Babuino

Babuinos

Los babuinos se reproducen continuamente durante todo el año, lo que supone una gran ventaja cuando los protocolos de investigación dependen de un suministro regular y consistente de embarazos o de recién nacidos. La prominente piel perineal de las hembras de babuino permite una evaluación visual diaria fiable y barata del estado de la función ovárica y de la preñez, lo que es valioso para la investigación reproductiva y la gestión de las colonias de cría.

Las hembras de babuino en cautividad suelen alcanzar la pubertad entre los 3 y los 4 años de edad (según la observación del ciclo menstrual). Las hembras tienen un ciclo menstrual regular que es físicamente visible por el tamaño y la apariencia de la piel en el área perineal, comúnmente llamada «piel del sexo» en los primates no humanos. La piel sexual se hincha y se encoge en función de los niveles de hormonas reproductivas. En un estudio no publicado de 32 hembras jóvenes, se leyeron los ciclos a partir de los 3 años de edad, utilizando el sistema de puntuación de Hendrickx y Kraemer (1969). La edad media de inicio del ciclo fue de 3,6 años (K.S. Rice, observaciones no publicadas).

La duración media del ciclo menstrual en los babuinos es de 33 días, con fases folicular y lútea, al igual que en los humanos. La correlación entre la turgencia de la piel del sexo y la ovulación está bien documentada (véase la sección «Detección de la fase del ciclo ovárico» más adelante), de modo que la determinación del inicio del ciclo menstrual en la pubertad, la producción de embarazos cronometrados en babuinos enjaulados en grupo y la identificación de las irregularidades del ciclo en el período perimenopáusico son factibles y económicas.

La endometriosis se desarrolla espontáneamente en los babuinos, al igual que en los humanos. Aunque la endometriosis no es deseable en una colonia de cría porque afecta a la fecundidad, la existencia de esta afección en los babuinos demuestra su similitud fisiológica con los humanos y, por tanto, es un modelo útil para probar agentes destinados a inhibir los crecimientos endometriales (Hendrickx, 1967; Hendrickx y Kraemer, 1969; Pauerstein et al, 1978; Stevens, 1997; Chen et al., 1998).

La lectura del ciclo se ha utilizado para producir embarazos cronometrados en babuinos durante años en la instalación con el mayor programa de cría de babuinos en cautividad del mundo, el Southwest National Primate Research Center (SNPRC), Southwest Foundation for Biomedical Research. La lectura del ciclo del babuino tres veces por semana (normalmente lunes, miércoles y viernes) produjo predicciones precisas de la concepción en dos días. La detección del embarazo se confirma mejor de forma indirecta por la falta de inflamación de la piel del sexo. Por lo tanto, es posible predecir un embarazo a partir de los 15 días (si la duración del ciclo es conocida y regular). El embarazo puede confirmarse con una ecografía, que requiere sedación pero no requiere la palpación manual del útero, que podría predisponer a la pérdida del embarazo. La confirmación del embarazo mediante ecografía también es atractiva, ya que el resultado es visible al instante, mientras que la confirmación química a partir de una muestra de sangre u orina retrasa aún más la respuesta.

El periodo de gestación de los babuinos es de unos 6 meses (Sunderland et al., 2008) y la mayoría de los babuinos dan a luz alrededor de los 185 días de gestación. La pérdida del embarazo es más probable en los primeros 90 días. Las crías viables que no necesitan cuidados de apoyo han nacido a partir de los 155 días de gestación. Los embarazos pueden prolongarse 2 semanas más allá de la fecha prevista de parto sin que se produzcan acontecimientos adversos. Ocasionalmente se observan presentaciones de nalgas, pero se han logrado partos exitosos con el giro manual del feto.

Los babuinos tienen una sola placenta discoide similar a la de los humanos. Esta similitud anatómica con los humanos es importante a la hora de medir la transferencia placentaria madre-hijo. Shearer et al. (1995) han demostrado que los babuinos, como los humanos y a diferencia de los macacos, tienen cuatro subclases de IgG (IgG 1, 2, 3 y 4). La inmunidad materna se transfiere al feto a través de las subclases de IgG, por lo que este rasgo es importante en un modelo animal utilizado para probar la eficacia de los regímenes de vacunas humanas diseñados para mejorar la transferencia placentaria de los anticuerpos maternos al feto (Ha et al., 2000a,b).

La mayoría de las crías de babuino nacen por la noche (Sunderland et al., 2008), independientemente de si están alojados en grupo o individualmente. En la mayoría de los casos, la placenta se consume inmediatamente después del parto. Por lo general, los babuinos siguen lactando mientras la cría se amamanta. El éxito de las madres sustitutas ha sido limitado (K.S. Rice, observación personal).

