La dislexia es una dificultad de aprendizaje específica del lenguaje que puede afectar a las habilidades de lectura y ortografía de niños y adultos. Aunque los efectos de la dislexia son más visibles en lo que respecta al procesamiento del lenguaje escrito, no es raro que los niños con dislexia hablen tarde. Esto se debe a que un niño con dislexia puede tener una conciencia fonológica deficiente, es decir, una incapacidad para descomponer las palabras en los sonidos que las componen.
Si la dislexia coincide con una dificultad motriz como la dispraxia, la producción de los sonidos del habla puede retrasarse aún más. Los individuos con dislexia también pueden tener problemas con la secuencia de sonidos, las sustituciones y las rimas. El recuerdo de palabras puede ser problemático. Este fenómeno de la «punta de la lengua» puede llevar a que se hable mal y a que se detenga el discurso. En general, también puede causar vergüenza y ansiedad, lo que altera la fluidez del habla y, con el tiempo, puede dar lugar a una baja confianza y una baja autoestima.
Lo que es importante recordar es que las dificultades del habla causadas por la dislexia no son una indicación de baja inteligencia. También hay muchas estrategias y adaptaciones que los niños y los adultos pueden utilizar para superar los problemas de fluidez en casa, en la escuela y en el lugar de trabajo.
¿Qué es un retraso del lenguaje?
Para poder decir sus primeras palabras, los bebés necesitan familiarizarse con los sonidos que componen el lenguaje hablado. Empiezan a hacerlo incluso antes de nacer. Cuando un bebé cumple seis meses, empieza a balbucear. No hay un momento determinado para que un bebé diga su primera palabra, pero la mayoría empieza a hablar entre los 9 y los 18 meses. Sin embargo, los niños con dislexia tienden a tardar más en producir sus primeras palabras porque sus cerebros tardan más en procesar los sonidos que componen el lenguaje.
Los retrasos del lenguaje se diferencian de los trastornos del desarrollo en que los niños con retrasos siguen alcanzando los mismos hitos que sus compañeros, sólo que tardan un poco más en completar cada paso. Este suele ser el caso de un niño con dislexia. Si un bebé tarda más en oír los sonidos individuales que componen las palabras, se deduce que también tardará más en producirlas.
En ciertos casos de dislexia, la producción del habla se ve aún más inhibida por una dificultad en las habilidades motoras. Por ejemplo, no es infrecuente que la dislexia se presente junto con la dispraxia, una dificultad motora fina que afecta a la coordinación y la secuencia de los movimientos. Esto puede afectar a los músculos utilizados en la producción del habla y provocar retrasos en el lenguaje. Como los niños con dispraxia también tienen problemas de planificación, la secuenciación de los sonidos y la sintaxis también pueden verse afectadas. Más información sobre la dispraxia.
La dispraxia grave que hace ininteligible el habla puede denominarse apraxia del habla o apraxia infantil del habla. La apraxia del habla infantil rara vez se diagnostica antes de que el niño cumpla los dos años para permitir la posibilidad de que la alteración del habla esté causada por un retraso del lenguaje. Obtenga más información sobre la apraxia y cómo puede ayudar la terapia del habla y el lenguaje.
Recuerdo del lenguaje
Todos experimentamos momentos en los que estamos en medio de una conversación y de repente no podemos encontrar las palabras que queremos decir. Esto ocurre de vez en cuando en los adultos y puede deberse al cansancio o al uso poco frecuente de las palabras objetivo.
Sin embargo, muchos niños con dislexia también experimentan problemas con el recuerdo del lenguaje. No está del todo claro por qué ocurre esto y puede estar relacionado con la forma en que almacenan el lenguaje en el cerebro. Los estudios de lingüística aplicada han revelado que una forma de organizar y consultar el léxico mental es a través de los sonidos iniciales de las palabras. Por eso es posible hablar mal y decir una palabra que empieza con el mismo sonido, como campana y pelota, o una palabra que contiene sonidos similares, como cocina y pollo, pero que significa algo diferente.
