Muchos estudios demuestran que las personas con niveles altos de colesterol deberían ser tratadas con medicamentos para reducirlo, pero no lo son. Y las directrices publicadas el año pasado han rebajado aún más la marca, categorizando a más personas como poseedoras de niveles altos de colesterol, lo que las convierte en candidatas a los tratamientos para reducirlo.
Según la Asociación Americana del Corazón (AHA), más de 100 millones de adultos en Estados Unidos tienen niveles de colesterol en sangre considerados como limítrofes (más de 200), y cerca de 40 millones de adultos tienen niveles considerados altos (más de 240). Los niveles elevados de colesterol están estrechamente relacionados con un mayor riesgo de padecer enfermedades cardíacas, que son la principal causa de muerte tanto de hombres como de mujeres en Estados Unidos, y son responsables de unas 500.000 muertes al año.
Las directrices del Programa Nacional de Educación sobre el Colesterol (NCEP), publicadas en 2001, se centran en la prevención de las enfermedades cardíacas mediante la reducción de los niveles de colesterol de lipoproteínas de baja densidad (LDL, el colesterol «malo») con cambios en el estilo de vida y medicación. Las antiguas directrices, publicadas en 1993, se centraban en el nivel total de colesterol de una persona, incluyendo tanto el colesterol LDL como el colesterol de lipoproteínas de alta densidad (HDL, el colesterol «bueno»).
«Las nuevas pruebas demuestran sin lugar a dudas que reducir el colesterol de lipoproteínas de baja densidad es beneficioso», afirma el doctor Scott Grundy, presidente del Grupo de Expertos en Detección, Evaluación y Tratamiento del Colesterol Elevado en la Sangre de los Adultos que elaboró las directrices. «Estas directrices proporcionarán confianza a los médicos para que traten a sus pacientes de forma adecuada»
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