Pregunta:
En la Biblia dice que hay que descansar el séptimo día de la semana, porque D’s creó el mundo en seis días y descansó en el séptimo. Hoy los cristianos descansan el domingo, los musulmanes el viernes y los judíos el sábado. ¿Cómo sabes que estás celebrando en el día correcto?
Respuesta:
Tu misma pregunta fue tratada por el Midrash Rabbah, una compilación de cerca de 2.000 años de antigüedad.
Se nos ordenó por primera vez guardar el Shabat en el desierto poco después de salir de Egipto. ¿Cómo sabíamos cuándo debíamos guardarlo? En el Éxodo 16, se nos dice que durante nuestro viaje por el desierto, el maná caía todos los días excepto uno: el Shabat. ¿Qué comimos entonces? Cada viernes caía una doble porción para que tuviéramos qué comer al día siguiente también. El primer viernes después de que comenzara a caer el maná, la gente se sorprendió al ver tanto maná, el doble del que habían recibido en cada uno de los cinco días anteriores. Cuando vinieron a preguntarle a Moisés sobre este fenómeno, él les reveló que el día siguiente sería el Shabat y que no caería nada de maná.
La redacción real del mensaje de Di-s a Moisés y al pueblo judío es «Mirad que Di-s os ha dado el Shabat». El Midrash señala que la palabra utilizada es «ver» y no «saber». Explica:
Esto es lo que Di-s les estaba diciendo: «Si los idólatras vienen a vosotros y os preguntan: «¿Por qué hacéis el día del Shabat en este día?», les diréis: «Mirad, el maná no cae en el Shabat».
Durante los siguientes 40 años tuvimos un recordatorio semanal del Shabat cada vez que el maná no caía. Desde entonces, hemos seguido llevando la cuenta y seguiremos haciéndolo por el resto de los tiempos.
El rabino Yehuda Halevi en su clásico del siglo XII, «El Kuzari», señala una fuente anterior para la semana universalmente aceptada. Señala el hecho sorprendente de que la gran mayoría del mundo mantiene una semana de siete días, lo que demuestra que debe ser una costumbre muy antigua. ¿Cómo empezó? Cuando Adán fue expulsado del Edén el primer viernes por la tarde de la Creación, descansó ese primer Shabat. Luego contó seis días y volvió a descansar el séptimo. Desde entonces, sus descendientes en muchas partes del mundo han emulado esta práctica, viviendo sus vidas con una semana de siete días.