La mayoría de nosotros nos enfrentaremos a un comportamiento poco ético en el lugar de trabajo en algún momento de nuestra carrera. De hecho, casi la mitad de los trabajadores de Estados Unidos reconocen haber sido testigos de una conducta poco ética en el lugar de trabajo en el último año. Aunque hay distintos grados de comportamiento poco ético, las posibles consecuencias pueden ser perjudiciales, no sólo desde el punto de vista legal, sino para la cultura y la reputación de una empresa. Por lo tanto, es importante que los líderes reconozcan lo que lleva a las personas normales y decentes dentro de sus organizaciones a tomar decisiones poco morales y a desarrollar estrategias que contrarresten y prevengan estos comportamientos.
¿Qué causa el comportamiento poco ético en el lugar de trabajo?
Las organizaciones se preparan para las disputas éticas creando entornos en los que las personas se sienten obligadas a tomar decisiones desfavorables que normalmente no tomarían. La presión por parte de la dirección para que se cumplan objetivos empresariales poco realistas es una de las formas más comunes en que esto ocurre. Cuando los directivos establecen expectativas prácticamente inalcanzables, los empleados tomarán medidas igualmente extremas para intentar cumplirlas. Esto es especialmente cierto en los sectores competitivos, donde cada tarea se ve como una oportunidad para impresionar, producir valor y salir adelante. Cuando los empleados sienten que no pueden cumplir los objetivos de ninguna otra manera, recurren a prácticas poco éticas, en gran parte por miedo a perder un ascenso, dinero o incluso su puesto de trabajo. Por ejemplo, recortarán gastos para alcanzar sus objetivos de ventas o harán afirmaciones falsas para conseguir un acuerdo comercial. Los empleados se centran tanto en hacer lo que les beneficia que incluso manipulan a los demás para su propio beneficio personal, sin tener en cuenta las consecuencias.
El comportamiento poco ético en el lugar de trabajo también se crea cuando hay una falta de responsabilidad por las acciones cuestionables de los que ocupan puestos de alto nivel. Las empresas pueden sorprenderse al descubrir que sus propios dirigentes pueden estar fomentando inadvertidamente la mala conducta e influyendo en las decisiones de sus dirigidos. Los empleados tienden a emular las acciones de los líderes que respetan y admiran, especialmente de aquellos que han alcanzado el éxito en la empresa. En consecuencia, pueden empezar a mostrar un comportamiento poco ético sin ni siquiera darse cuenta. Por ejemplo, un directivo puede mentir a un cliente sobre la oferta de un producto o exagerar las cifras en una propuesta. Si un empleado es testigo de ello, puede asumir que es libre de hacer lo mismo. El directivo ha creado así un entorno en el que presentar información falsa se considera aceptable. Cuando los líderes no evalúan sus propias acciones y envían involuntariamente mensajes a los empleados, están preparando a la empresa para un desastre ético.
Fraude de pagos en el lugar de trabajo
El fraude de cuentas por pagar representa casi la mitad de todos los casos de fraude denunciados en las empresas, lo que significa que hay mucho más comportamiento poco ético en el lugar de trabajo de lo que nos podemos dar cuenta día a día. El fraude de cuentas por pagar es un objetivo fácil para los estafadores, ya que todo el dinero de una empresa pasa por la función de cuentas por pagar. Las empresas que todavía dependen de los procesos manuales de cuentas por pagar y de los cheques en papel son especialmente vulnerables a las actividades fraudulentas debido a la falta de responsabilidad y transparencia de las transacciones. Los pagos duplicados, las cuentas de proveedores falsas y los cheques robados son sólo algunas de las actividades a las que se enfrentan habitualmente los departamentos de cuentas por pagar. Para reducir el fraude potencial en cada fase del proceso de pago, las organizaciones están recurriendo a la automatización de AP. Las facturas y los pagos electrónicos se agilizan para tener un control y una visibilidad totales, y las aprobaciones son rápidas y sencillas. Además, el flujo de trabajo automatizado garantiza que las facturas no se dupliquen ni se paguen a un proveedor que no corresponda. Con la automatización de las cuentas por cobrar, los directivos no sólo protegen a la empresa de las pérdidas relacionadas con el fraude, sino que eliminan cualquier tentación u oportunidad para que los empleados se involucren en comportamientos poco éticos.
¿Cómo se puede establecer un entorno de trabajo más ético?
Se ha convertido en costumbre que las organizaciones instituyan un Código de Ética, una colección de principios y prácticas en los que una empresa cree y pretende vivir. Deben funcionar en conjunción con los valores corporativos de su empresa, pero esbozan políticas más específicas sobre cómo deben comportarse los empleados en determinadas situaciones. Lo ideal sería que el comportamiento ético en el trabajo fuera fácil, pero, por desgracia, las prácticas aceptables no siempre están claramente definidas. Contar con un Código de Ética creará un sentido de justicia y una clara comprensión de las reglas y repercusiones, de modo que tanto los empleados como los líderes estén alineados.
Para superar el comportamiento poco ético en el lugar de trabajo, los líderes también deben crear un entorno en el que los empleados se sientan seguros y cómodos. La mayoría de las personas carecen de confianza para hablar o plantear problemas éticos en el trabajo, por miedo a ser despedidos o incluso reprendidos por desafiar a un directivo. Cuanto más abiertos y genuinamente accesibles sean los líderes, más dispuestos estarán los empleados a hablar cuando las circunstancias lo requieran. Además, la forma en que los líderes reaccionan a las preocupaciones éticas y las acciones que toman en respuesta, en última instancia, marcan la pauta de cómo otros abordarán las cuestiones éticas en el futuro.
Desgraciadamente, el comportamiento poco ético en el lugar de trabajo es algo de lo que son víctimas muchas empresas. Ya sea para ascender en el escalafón corporativo, ganar más dinero o apaciguar las peticiones de un gerente, estos incentivos pueden conducir con demasiada frecuencia a la toma de decisiones desfavorables. Las faltas de ética en el trabajo ocurren todos los días, en todo tipo de empresas. Sin embargo, los líderes fuertes que modelan el comportamiento moral y establecen políticas claras pueden mitigar el riesgo de que un dilema ético dañe la reputación de su empresa.