La técnica del buon fresco consiste en pintar con pigmento molido en agua sobre una fina capa de mortero de cal o yeso húmedo y fresco, cuya palabra italiana es intonaco. Debido a la composición química del yeso, no se necesita un aglutinante.
Tras unas horas, el yeso reacciona con el aire en un proceso llamado carbonatación. Esta reacción química fija las partículas de pigmento en la superficie del yeso en una malla cristalina protectora conocida como costra de cal.
La ventaja del fresco Buon es su durabilidad. En cambio, en el fresco-secco, el color no se integra en la pared y tiende a desprenderse con el tiempo. La principal desventaja del Buon fresco es que debe hacerse rápidamente sin cometer errores.
El pintor enfosca y pinta sólo lo que puede completar en un día, lo que explica el término italiano para cada una de estas secciones, giornata, o un día de trabajo. El tamaño de una giornata varía en función de la complejidad de la pintura que contiene. Un rostro, por ejemplo, puede llevar un día entero, mientras que grandes áreas de cielo pueden pintarse con bastante rapidez.