Como la dislexia fonológica altera la capacidad del niño para segmentar los sonidos de las palabras, también puede repercutir en la forma en que se almacenan las palabras y se accede a ellas en el léxico mental. Los niños con dislexia pueden tener a veces dificultades para encontrar la palabra que buscan, o pueden hablar mal. Esto puede dar lugar a un discurso entrecortado y a expresiones más cortas que no expresan completamente lo que el niño quiere decir. Tenga en cuenta que el hecho de que no pueda recordar una palabra no significa que el niño la haya olvidado o que no la haya aprendido en primer lugar, sino que el acceso a esa palabra en la memoria está temporalmente interrumpido.
Procesamiento lento, memoria a corto plazo y dislexia
El tiempo de procesamiento es un término que se utiliza para referirse a la cantidad de tiempo que tarda un individuo en procesar el material recientemente aprendido y luego responder a él. Los niños con dislexia suelen necesitar más tiempo y más repeticiones del material hablado para aprender.
Además de afectar al recuerdo y al procesamiento del lenguaje, la dislexia también puede afectar a la memoria. El bucle fonológico es un mecanismo de la memoria a corto plazo que nos permite captar un fragmento de sonido y ensayarlo en el cerebro. Por ejemplo, podemos utilizar el bucle fonológico cuando queremos recordar un número de teléfono o un nombre difícil de deletrear. Nos ayuda a conservar el material en la memoria hasta que podamos desentrañarlo. Cada persona tiene una capacidad diferente para retener cadenas de material en la memoria, pero esta capacidad puede verse reducida en los niños que padecen dislexia.
Cuando la memoria a corto plazo se ve obstaculizada, puede resultar más difícil para el niño recordar y repetir el lenguaje hablado que ha encontrado recientemente. Esto puede complicar la situación de un alumno con dislexia al que se le pide que repita algo que acaba de decir el profesor. Puede ser que el niño haya estado escuchando y prestando atención pero no pueda acceder a la palabra. Sin embargo, cuanto más se repita una palabra, más fácil le resultará al alumno. Tenga en cuenta que ésta es también una de las razones por las que el aprendizaje de lenguas extranjeras puede ser un reto para un alumno con dislexia.
Otras dificultades y trastornos del habla
Puede ser difícil saber si los retrasos tempranos en la producción del lenguaje están relacionados con la dislexia o con una superposición de la dislexia con otra condición. Algunos niños pueden recibir un diagnóstico de trastorno del habla expresiva y receptiva. Esto es aún más probable cuando las dificultades de atención o el autismo también están presentes.
Un niño con un trastorno del lenguaje expresivo y/o receptivo puede tener muchos de los mismos síntomas que un retraso del habla relacionado con la dislexia, pero no superará estos problemas del habla sin intervención.
Nótese que los investigadores también han creado recientemente un nuevo término, «trastorno del desarrollo del lenguaje», para describir los problemas de procesamiento del habla y del lenguaje hablado que no pueden atribuirse a la apraxia, al autismo ni a ninguna de las afecciones cubiertas anteriormente.
Conciencia fonológica
A medida que un individuo amplía su vocabulario, el cerebro es más capaz de comprender las reglas no escritas sobre las combinaciones de fonemas y vocales permitidas en su lengua materna. Los niños también pueden aprovechar esta comprensión y hacer más explícito su conocimiento de los patrones sonoros mediante el juego lingüístico. Por ejemplo, pueden participar en juegos de palabras en los que adivinan las terminaciones de las palabras, practican la sustitución de un sonido por otro, riman y/o cantan canciones infantiles.
Pero los niños con dislexia suelen encontrar la rima y el juego lingüístico más difíciles que sus compañeros. Pueden tener más dificultades con la secuenciación de los sonidos y les puede costar dominar las canciones en las que tienen que cambiar la vocal del medio o utilizar el principio de una palabra con un nuevo final. Los trabalenguas pueden ser un reto.
A veces es útil proporcionar apoyo adicional fuera de un entorno de grupo y adoptar un enfoque multisensorial para mejorar la conciencia fonémica. Cuantas más oportunidades tenga el alumno de relacionarse con el material objetivo y más tiempo tenga para dominarlo, mayores serán las posibilidades de éxito. Puede obtener más información sobre la conciencia fonológica y las habilidades de prealfabetización en estos posts.
¿Cómo se relacionan el habla y la lectura?