Los babuinos continúan ciclando regularmente durante al menos 15 años y normalmente hasta bien entrada la veintena. La documentación de un babuino hembra que alcanza la menopausia (6 meses acíclicos sin sangrado vaginal) antes de los veinte o treinta años es rara (Chen et al., 1998; Honore y Tardif, 2009).

Los babuinos machos alcanzan la pubertad, determinada por el agrandamiento testicular, entre los 5 y 6 años de edad (Beehner et al., 2009). Por lo general, los machos no se seleccionan como reproductores hasta que tienen al menos 6 o, preferiblemente, 8 años de edad, ya que para ser buenos reproductores, los machos deben mostrar autoridad para mantener la armonía social.

Los acuerdos de reproducción de los babuinos han sido descritos por Else et al. (1986) y Ha et al. (2000a,b). Los babuinos se reproducen mejor en harenes, aunque también pueden mantenerse en grupos muy grandes de varios machos y hembras con suficiente espacio. La productividad óptima se ha encontrado con grupos de cría de un solo macho y 10-15 hembras (K.S. Rice, observación personal). Los grupos de cría estables con poco movimiento de entrada y salida mantienen la estabilidad social y ayudan a minimizar la posibilidad de abortos. Un solo macho criador también tiende a mantener la armonía social entre los miembros de su grupo, de modo que el mejor éxito se consigue introduciendo las hembras en pequeños grupos en lugar de una a una. Se experimenta una buena integración introduciendo un pequeño grupo de hembras nuevas al macho y permitiéndoles socializar durante varias horas, para luego devolver el grupo principal de hembras reproductoras a la jaula del grupo. Aunque el establecimiento del rango social puede requerir algunos altercados físicos, el macho es más apto para promover la integración debido a los lazos que se establecen al introducir nuevas hembras de esta manera.

Los babuinos son predecibles en su comportamiento, generalmente tranquilos y fáciles de manejar en cautividad. Dado que los babuinos toleran bien las condiciones climáticas extremas, pueden ser alojados en instalaciones exteriores en la mayoría de los entornos. Los tipos de alojamiento de grupos grandes al aire libre utilizados para la colonia del SNPRC permiten un fácil acceso a los animales y permiten grupos sociales moderadamente grandes (hasta 20 animales) que se aproximan mucho a un entorno natural.

Cuando se inicia un nuevo grupo de cría, se permite al grupo los primeros 3 meses para aclimatarse, después de lo cual se espera una tasa de embarazo de alrededor del 80%. Las hembras que no llegan a ser reproductivas pueden ser trasladadas a otro grupo con éxito. A veces ayuda trasladar a las hembras de bajo rango o más sumisas a grupos con hembras más jóvenes.

Otros factores a controlar son la retención de la preñez, los nacimientos vivos y el éxito de la maternidad. Un fenómeno relativamente común en los grupos de harén es que una hembra más dominante «robe» la cría de otra hembra, en cuyo caso es difícil, si no imposible, que la madre recupere a su cría. Si una hembra roba el bebé de otra madre, la práctica ha sido recuperar el bebé y ponerlo de nuevo sobre la madre. Si vuelve a ocurrir y la ladrona de crías está lactando, se le permite quedarse con la cría. Las hembras se mantienen en la cría, y se permiten unas tres pérdidas de embarazos o tres muertes de crías antes de que ese babuino sea retirado de la cría. El SNPRC mantiene a los bebés con sus madres durante un mínimo de 9 meses. Según la práctica, esto parece promover el mejor entorno para producir crías que tengan un comportamiento normal.

La mejor guía para la gestión de la población de babuinos puede ser la oferta y la demanda a medio plazo. La evaluación de la demanda de animales a lo largo de un periodo de 5 a 10 años ayudará a determinar el número de animales necesarios a determinadas edades. A partir de este escenario y del conocimiento de la mortalidad (análisis de la tabla de vida) y de la reproducción (por ejemplo, edad de los animales en la primera gestación, años de máxima reproducción, diseño de grupos de cría estables), puede determinarse el tamaño óptimo de la colonia de cría. Otros factores a tener en cuenta son los periodos de recuperación para las intervenciones quirúrgicas (por ejemplo, la implantación de catéteres para los estudios de sujeción, la fectomía o la cesárea), la existencia de suficientes machos reproductores de reserva y los planes de renovación de las instalaciones que puedan afectar al espacio de cría.

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