarbonato de sodio y agua. Déjela actuar al menos 30 minutos, luego cepille, aclare bien y deje que se seque completamente, preferiblemente a la luz del sol.