Todos cometemos errores y a menudo implican herir a otra persona. Esto es parte de la vida – desde el momento en que nacemos hasta el día en que morimos, cometer errores será parte de nuestra vida, así que ¿qué hacemos si herimos los sentimientos de alguien? No hay que avergonzarse de cometer errores genuinos o de admitir nuestras malas acciones, pero ¿qué pasa si la persona con la que intentas «arreglar las cosas» no te lo permite? ¿Qué pasa si se niega rotundamente a perdonarte?
Hay una gran diferencia entre decir que lo sientes y hacer las paces. Decir que lo sientes significa que te disculpas por lo que hiciste, pero una disculpa por sí sola puede dejar a la persona ofendida sin confianza en que no volverá a suceder. Ambos se sentirán un poco mejor, pero es como poner una tirita en un corte profundo y esperar a que se cure. Enmendar la situación, por el contrario, significa que estás enmendando tu comportamiento. Significa que no sólo dices que lo sientes, sino que dices que vas a actuar de forma diferente en el futuro. En Alcohólicos Anónimos aprendemos que no siempre vamos a tener la oportunidad de reparar directamente a las personas que hemos herido. Esto puede deberse a que la persona ya no está viva o a que la persona no aceptará tus reparaciones o no te verá en absoluto. Esto suele dejar al agresor sintiéndose perdido e inseguro de qué hacer para «limpiar su lado de la calle». Entonces, ¿qué puedes hacer si la persona a la que has hecho daño no acepta tus disculpas ni te permite enmendarte?
Primero y ante todo, es importante tener clara tu responsabilidad en una situación y lo que no es tu responsabilidad. Puedes aclarar esto escribiendo y hablando con un amigo, un terapeuta o, si estás en 12 pasos, con un padrino.
En segundo lugar, piensa en una forma de hacer enmiendas «indirectas». Esto podría ser dar dinero a una organización benéfica si usted tomó dinero de una persona o ser voluntario para una organización benéfica que usted sabe que la persona tiene cerca y querida. También puedes hacer una «reparación en vida» tratando a las personas de tu vida de la forma en que te gustaría haber tratado a esa persona. Prométete a ti mismo que has hecho un verdadero cambio de estilo de vida poniendo un filete en el suelo para acabar con un patrón destructivo que mantuviste hasta ese momento.
Por último, puedes incorporar la práctica de la atención plena perdonándote a ti mismo por los males que has hecho y trabajando para aceptar la situación. El perdón nos da la libertad de ver nuestra humanidad. Shin Zinn lo dijo mejor cuando afirmó: «Dolor X Resistencia = Sufrimiento». El dolor es inevitable, lo causemos o no, pero cuando nos resistimos a él, aumentamos nuestro sufrimiento. Cuando lo aceptamos, nuestro sufrimiento se alivia. La aceptación no tiene por qué significar que se haya cerrado la situación, simplemente significa que se está tratando de permitir que la situación sea como es.
Usar estas prácticas puede ayudarnos a aprender de las propias situaciones que se ponen en nuestro camino para enseñarnos.