La revelación del Nuevo Testamento sobre la venida de la persona de Cristo comienza con los relatos evangélicos de su nacimiento, vida, muerte, resurrección y ascensión. Sin embargo, la formación de la iglesia y la era de la iglesia no comenzó hasta Hechos 2 con la venida del Espíritu Santo, cuando comenzó a morar en todos los creyentes, formando el cuerpo de Cristo -la iglesia- al bautizar a todos los creyentes en Cristo (cf. Hechos 1:5; 2; 10:44-48; 11:15-18; 1 Cor. 12:12-13). En Hechos 11:15s, Pedro equipara la promesa del Señor de Hechos 1:5 con la venida del Espíritu en Hechos 2. Además, 1 Corintios 12:13 nos muestra que la obra bautismal del Espíritu Santo es la que nos une al cuerpo de Cristo, la iglesia. Es en este punto que la iglesia comenzó y consiste en ambos judíos y gentiles en un nuevo hombre. Esta era una verdad que no había sido revelada en el Antiguo Testamento (ver Col. 1:25-29).
Desde el punto de vista de las dispensaciones o las diversas economías por las que Dios gobierna el mundo, la economía del Antiguo Testamento en realidad continuó a través de los evangelios. Hechos es un libro de transición que pasa de la economía del Antiguo Testamento a la de la era de la iglesia, el cuerpo de Cristo. Sin embargo, Cristo fue el cumplimiento de las promesas del Antiguo Testamento, al menos las que se referían a su primera venida. Con su muerte, Cristo puso fin al pacto del Antiguo Testamento tal como se veía en el tabernáculo/templo, los sacrificios y el sacerdocio aarónico. Fue por esta razón que el velo del templo se rasgó en dos (Mateo 27:51). Hebreos da más testimonio de este hecho, al igual que la institución de la cena del Señor, cuando Él también observó lo que en realidad fue la última Pascua legítima, porque esa misma noche sería arrestado y moriría al día siguiente como nuestro propio Cordero de la Pascua (1 Cor. 5:7).
Así, Hechos no fue el comienzo del Nuevo Testamento, sino que registra el comienzo de la iglesia como el cuerpo de Cristo. Los evangelios también contienen mucha información que es pertinente a la iglesia como el cuerpo de Cristo como con Juan 13-17.