Camino Portugués

Dos desvíos diferentes

Incluso se dibujan dos rutas, una de ellas conocida como el Camino Portugués por la costa que llega a tierras gallegas por A Guarda, pasa por Baiona y Vigo y enlaza en Redondela con la otra vertiente que entra en Galicia por Tui, la más popular y recurrente. Atraviesa O Porriño, Redondela, Pontevedra, Caldas de Reis o Padrón antes de llegar a Santiago y poder abrazar la imagen del Apóstol. Es un recorrido fácil hasta la meta por caminos mágicos que atraviesan bosques, aldeas, pazos y fortalezas mientras salvan ríos por puentes medievales.

Capillas, iglesias y conventos son nuestros constantes compañeros de viaje en esta aventura que se consolida cada año con más fuerza entre los peregrinos, llegando a situar al Camino Portugués como el más transitado de todos los caminos en los últimos años, sólo por detrás del más famoso de los caminos, el francés. La señalización de la ruta es correcta, sobre todo en el territorio gallego y el número de establecimientos crece con un amplio servicio de albergues públicos y privados, sobre todo desde Oporto. El hecho de no estar masificado, su gran belleza natural y que nos permite recorrer dos países, hacen de esta ruta, una opción muy recomendable para caminar hacia la capital gallega.

Historia

La importancia de esta ruta comenzó a hacerse latente a partir del siglo XII, tras la independencia de Portugal comandada por el rey Alfonso I. Los peregrinos que salían de tierras portuguesas hacia el norte de la península lo hacían por motivos más variados que los espirituales. Los motivos culturales y económicos, crearon los lazos humanos entre los territorios vecinos que imperaban en la época, dando forma a una ruta con una rica historia que mantendría numerosos intercambios culturales y comerciales entre Galicia y su país vecino.

Numerosos representantes de la nobleza, reyes y altos clérigos contribuyeron con sus peregrinaciones a establecer una devoción jacobea que poco a poco iría aumentando hasta consolidarse como una de las más frecuentadas en nuestros días. Todavía están vigentes las noticias documentales de estos hechos, como el caso de la peregrinación de Doña Isabel de Portugal que, tras recorrer el Camino de Santiago en el siglo XIV, ofreció ante el altar del Apóstol su corona de emperatriz del Sacro Imperio Romano Germánico y, tras su muerte, fue conocida como la «Santa Reina». Fue enterrada en Coimbra con un bastón de peregrino tal y como se describe antes de su muerte.

El Rey Manuel I de Portugal (El Afortunado) y su peregrinaje desde Lisboa en 1502, que ordenó la instalación de una lámpara para iluminar día y noche la Catedral de Santiago, los Padres Jesuitas y su ruta en 1543 desde Coimbra, el pintor portugués humanista y arquitecto Francisco de Holanda en 1549, el obispo de Tui en 1604 o el vizconde de Ponte de Lima en 1610 fueron otros de los representantes de la nobleza y el clero que contribuyeron al establecimiento del camino portugués como una importante ruta de peregrinación a la tumba del Apóstol.

Lisboa, Santarem, Coimbra, Oporto, Barcelos, Ponte de Lima y Valença do Minho se convirtieron en una ruta vertical que atravesaba el país luso de sur a norte creando una red viaria destinada a alcanzar la orilla del río Miño y dar el salto a tierras gallegas. Su trazado está formado por antiguas calzadas y caminos heredados de la época románica, como la calzada XIX, construida en el siglo I d.C. para conectar Braga con Astorga.

Etapas del Camino Portugués