La comprensión de los sonidos que componen la lengua materna se denomina conciencia fonológica. El conocimiento del lenguaje hablado es un primer paso importante para el desarrollo de las habilidades de lectura y escritura, ya que ayuda al niño a adquirir un mayor sentido de los sonidos que serán representados por las letras. Cuando un niño empieza a leer, tiene que asociar el sonido correcto con las letras individuales y las combinaciones de letras para poder pronunciar las palabras. Este aspecto de la lectura se denomina decodificación y es la forma en que todos los niños comienzan. Con el tiempo, las palabras de alta frecuencia se vuelven familiares y la lectura se vuelve más automática. Esto se conoce como lectura a primera vista.
La decodificación en la lectura puede ser especialmente complicada para los niños con dislexia debido a los problemas de conciencia fonológica. Un alumno con dislexia puede encontrar especialmente difícil la lectura en voz alta. Pueden malinterpretar las palabras, perder su lugar y experimentar altos niveles de ansiedad.
Pasar directamente a la lectura a primera vista puede ser útil, pero incluso las palabras a primera vista pueden ser difíciles de aprender para los niños con dislexia a menos que se adopte un enfoque de enseñanza adaptado a la dislexia.
5 Estrategias para niños con dislexia
Debido a que la dislexia suele estar asociada a problemas de lectura y ortografía, la mayoría de las estrategias de enseñanza están orientadas a desarrollar las habilidades de lectura y escritura. Pero hay formas de ayudar a un niño a desarrollar las habilidades de habla y lectura al mismo tiempo:
- Proporcionar oportunidades para el aprendizaje multisensorial. El aprendizaje multisensorial permite al niño ver las letras de una palabra, decir la palabra y escuchar la palabra leída en voz alta al mismo tiempo. También implica un elemento cinestésico, como el trazado de las letras con los dedos o la pulsación de una tecla, como ocurre con un programa multisensorial de mecanografía táctil como el TTRS.
- Anime al niño a seguirle en la lectura. Hay que animar al niño a decir las palabras en voz alta mientras lee. Esta forma de ensayar el lenguaje puede hacerse después de que el profesor o los padres hayan leído una línea. El acompañamiento también es una buena forma de reforzar el aprendizaje incidental de vocabulario.
- Elabore una lista de frases de relleno útiles. Estas frases pueden automatizarse para que, cuando el niño se atasque o no conozca una palabra, pueda utilizarlas para ganar tiempo y ayudar a que el discurso general sea más fluido.
- Ensaye el vocabulario de alta frecuencia. Cuanto más produzca el niño una palabra, más fácil le resultará acceder a ella en una conversación fluida. Puede crear ejercicios personalizados, hacer preguntas en la conversación o incluso utilizar tarjetas con imágenes para ejercitar una lista de palabras con las que sabe que el niño tiene dificultades.
- Juegue a mejorar la conciencia fonémica. El desarrollo de la conciencia fonémica a través de juegos de rima no sólo ayuda a la pronunciación y al habla, sino que también es importante para las habilidades de lectura.
Más información
Leer y deletrear con el teclado
Cuando un niño con dislexia tiene dificultades para hablar, leer y deletrear, puede ser desmotivador y perjudicial para su rendimiento escolar. Esto se debe a que, mientras que un niño con problemas de escritura puede presentar un informe oral en lugar de uno escrito, cuando existen dificultades en el habla, esto ya no es una opción. Esto dificulta la evaluación del aprendizaje por parte de los profesores y también puede hacer que el niño tenga una baja autoestima.
Una solución que los padres pueden probar para los niños mayores de 6 años es introducir clases de mecanografía. La mecanografía táctil enseñada de forma multisensorial puede ayudar a los niños a mejorar la fluidez en el habla y en la lectura y a ser más fuertes en la ortografía. Cuando se permite que un niño con dislexia aprenda a su propio ritmo, también puede aumentar su confianza.
¿Cómo ayuda la mecanografía a los alumnos con dislexia? La mecanografía convierte la producción del lenguaje en una serie de movimientos automatizados y codificados por los músculos de los dedos.
Touch-type Read and Spell lleva 26 años ayudando a los alumnos disléxicos a adquirir habilidades de mecanografía y a mejorar sus capacidades de lectura, ortografía y habla. Adopta un enfoque basado en Orton-Gillingham que combina el aprendizaje multisensorial con un programa estructurado de fonética.