El domingo 8 de marzo a las 2 de la madrugada, la mayoría de los estadounidenses adelantarán sus relojes una hora. Eso significa perder una hora de sueño pero añadir una hora de luz diurna a nuestras tardes.
Benjamin Franklin introdujo por primera vez la idea del horario de verano en un ensayo de 1784 titulado «Un proyecto económico». Pero el concepto moderno se atribuye a George Hudson, un entomólogo de Nueva Zelanda, que en 1895 «propuso un cambio de hora de dos horas para tener más horas de sol después del trabajo para ir a cazar bichos en verano», informa el National Geographic.
El concepto resurgió durante la Primera Guerra Mundial como una forma de ahorrar energía. La idea era que la gente pasara más tiempo en el exterior y menos en el interior con las luces encendidas por la noche y, por tanto, conservar la electricidad.
«Pero sólo se hacía durante el verano», informa Vox. «De lo contrario, los agricultores tendrían que despertarse y empezar a cultivar en la oscuridad para estar en el mismo horario que los demás».
La ley «para salvar la luz del día» fue aprobada por el Congreso en 1918. Sin embargo, después de la guerra, se dejó que los gobiernos estatales decidieran si querían continuar con el cambio de hora.
La ley resurgió durante la Segunda Guerra Mundial, pero de nuevo, después de la guerra, la decisión del cambio de hora se dejó en manos de cada estado. Algunos estados lo mantuvieron y otros lo abandonaron. El horario de verano no se convirtió oficialmente en una ley hasta 1966, bajo la Ley de Horario Uniforme. Ahora, según el Departamento de Transporte, el horario de verano reduce la delincuencia, conserva la energía e incluso salva vidas y evita lesiones de tráfico, ya que más personas viajan hacia y desde lugares durante la luz del día.
Aún así, no todo el mundo es un fan. Después de todo, «adelantarse» y perder una hora de sueño puede perjudicar la productividad de los trabajadores. Los estudios han demostrado que incluso una noche sin dormir bien puede tener efectos secundarios: Puede hacer que te sientas más hambriento de lo normal, te pone en mayor riesgo de accidentes mientras conduces y en el trabajo, puede disminuir tu concentración y puede hacerte susceptible de coger un resfriado.
Los estados pueden optar por no aplicar el horario de verano. Hawái y la mayor parte de Arizona ya lo han hecho. Otro puñado de estados han considerado o experimentado con él. Samoa Americana, Guam, Puerto Rico y las Islas Vírgenes tampoco observan el horario de verano.
No te pierdas: Esta es la razón por la que el horario de verano perjudica la productividad de los trabajadores
¿Le gusta esta historia? Suscríbete a CNBC Make It en YouTube