Considera los daños causados por ráfagas de viento de tres segundos a más de 200 mph. Más de 8.000 edificios arrasados, 161 víctimas mortales y más de 1.000 heridos, todo ello con un coste de 2.800 millones de dólares; lo que convierte al tornado que arrasó Joplin, Missouri, en mayo de 2011, no sólo en uno de los más mortíferos registrados en Estados Unidos, sino también en el más costoso.
Con el segundo tornado más costoso en Tuscaloosa, Alabama, con 2.45 mil millones y el tercero más costoso en Moore, Oklahoma, con 2.000 millones de dólares, y con los tres tornados ocurriendo en un plazo de dos años, vale la pena pensar en el impacto que los tornados pueden tener en la economía.
Consecuencias principales
- Los tornados provocan importantes pérdidas económicas que pueden clasificarse como pérdidas directas o indirectas.
- Las pérdidas directas son el resultado de la destrucción de activos y la consiguiente disminución de su valor y/o la pérdida de ingresos como consecuencia de los activos destruidos.
- Las pérdidas indirectas se refieren al impacto más amplio e incluyen la pérdida de producción y ventas, el aumento de los tiempos de desplazamiento, el aumento de los costes de transporte y la disminución de la actividad turística.
- A pesar de la devastación económica, los tornados pueden actuar como estímulo económico, a través de los esfuerzos de reconstrucción, la entrada de dinero de los seguros y los fondos de ayuda por desastre, y las mejoras en el mercado laboral.
Pérdidas directas e indirectas
El impacto de un tornado resulta en pérdidas directas e indirectas para la economía local. Las pérdidas directas son el resultado de la destrucción de bienes por el impacto inicial del tornado e incluyen la pérdida de vidas humanas, carreteras, electricidad, líneas telefónicas, cultivos, fábricas, viviendas y recursos naturales. USA Today estimó que el tornado de Joplin destruyó unos 2.000 edificios y causó daños en al menos una cuarta parte de la ciudad. Para calcular el coste de las pérdidas directas, hay que sumar el valor total de la disminución del valor de los activos perdidos o sumar el total de la pérdida de ingresos que generaron los activos perdidos.
Las pérdidas indirectas que se producen por la destrucción de activos físicos pueden ser bastante importantes. Estas pérdidas incluyen la pérdida de producción y ventas, de ingresos y de tiempo de trabajo, el aumento de los tiempos de desplazamiento, el aumento de los costes de transporte por tener que desviar las mercancías, la disminución de la actividad turística y las interrupciones de los servicios públicos. La disminución de la actividad económica también se traduce en la pérdida de ingresos fiscales y utiliza los fondos federales de ayuda por desastre para ayudar a limpiar, reparar y reemplazar los activos perdidos.
La pérdida de producción también puede dar lugar a un aumento de los precios debido a la consiguiente escasez, como cuando las refinerías se vieron afectadas por la franja de actividad de los tornados que barrieron el sur de Estados Unidos en 2011, lo que provocó el aumento de los precios del gas. Además, aunque las compañías de seguros no suelen aumentar las tarifas a causa de una sola catástrofe, el aumento de la actividad de los tornados puede provocar un aumento permanente de las primas de los seguros o una reducción de la cobertura.
Los tornados como estímulo económico
Aunque la mayoría estaría de acuerdo en que los tornados y las catástrofes naturales son una forma muy poco deseable de estímulo económico, muchos economistas han descubierto que a menudo se produce una oleada de aumento de la actividad económica. Los esfuerzos de reconstrucción se ven impulsados por la afluencia de fondos de seguros y de ayuda a la catástrofe, que pueden ayudar a reemplazar muchos de los puestos de trabajo perdidos debido al desastre inicial. Las mejoras en el mercado laboral son exactamente lo que los investigadores descubrieron tras estudiar el impacto económico del tornado de Oklahoma City en 1999.
Los nuevos puestos de trabajo y los ingresos generados no siempre permanecen en la economía local, ya que a menudo son contratistas externos los que se especializan en la limpieza y reconstrucción de desastres.
Sin embargo, este tipo de recuperación puede tener mucho que ver con el estado de la economía antes del desastre. En el caso del tornado de Oklahoma City, la economía era fuerte y, en consecuencia, había mucha confianza que ayudaba a impulsar los esfuerzos de reconstrucción. Por el contrario, el pueblo de Picher, Oklahoma, uno de los vertederos de residuos peligrosos del Superfondo de Estados Unidos, es ahora una ciudad fantasma que cesó su actividad municipal poco después de ser golpeado por un tornado EF-4 en mayo de 2008.
Además, la cantidad de puestos de trabajo creados no es necesariamente mayor que los perdidos por el tornado, y el tipo de empleo también es diferente. Aunque no es un tornado, el huracán Katrina es un ejemplo: Casi tres años después de la catástrofe inicial, se había recuperado el 99% de los puestos de trabajo, mientras que el tipo de trabajo había cambiado significativamente.
El resultado final
Los tornados son acontecimientos devastadores. Aunque principalmente tienen el potencial de ser mortales, también desarraigan el sustento de las personas al destruir sus lugares de trabajo, los alimentos que consumen y la forma en que se comunican e interactúan entre sí.
Aquellos que sobreviven a un tornado pueden ver su calidad de vida gravemente mermada por los consiguientes impactos económicos, y aunque los esfuerzos de limpieza y reposición pueden estimular la actividad económica, estos beneficios resultantes no compensarán los costes.
Aunque existen limitaciones en cuanto al grado de prevención de los daños, valdría la pena considerar estrategias para mitigar los efectos de las tormentas violentas.