Las relaciones modernas son una auténtica locura. Analizamos y agonizamos sobre ellas. Recorremos Internet en busca de ellas. Escribimos sobre ellas. Intentamos en vano darles sentido. Corremos hacia ellos y nos alejamos de ellos. Y quizás, sobre todo, tenemos un montón de expectativas sobre ellas.
Durante años, he absorbido lo que he visto en las películas y lo que he oído sobre cómo deberían ser las relaciones felices. Combinado con mis inseguridades, mi soledad y mi casi incapacidad para darme a mí misma el amor que creo que merezco de los demás, siempre me creo mentalmente una serie de expectativas que casi no me doy cuenta de que estoy cargando hasta que es demasiado tarde. Pero también sé que no soy la única que las tiene.
El tiempo y la experiencia me han ayudado a desmentir la mayoría de ellas, y espero que sirvan de recordatorio para todos los románticos malhumorados del mundo.
Lo que solemos esperar: Un flujo cálido y constante de validación
Lo que deberíamos esperar en cambio: Honestidad
Ser colmado de afecto y elogios es maravilloso y debería esperarse en una medida razonable (porque mereces ser adorado), pero no es tarea de tu pareja hacerte sentir digno. Es el tuyo. Aunque ocasionalmente pueda provocar incomodidad y conflictos, una pareja honesta es mucho más gratificante que una pareja que se limita a decirte lo que quieres oír con tal de mantener la paz.
Elige a alguien que te llame la atención por tus tonterías. Elige a alguien que te desafíe. Elige a alguien que anhele una comunicación honesta en lugar de tópicos superficiales y fáciles de digerir. Todos deberíamos estar con alguien que nos ayude a transformarnos en la mejor persona que podemos ser, no con alguien que nos diga que somos perfectos tal y como somos. Nadie lo es. Eres muy bueno, pero siempre puedes mejorar. Estate con alguien que no tenga miedo de decírtelo.
Lo que solemos esperar: Comunicación constante
Lo que deberíamos esperar en cambio: Independencia
Los mensajes de buenos días y buenas noches con conversaciones maratonianas de por medio son encantadores, especialmente durante las primeras etapas de una relación. Pero es importante mantener una vida productiva y enriquecedora fuera de ella. Si tu pareja no se comunica contigo casi cada segundo de cada día, no significa que no le importe. Simplemente significa que tiene una vida, y tú eres simplemente una parte de ella. La comunicación frecuente es necesaria en cierto sentido, pero la comunicación constante no lo es. Si hablar con su pareja le ocupa la mayor parte de su tiempo cada día, pregúntese a qué podría dedicar ese exceso de tiempo y energía.
Lo que tendemos a esperar: Relativa falta de esfuerzo
Lo que deberíamos esperar en su lugar: Trabajo duro
Ninguna relación debería sentirse como una batalla cuesta arriba, pero sí puedes esperar que te cueste trabajo y dedicación. Las personas cambian y los obstáculos se presentan. Si quieres una relación exitosa, tienes que trabajar por ella de la misma manera que trabajas por todo lo demás en tu vida. Y la mayor parte de ese trabajo recaerá sobre ti mismo.
Lo que solemos esperar: Una sensación de comprensión al borde de lo espiritual
Lo que deberíamos esperar en cambio: Sorpresas
Podrías pasar 50 años con una persona y seguir sin conocerla. No importa cuántos rasgos hayas descubierto y cuántas capas hayas pelado, siempre habrá más que aprender. Depende de ti decidir si esta verdad es inspiradora o paralizante. Es una noción romántica suponer que conocemos a nuestras parejas mejor de lo que ellas se conocen a sí mismas, pero eso es justificadamente imposible. Espere sorpresas. Algunas serán buenas y otras malas, pero el amor consiste en aprender a aceptar ambas.
Lo que solemos esperar: Un príncipe/princesa
Lo que deberíamos esperar en cambio: Un ser humano con defectos
Las gafas de color de rosa siempre se caen. No importa lo maravillosa que pueda parecer una persona, al final te decepcionará, a veces mucho y de formas que parecen imperdonables en ese momento. Así que espera muchos defectos, pero aprende a amarlos de todos modos. Los defectos son una parte inevitable de todo paquete humano. Es tu trabajo averiguar con qué puedes vivir.
Lo que tendemos a esperar: Grandes gestos
Lo que deberíamos esperar en cambio: Pequeños gestos
La vida no es una película de Disney o de Hallmark. No esperes campanas, silbatos, flores, grandes disculpas y propuestas de matrimonio. Esas cosas ocurren, claro, pero no son la norma. Si esperas que tu pareja grite su amor a los cuatro vientos o que vaya más allá para impresionarte, te sentirás decepcionado y ellos se sentirán presionados. Los pequeños detalles son los que realmente cuentan: las palabras de ánimo antes de la gran entrevista de trabajo, el beso matutino en la frente, la mirada que os dirigís el uno al otro cuando nadie entiende vuestro chiste interno. Estos pequeños momentos pueden ser mágicos si estás dispuesto a notarlos.
Lo que solemos esperar: Fuegos artificiales
Lo que deberíamos esperar en cambio: Una combustión lenta
No creo en el amor a primera vista ni en los mensajes divinos del universo de que has encontrado a tu alma gemela. El amor rara vez te golpea como un rayo. Algunas de las mejores y más exitosas relaciones comenzaron lentamente y con poca o ninguna expectativa. Un ardor lento y constante es mucho más romántico que algo que te golpea de golpe. Y honestamente, ¿dónde está la diversión en eso?
Lo que tendemos a esperar: Amor para siempre
Lo que deberíamos esperar en cambio: El amor de ahora mismo
Nada dura para siempre. Incluso si tienes la enorme suerte de casarte con tu pareja y pasar años y años con ella, uno de los dos acabará muriendo y dejando al otro atrás. La impermanencia es inminente, pase lo que pase. En lugar de querer y esperar un amor que dure para siempre, abraza el amor que tienes en este momento. Al fin y al cabo, este momento es lo único que te pertenece de verdad.