Hay que ser muy mujer para conseguir que un hombre renuncie al trono inglés sólo para casarse con ella, pero la socialité estadounidense Wallis Simpson, divorciada en dos ocasiones, consiguió esa misma hazaña en 1936 cuando se casó con el rey Eduardo VIII. He aquí cinco cosas que quizá no sepan sobre la mujer por la que Eduardo abdicó del trono.
1. FUE LA PRIMERA «MUJER DEL AÑO»
En 1936, Time honró el gran golpe de Wallis Simpson al conseguir que Eduardo abdicara de su trono nombrándola «Mujer del Año», la primera vez que la revista concedía su premio «Hombre del Año» a una mujer. Tampoco se escabulló de un campo de holgazanes para conseguir el honor; los otros finalistas incluían a FDR, Mussolini, Eugene O’Neill, Chiang Kai-shek, el primer ministro británico Stanley Baldwin, Lou Gehrig, Jesse Owens y Margaret Mitchell.
¿Por qué la revista eligió honrar a Wallis Simpson por encima de tantas personas que cambiaron el curso de la historia del siglo XX? Según Time, «en un solo año, 1936, se convirtió en la persona de la que más se ha hablado, sobre la que más se ha escrito, sobre la que más se ha escrito y sobre la que más se ha interesado. En estos aspectos, ninguna mujer de la historia ha igualado a la Sra. Simpson, ya que no existían ni la prensa ni la radio para difundir las noticias mundiales que ella hizo».
2. SU TARTA DE BODA SE VENDIÓ POR MUCHO DINERO EN 1998.
¿Recuerdan el episodio de Seinfeld en el que el ficticio J. Peterman compró un trozo de la tarta de boda de Edward y Wallis, de 60 años de antigüedad, por 29.000 dólares? Esa pequeña peculiaridad no salió de la cabeza de Jerry Seinfeld: ocurrió de verdad.
En 1997, Sotheby’s celebró una gran subasta de los efectos personales del duque y la duquesa, entre los que se encontraba un trozo de tarta en una caja marcada como «Un trozo de nuestra tarta de boda WE 3-VI-37.» (El «WE» significaba «Wallis y Eduardo»)
Sotheby’s esperaba que la curiosidad de la tarta se vendiera entre 500 y 1000 dólares. Sin embargo, la puja por el trozo de tarta se animó rápidamente, y al final el matrimonio californiano Benjamin y Amanda Yim desembolsó 29.000 dólares por este producto de pastelería bien envejecido. Benjamin Yim explicó su compra diciendo: «Es casi inimaginable que exista un artículo así. Es algo totalmente surrealista. Representa el epítome de un gran romance».
3. LE GUSTARON LOS CARRITOS.
Los Duques poseían una manada de carlinos con grandes nombres: Disraeli, Davey Crockett, Black Diamond, Imp, Trooper y Ginseng. Pero a Wallis no sólo le gustaban los carlinos vivos; también tenía 11 almohadas con forma de carlino dispuestas a los pies de su cama. Las almohadas eran réplicas de un punto de aguja realizado por la actriz Sylvia Sidney, y se vendieron por 13.800 dólares tras la muerte de la duquesa.
Al menos una anécdota graciosa surgió del amor de toda la vida de la duquesa por los carlinos. El famoso fotógrafo Richard Avedon tuvo la oportunidad de fotografiar a Edward y Wallis durante una estancia en 1957 en el Waldorf Astoria. Avedon no quería hacer otra foto anodina y vigilada de miembros sonrientes de la familia real, así que se puso creativo. Tras recordar que la pareja era amante de los perros, contó una larga y triste historia sobre cómo un taxi atropelló a un cachorro. Entonces tomó la foto justo cuando sus rostros parecían más preocupados. La foto, que ahora cuelga en la National Portrait Gallery, es uno de los trabajos más memorables de Avedon.
4. SE QUEDÓ EN LA SALA DE INVITADOS DE HITLER.
Wallis y Eduardo se enfrentaron al resto de la realeza (y a gran parte del gobierno británico) durante la Segunda Guerra Mundial. El duque y la duquesa de Windsor hicieron un viaje de alto nivel a la Alemania nazi durante 1937 para ver cómo vivía el pueblo alemán bajo el régimen de Hitler; incluso se alojaron con el Führer como sus invitados personales. Cuando las tensiones estallaron durante los primeros días de la Segunda Guerra Mundial, se decía que la pareja seguía entreteniendo a amigos fascistas en su casa francesa.
Otros pensaban que los nazis estaban recabando información sobre las defensas francesas de la duquesa de labios sueltos. Algunos de los rumores eran bastante calientes: Se especulaba con que el ministro de Asuntos Exteriores alemán, Joachim von Ribbentrop, había sido amante de Wallis a mediados de la década de 1930 y le enviaba 17 claveles al día como recordatorio de las veces que se habían acostado juntos.
La comunidad de inteligencia británica estaba tan preocupada por la posibilidad de que Wallis y Edward simpatizaran con los nazis que decidieron dar un golpe preventivo contra cualquier filtración futura. Edward recibió una nueva asignación: la gobernación de las Bahamas, de relativamente bajo riesgo. La pareja pasó allí cinco años en un exilio similar al de Napoleón. Wallis odiaba la vida en las Bahamas y hacía frecuentes viajes de compras a Estados Unidos, lo que irritaba a muchos ciudadanos británicos que tenían que lidiar con un severo racionamiento y continuos apagones.
5. MADONNA QUIERE INTERPRETARLA.
En febrero de 2009, la prensa británica empezó a rumorear que Madonna quería hacer un musical sobre la vida de Wallis Simpson e interpretar el papel protagonista. Fuentes cercanas a la cantante informaron de que Madonna se sentía muy identificada con Simpson tras su divorcio del director Guy Ritchie. Al parecer, Madonna se identifica con la idea de que una estadounidense burlada por los tabloides se case con una institución británica, pero el proyecto aún no está en producción.