La enfermedad degenerativa del disco (DDD) describe un grupo de síntomas que resultan del desgaste relacionado con la edad de los discos espinales. También puede ser el resultado de una lesión aguda de la columna vertebral que hace que ésta se deteriore o se rompa.
A pesar de su nombre, la enfermedad discal degenerativa no es, de hecho, una enfermedad. Se trata de un hecho natural que es consecuencia del envejecimiento. Los discos, parecidos a la goma, que se encuentran entre las vértebras y que actúan como amortiguadores, permiten doblar y flexionar la espalda. Con el tiempo, se desgastan y son incapaces de proporcionar el máximo nivel de protección. Las resonancias magnéticas muestran algún tipo de deterioro de la columna vertebral en la mayoría de los pacientes mayores de 60 años.
Síntomas de la DDD
Los síntomas dependen del disco que esté degenerado. El signo inicial más común es el dolor y la debilidad en la espalda que a menudo se irradia a otra zona. El dolor puede ser débil hasta el punto de ser casi inexistente o muy severo e impedir a la persona continuar con sus actividades diarias. Incluso si una persona normalmente sólo tiene un dolor débil o sordo, puede experimentar brotes de dolor extremadamente intenso.
El dolor puede empeorar a lo largo del día, debido a agacharse, sentarse, estar de pie y caminar. Cambiar de posición y seguir moviéndose con cuidado puede ayudar a evitar que el dolor sea más intenso.
El dolor comienza con un daño en la columna vertebral, pero con el tiempo, las molestias pueden dar lugar a otras afecciones como la artrosis. Como el dolor se irradia a otras zonas del cuerpo, las personas tienden a sentir dolor y molestias en las nalgas y en la parte superior del muslo, así como hormigueo en las piernas o los pies.
Cuando el disco degenerado se encuentra en la columna cervical, la zona del cuello, el dolor puede irradiarse al hombro, al brazo o a la mano.
Otro síntoma posible es que las personas experimenten inestabilidad en la columna vertebral, lo que provoca espasmos musculares en la parte baja de la espalda cuando el cuerpo intenta corregir y estabilizar las vértebras. Estos espasmos pueden ser muy dolorosos.
Opciones de tratamiento para la enfermedad degenerativa del disco
El tratamiento de la enfermedad degenerativa del disco generalmente comienza con métodos no quirúrgicos. Su médico determinará la gravedad de la afección y le recomendará métodos de tratamiento basados en su dolor individual.
Opciones de tratamiento no quirúrgico
- Medicamentos: Su médico puede sugerirle que tome AINE o analgésicos de venta libre como la aspirina o el ibuprofeno. Estos ayudan a la inflamación que puede aliviar su dolor y disminuir la hinchazón.
- Fisioterapia: Un fisioterapeuta puede ayudar a enseñar los ejercicios adecuados para fortalecer y estirar los músculos correctos que ayudan a la curación de la espalda. Aprender a modificar los movimientos de las tareas cotidianas puede ayudar a prevenir los brotes dolorosos. Los movimientos específicos hacen que los músculos del cuello y la espalda sean más fuertes y flexibles, lo que permite un mejor soporte de la columna vertebral.
- Inyecciones espinales: Mediante las inyecciones en las articulaciones facetarias, el médico especialista en dolor puede inyectar esteroides y un anestésico local en las articulaciones que están junto al disco dañado. Estas proporcionan un alivio eficaz del dolor.
Para la mayoría de los pacientes, la fisioterapia, junto con la medicación para el dolor, es suficiente para aliviar el dolor a largo plazo.
Opciones de tratamiento quirúrgico
Si las opciones de tratamiento no invasivas no funcionan o si una persona sigue experimentando un dolor intenso, su médico puede recomendar la cirugía.
La cirugía puede incluir la extirpación del disco degenerado, que se sustituye por un disco nuevo. Otra opción es la extirpación parcial del disco (discectomía) para ayudar a aliviar la presión de los nervios.
Si el problema es grave, el médico puede conectar (fusionar) permanentemente los huesos de la columna vertebral después de extirpar el disco. Esto reducirá el movimiento en la zona dañada.
Además de seguir las recomendaciones de tratamiento de su médico, los cuidados personales contribuyen en gran medida a reducir el dolor y fortalecer la columna vertebral. La actividad física y las opciones de estilo de vida saludable, como una dieta equilibrada, la reducción del estrés mental y emocional, y dejar de fumar, tienen profundos efectos en este tipo de afección musculoesquelética.