Cómo afecta el sueño al cáncer

Sueño, hormonas y cáncer

Una de ellas es el cortisol, que ayuda a regular la actividad del sistema inmunitario, incluida la liberación de ciertas células «asesinas naturales» que ayudan al organismo a combatir el cáncer. Los niveles de cortisol suelen alcanzar su punto máximo al amanecer, después de horas de sueño, y disminuyen a lo largo del día.

Spiegel dice a WebMD que las trabajadoras del turno de noche, que tienen tasas más altas de cáncer de mama que las mujeres que duermen horas normales, son más propensas a tener un «ritmo de cortisol desplazado», en el que sus niveles de cortisol alcanzan un pico por la tarde. Al menos dos estudios muestran que esas mujeres suelen morir antes de cáncer de mama.

«También descubrimos que las personas que se despiertan repetidamente durante la noche también son más propensas a tener patrones anormales de cortisol», dice.

El cortisol es la llamada hormona del «estrés» que se desencadena, junto con otras, durante los momentos de ansiedad y puede desempeñar un papel en el desarrollo y el empeoramiento del cáncer y otras afecciones.

La otra hormona afectada por el sueño es la melatonina. Producida por el cerebro durante el sueño, la melatonina puede tener propiedades antioxidantes que ayudan a prevenir el daño a las células que puede conducir al cáncer.

Además, la melatonina reduce la producción de estrógeno de los ovarios. Por lo tanto, la falta de sueño conduce a una cantidad insuficiente de melatonina. Esta serie de acontecimientos puede exponer a las mujeres a altos niveles de estrógeno y puede aumentar el riesgo de cáncer de mama.

Spiegel afirma que las mujeres que trabajan por turnos y están despiertas toda la noche producen menos melatonina.

«Hay un patrón hormonal definido que se ve afectado por el sueño y que, en sí mismo, puede predecir una progresión más rápida del cáncer», dice a WebMD.

«Dormir bien por la noche es bastante sencillo, si uno se lo permite. El gran problema de los pacientes con cáncer es que se exigen demasiado a sí mismos y no se dan el tiempo suficiente para ayudar a su cuerpo a hacer frente a la enfermedad. Les preocupa agobiar a sus familias y cumplir con sus obligaciones habituales.»

Y ese es el verdadero mensaje de su estudio, en el número de octubre de Brain,Behavior and Immunity. Indica la importancia de dormir bien como uno de los varios factores mente-cuerpo que podrían influir en el resultado del cáncer.

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